MISOGINIA.
No soy feminista, y mucho menos
machista.
No soy feminista porque no milito
en el feminismo. Y mucho menos machista, porque estos defienden el predominio
de los hombres sobre las mujeres y no encuentro eso ni justo ni razonable.
Además tengo dos hijas, por lo que estoy en contra que se coarten los derechos de las mujeres.
Es evidente que los humanos somos
masculinos, femeninos y también, más o menos, neutros. Rasgos muy influyentes
en algunos aspectos de la vida. Y poco o nada en otros, diría que en
ninguno de los de importancia general.
Es cierto que ser hombre, mujer o
intermedio constituye culturas. Hay una cultura masculina, una cultura femenina
y culturas neutras, depende de la variedad. Y eso, mientras no se haga daño a
nadie, es respetable.
Se habla de igualdad. Así, a
pelo, no hay tal, puesto que son grupos diferentes. Pero si se entiende por igualdad
la igualdad de derechos básicos, entonces sí.
Lo que no estaría de acuerdo es
en el derecho al despotismo femenino, dado que existe el despotismo masculino
¡Nadie tiene derecho a ser déspota!
La igualdad entre hombres y mujeres en los puestos de más
alta dirección en las empresas y en el estado es algo que tendría que caer por su peso. En cuanto a privilegios ¡para nadie!
Creo que en esta sociedad hay que
ocupar todos los cargos y desempeñar todos los papeles, desde los más altos a
los más bajos, pasando por los intermedios. Pero creo que hay que ocuparlos
calderonianamente: "Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando".
Creo firmemente que todos somos igual de corrientes, y, paradójicamente, es corriente que unos tengan habilidades que otros no tienen. Por lo que está al alcance de la gente corriente hacer todo lo necesario para organizarse eficazmente, incluidas proezas.
Creo firmemente que todos somos igual de corrientes, y, paradójicamente, es corriente que unos tengan habilidades que otros no tienen. Por lo que está al alcance de la gente corriente hacer todo lo necesario para organizarse eficazmente, incluidas proezas.
Se ven a tipos con chisteras y
parecen más altos, o en pedestales ¡Pero no es así! veíamos a Rato rozándole la
cabeza la más alta bóveda de nuestra sociedad. O a Blesa, cazando fieras en
África. Pero luego ha resultado que no son tan guais. Todo lo contrario, son comparables al electricista
de la catedral de Santiago, o a rateros que se apropian del dinero ajeno depositado en la caja o
en el banco ¡No
necesitaron palanquetas, ni ganzúas, ni pasamontañas, ni armas! Porque robaban desde dentro, Desde los despachos de dirección. Cuando estaban obligados a guardar y a proteger esos bienes ajenos y no apropiarse de ellos.
Que en el esperanzador gobierno
griego no haya ninguna mujer no me parece algo indudablemente injusto. Si el
presidente no encontró a ninguna mujer que le viniera bien como ministro ¡pues
qué iba a hacer!
Injusto no, lo encuentro extraño. Dado que para ser ministro
no es indispensable la polla, ni tener chichi es un obstáculo insalvable¡¿Qué pasa en Grecia?! ¿Cómo se ha alejado tanto a las mujeres del
entrenamiento necesario para ser ministro? ¿O es que son unos machistas?
Puestos a arreglar entuertos ese
es fundamental. No se puede tener a la mitad de la flota en el dique seco.
¡Qué fue de Palas Atenea!
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