EL TERCER SEXO.
No hay solo dos sexos, hay tres:
hombre, mujer y hermafrodita.
Como no hay solo dos géneros,
sino tres: masculino, femenino y neutro.
Pero parece que tenemos fijación
con el dos. De modo que en materia de sexos hay hombres y mujeres, entre los
hombres algunos son afeminados y entre las mujeres las hay machotas. Pero
hombres y mujeres, al fin y al cabo.
Para los hombres afeminados el paradigma es ser mujer, y algunos logran un gran parecido y se declaran por fin
mujeres. Y entre las mujeres masculinizadas lo mismo.
Y yo me pregunto ¿por qué no se
le da carta de naturaleza al hermafroditismo?
Creo recordar que la famosa
presentadora de televisión Anne Igartiburu se declaró alguna vez hermafrodita,
pero se tiene por mujer.
En cuanto a los géneros la confusión
es aún mayor, si cabe. Porque en la lengua española el género neutro está soterrado
bajo la forma masculina. De modo que el artículo neutro "lo" apenas si
se usa. Y en cualquier caso es "lo", no "la" ni algo
distinto de lo y de la. Y es que el género verdaderamente neutro es el
"género no marcado" que tiene la misma forma que el masculino. De
modo que si se habla de alumnado, por ejemplo, se dice "los alumnos de
esta clase" y con ello se alude tanto chicos como a chicas. Y si se quiere
distinguir a las chicas solo, se dice "las alumnas de esta clase"
empleando un "género marcado". Lo malo es cuando se quiere distinguir
a los varones ¡que no hay modo!. Porque no hay género marcado para
varones. Ahí hay una veta victimista, a la que ningún varón acude ¡porque es
muy complicado de explicar!
Me dice mi amigo Felipe Martínez,
que es muy de fiar, que cuando se topan con un recién nacido con atributos
sexuales masculinos y femeninos el dilema lo resuelve el cirujano siguiendo la
indicación de los padres ¡mal hecho! Aunque seguramente obren con la mejor de
las intenciones, pero ya se sabe: "de buenas intenciones está empedrado el
infierno".
Parece que importa mucho el sexo
de la gente, es lo primero que figura en la filiación. Pero no es algo indudable ¡Pues estaría clarísimo si no se guardaran con tanto celo los atributos!
Tendría que estar al descubierto la zona de la bragueta ¡Pero no! A ver si les
va a parecer que la tengo muy corta dirían unos. O demasiado grande, dirían
otras...
Se recurre a rasgos secundarios,
que son de más equívocos. Y sobre todo se recurre a la ropa, al pelado y al
maquillaje ¡Y allí es donde se puede dar gato por liebre y liebre por gato con
la mayor facilidad.
Yo no digo que la cosa esté mal, ni
que esté bien. Lo que digo es que si hay tres ¡por qué empeñarse en que solo hay dos!
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