Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

sábado, 7 de mayo de 2016

Síndrome de Babel.

LEER LOS CUADROS.

Eso de leer los cuadros parece una expresión metafórica de mirar las pinturas y descifrar sus arcanos mensajes.

Pues en el caso al que me refiero no es eso, sino que hay que leerlos, como el que lee los anuncios que se encuentra por la calle.

Es lo que le pasa a uno si va a ver la exposición de Rémy Zaugg en el Palacio de Velázquez del Retiro.

La exposición está bien. Muy bien. Aunque a mí no me ha vuelto loco.

Es una obra conceptual en la que el autor se comió el coco profusamente y se lo curró de lo lindo. En unos cuadros imprimió textos que en algunos borró parcial o totalmente. Pintados en unos exquisitos tonos de color beige, y en otras ocasiones son textos de vivos colores impecablemente serigrafiados sobre impolutos soportes de aluminio pintados a pistola en vivísimos colores.

Pero claro ¡hay que leerlos! Y si están, como están, escritos en alemán o en ingles ¡pues es que no me entero!

Bien es verdad que la traducción está en las cartelas ¡pero es que no me gusta leer cartelas!

Como unos cuadros celestes, parecidos a los de Spaletti ¡con unos sospechosos cantos de colorines! y uno de ellos en un blanco hueso. Si te lees la cartela te enteras de que se trata de "cuadros encontrados, alisados y pintados homogéneamente" y el blanco está pintado con pintura de imprimación.

Una vez vi en una exposición del Reina Sofía a una niña que corría de cartela en cartela tomando notas. Tarea que le facilitaba el calzonazos de su padre (eso lo supongo yo). Como también supongo que ese extraño comportamiento estaría motivado por el encargo que le hieran en clase de hacer un trabajo ¡Horrible! Ni esa niña ni su (supuesto) padre vieron ni un solo cuadro.

Cuando yo era profesor de jovencitos les ponía dieces a los alumnos que visitaran las exposiciones que yo les indicaba. Y si iban con su padre ¡Dos dieces!

¿Tenemos que hacer un trabajo?

¡No!

¿Qué tenemos que hacer?

¡Pues mirar los cuadros atentamente y rezar un Ave María en cada uno de ellos!

¿Un Ave María?

O un credo ¿No habéis oído hablar de lo milagroso que es rezar? Rezas un credo mientras hierves un huevo y sale un perfecto huevo pasado por agua ¡Con los cuadros igual! los miras un rato y te enteras de lo que te tienes que enterar.


Pero si para enterarte de lo que hay en un cuadro lo tienes que leer, se restringe mucho la proverbial universalidad de la pintura. Si además te tienes que leer la cartela ¡Algo está funcionando mal!


2 comentarios:

Angelarcardona dijo...

Hola Tomás, tiempo que no te leo, hoy, veré si leo todo lo atrasado.
Pues muy bien, yo no leo la cartela, veo los cuadros y ya está. Si acaso, recojo el papel y luego lo leo en casa, pero no siempre.

A veces voy con amigas, que antes de mirar el cuadro, leen todo lo escrito en paredes y papel. Para cuando deciden mirar los cuadros, yo ya los he visto. Si me han gustado, los miro de nuevo y si no, leo por ver si me he perdido algo.

Beso,
Ángela

saltes. dijo...

Ahora tienden a q te mates a leer para entender algo, y lo q entiendes es q es una tontería lees en la paredes, es mejor leer en libros cómodamente en casita.