FLOR DE ASTUDILLO.
Hace unos días estuve en Támara
de Campos restaurando unas esculturas mías que están en el hotel rural San
Hipólito de ese pueblo y me faltaba pintura amarilla.
Y ahora ¿qué hacemos? porque
Támara es un pueblo tan pequeño que carece de tiendas.
Pues vamos a Astudillo, que es la
"capital" de la comarca, a la tienda de Flori (Flor).
Y efectivamente en la tienda de
Flori hay de todo, y naturalmente pintura amarilla de varios tonos.
Como le habían informado a Flori
de la finalidad de esa pintura dio por cierto que yo soy un artista. En tales
circunstancias parecía lo indicado que ella confesara que también lo es.
Lo mío no son la artes plásticas,
sino la poesía. Hago poemas de vez en cuando.
Jacobo, que es como se llama
quien me había conducido hasta allí, no tenía de eso la menor idea, a pesar de
que la conocía desde hacía muchos años.
¿Publicas tus poesías? le
pregunté.
No. Ni las voy a publicar
mientras viva. Encargué a mi hijo que las publique cuando haya muerto.
Pero ¿por qué?
Porque, por ejemplo, si hago una
poesía a Jacobo a lo mejor no quiere que se lea...
Pienso que en los pueblos todo se
sabe, y si los retratados poéticamente no estuvieran conformes con los retratos, como se correría la voz, surgirían desavenencias.
Y no tendrá ganas Flori de soportar
presiones ni malas caras. Y está claro que la muerte es un buen resguardo para
tales inconvenientes.
No obstante insistí:
Puedes hacer un blog y
publicarlas.
¡Si ya lo tengo! Pero no quiero
que se publiquen mientras viva, remachó.
Inevitablemente la conversación se
deslizó por la pendiente escatológica.
Pues a mí la muerte no me asusta,
dijo, pero al trance de morir si que me produce un poco de reparo.
Pues parece que no es malo, le digo.
¿Cómo van a saberlo? Eso no puede
haberlo experimentado nadie y luego contarlo.
Pues sí. Todos los que ha sido
reanimados.
Íbamos a continuar pero nos
interrumpió la llegada de un cliente. Y ¡claro! no era cosa de proseguir
conversación tan metafísica. Y lo dejamos ahí.
Quedé fascinado ¡Donde menos te
lo espera salta la liebre! ¡Una poeta regentando un bazar de pueblo! ¡El colmo!
3 comentarios:
Qué bueno! Parece "Doctor en Alaska"!
Sí, es doctor en Palencia. Cerca de Saldaña un agricultor, ingeniero agrónomo, tropieza con restos arqueológicos donde está labrando con el tractor y descubre una gigantesca villa romana llena de mosaicos. Ese campo ahora está precioso, verde, y hace unos meses hacía un frío polar y dentro de poco un calor infernal. Cosas maravillosas q se curran ellos solos.
Genial!
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