BOMBA DE RELOJERÍA.
Me estoy leyendo "El corazón de las tinieblas".
No el de Conrad sino el de Jeremiah P. Ostriker y Simon Mitton, cuyo subtítulo
es "Materia y energía oscuras: los
misterios del Universo invisible".
Ya en su día me leí "Los tres primeros minutos del
Universo" . Y como me olí que este sería una puesta a punto de aquel,
pues estoy en la ardua tarea de empaparme de un tema tan duro y tan confuso.
Ya lo dice en la introducción,
que no se trata de una demostración científica en toda regla, pero hace como si
lo fuera. Y claro es algo que te tragas o que no te tragas pero que no se puede
discutir. Porque no tenemos en casa un telescopio de 10 metros de diámetro ¡y
aunque lo tuviéramos! Lo que quiero decir es que esto se parece bastante a un
dogma de fe. Aunque no quieren que lo parezca. Y cuya veracidad no es posible
que la contraste uno de los de a pie. Pero lo que sí puede apreciar cualquiera
que lea el libro es la contundencia de los argumentos. Y, francamente, no me
parecen muy contundentes, porque presentan muchos puntos oscuros o débiles.
Y lo que más me escama de todo es
que parece que hay una hipótesis no declarada, una hipótesis creacionista.
A mi vez también tengo una
hipótesis: que nos quieren colar que el mundo ha sido creado. Por un Creador,
naturalmente.
Dicen que hubo un punto cero
(también se habla de "menos algo") en el que tras una enorme
explosión quedó creado el mundo ¡pero no podemos contemplar semejante cosa! aunque
dicen que si podemos contemplar el eco "fósil" de tamaña explosión.
Porque el Universo es, entre otras cosas, una máquina del tiempo. De modo que
cuanto más lejos miremos más antiguo vemos ¡Y en lo más remoto vemos los
rescoldos de la explosión primigenia! ¡3 grados Kelvin, donde no habría ninguno
de no haber habido tal explosión! (una temperatura de -270º C cuando lo
que cabría esperar es que fuera de -273).
Lo malo es que hay un problema
científico de primer orden por resolver: han conseguido descubrir la coherencia
entre casi todas las clases de energía: eléctrica, magnética, y las nucleares
fuerzas fuerte y débil ¡pero no la coherencia de estas cuatro energías con la
gravedad!
Y como el dinamismo universal
está motivado por la expansión del BIG BANG que resulta frenado por la gravedad
de la masa universal, pues la persistencia de dicho problema no deja de ser un inconveniente.
Por otra parte dicen haber
logrado "pesar" el Universo, conocer su masa ¡Y esa masa es
insuficiente para explicar el fenómeno en los términos en que está planteado!
En su día Einstein tuvo que
introducir una constante ad hoc (sacada de la manga) para explicar su teoría
universal. Y actualmente han introducido una "materia oscura" para
conseguir el sobrepeso necesario, para explicar la nueva teoría. Lo malo que
esa "materia oscura" es muchísimo mayor que la visible. Del orden del
90 % sería oscura y tan solo el 10% sería visible. Y la andan buscándola como
locos.
¿Todas estas cavilaciones han
supuesto una pérdida de tiempo? Pues no. Porque han servido, entre otras cosas,
para desarrollar primero la bomba atómica, cruel argumento disuasorio americano
de la expansión nipona, y después la bomba de hidrógeno, verdadero big bang en
miniatura, cuyas excelencias bélicas, afortunadamente, aún están en el tintero.
No entiendo el interés científico
por saber cómo y cuándo se originó el Universo. El caso es que el Universo existe,
y parece que desde hace mucho y que la cosa va para largo. Eso, me
parece, debería bastar. Pero, evidentemente, no basta. A mí este asunto siempre
me ha parecido que despide un cierto tufillo eclesiástico. Porque el origen
viene a ser sinónimo de la creación ¿o no?
Y este libro es muy revelador en
este aspecto porque desvela que el primero que habló de Big Bang, o lo que más
tarde se llamaría así ¡fue un cura! El astrónomo belga George Lamâitre.
En este libro se habla
ampliamente del origen del mundo pero no de Quien lo originara o muy escasamente
¡Pero es que no hace falta! Ya nos lo decían cuando éramos niños en los preceptivos
"Ejercicios Espirituales" donde repetían machaconamente aquella
cancioncilla:
Tic, tac
Tic, tac
El reloj lo hizo el
relojero
y el mundo lo hizo
Dios
Tic, tac
Tic, tac
No hay reloj sin
relojero
ni mundo sin Creador
Tic, tac
Tic, tac.
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