Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 25 de mayo de 2014

Ganar o perder ¡qué más da!


JUGAR O GANAR.

Creo que por lo general se prefiere ganar a jugar.  Y que jugar no es más que el medio indispensable para ganar.

A mí me parece lo contrario. Lo importante es jugar y las espectativas de ganar o de perder son medios auxiliares que favorecen jugar, que es lo más importante.

A mí el ganar me parece poco elegante. Ordinario, por humillante.

El ganar no es para mí un fin. Sino el medio que, como digo, incentiva a jugar.

Lo que de verdad es sabroso es jugar. Cuando el partido, o la partida, se acaba unos ganan y otros pierden. Aunque en realidad pierden todos porque se ha terminado el juego. Es como comer o como follar. Cuando se han terminado ¡se acabó lo bueno! ¿O va a ser lo bueno el cigarrito?

A veces la gente pone un gran interés en el resultado de una contienda ¿Quién ha ganado?

¡Pues qué más da! Lo importante es ver lo que estaba pasando mientras se jugaba.

Generalmente voy con el presunto perdedor, para que gane. Porque es más noticia que gane el predestinado a perder que el predestinado a ganar. Pero cuando se ha terminado el juego pierdo todo interés. Gane quien gane. Y las celebraciones monstruosas con cañones de confetis y toda la parafernalia me parecen insoportablemente aburridas.

Y lo que no puedo entender es que tras una final el que la ha perdido esté humillado y más corrido que una mona ¡Si es medalla de plata! Como Cañizares que tiró la medalla que le dieron porque quería la copa. Y nunca participan en la fiesta ¡Ridículo! lo suyo es que festejen haber llegado tan alto. Aunque los contrarios sean los triunfadores de la final ¡Sería lo deportivo! 

Lo que demuestra que el ganar y el perder pueden ser deportivos. Pero, desde luego no es nada deportivo el haber ganado o el haber perdido. Por lo que me parecen horrorosos los autobuses con el equipo en lo alto aclamado por las multitudes.

¡Los ganadores profesionales me levantan el estómago! Como sus partidarios incondicionales que son multitudes anestesiadas e inducidas por un pseudo-entusiasmo falso como el alma de Judas.

En realidad ver jugar no es tan bueno como jugar. Ver comer o ver follar no es tan bueno como hacerlo uno mismo ¿o no? El espectador es un voyerista, Es mejor ser jugador.

¡Es que llega un momento que no está uno para nada!


¡Pues sopitas y buen vino! Y no ponerse tan histérico.

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