SIEMPRE ES HOY.
Habréis observado que siempre es
hoy.
Que siempre es ahora.
Que nunca es ayer. Y que nunca es
mañana.
Que nunca es antes y que nunca es
después.
Lo que pasa es que andamos
resolviendo asuntos que se plantearon antes y que se resolverán después.
Decimos por la noche antes de
acostarnos: "Bueno, eso para mañana" Y nos levantamos en la mañana
siguiente, en el previsto mañana ¡Pero cuál será nuestra sorpresa cuando
descubrimos que no es mañana! ¡Que es hoy!
Pues entonces por qué andamos
como puta por rastrojo obsesionados con el futuro y con el pasado ¡si no
existen! No existen ahora. Luego no existen. ni han existido nunca ni existirán, porque
cuando existió ese tiempo que llamamos pasado era presente y cuando llegue a
existir lo que llamamos futuro también será presente. Fueron y serán hoy y
ahora.
Luego ¿por qué someter la
realidad a un patrón irreal?
¡Es que siempre estamos igual! Se
condiciona la vida en este mundo presente por la incierta supervivencia en un
mundo celestial ¡Y se llega a matar por eso!
De lo que tenemos que preocuparnos
es de tener un hoy vivible, por lo menos. Y confortable a ser posible.
Y ¡nada de estar acojonados por
la muerte! Que nadie va a pasar por el mal trago
de verse muerto.
Nuestro objetivo no puede ser otro que
gozar de invulnerabilidad.
Porque la vulnerabilidad acecha y
no nos puede coger con el pie cambiado.
Y no plantearnos metas
inalcanzables.
Que, como su nombre indica, no se
pueden alcanzar.
Dicho de otro modo:
¡De pendejadas nada monada!
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