TAOISMO.
Cada religión exige mucho a sus
secuaces. Salvo el taoísmo que no exige nada.
Seguramente el taoísmo es un
"fósil viviente" en el sentido de que se remonta al neolítico y que
ininterrumpidamente pervive, como ocurre con el chamanismo. Aunque no es
mágico. Esta religión tiene en China y en el mundo muchos menos seguidores que
el Budismo.
Por no exigir no exige ni
siquiera que se sea exclusivamente taoísta.
Tan es así que vinieron a España, hace
ya muchos años, dos curas católicos chinos, Don Pedro y Don Peter, uno a Madrid
y otro a Barcelona, especialistas en tai chí, uno de ellos aún vive, partidarios,
según me ha dicho una voz autorizada, de que para ser buen católico es
necesario ser previamente taoísta. Ergo, de ser eso cierto, de los papas para
abajo serían muy poco abundantes los buenos católicos.
No sabría decir si el taoísmo es
o no una religión atea. Mi hija Isa dice que sí tiene Dios y yo me he puesto a
releer cuidadosamente el Tao Te Ching, que es el libro principal del Taoísmo, y
no he apreciado rastro divino. Salvo que Dios sea el Cielo, que es la referencia
constante. En tal caso Dios no sería, como es lo usual, un personaje, histórico
sublimado o totalmente imaginario, sino un lugar, un sitio. Lo cual es de una
originalidad apabullante. El Cielo es para el taoísmo el plano ideal y
referencial perfecto del mundo real imperfecto. Sería en tal caso el taoísmo una suerte de panteísmo idealista.
De los varios libros taoístas que
se conservan el más importante es sin duda el mencionado Tao Te Ching que
comienza diciendo, más o menos, que el Tao no puede expresarse. Y lo que se
defina como tal no es el Tao ¡Pues estamos bien!
Lo que yo interpreto es que el
Tao, como el sabor de las gambas, por ejemplo, no se puede expresar.
Evidentemente ya te pueden decir lo que te digan de cómo saben las gambas, que
como no las hayas comido nunca todo esfuerzo explicativo es inútil. Ergo, parafraseando al Tao Te Ching, "el
sabor de las gambas no se puede explicar. Y lo que te expliquen al respecto no
es el sabor de las gambas".
Lo que creo es que el Tao Te
Ching comienza con un discurso semántico acerca de lo tratado en el libro.
Tengo varios Tao Te Ching de
distintos traductores ¡y no dicen exactamente lo mismo! Entonces ¿cuál es el
verdadero? ¡Todos y ninguno! Porque además los diversos lectores entenderán
cosas distintas aunque lean el mismo libro de un mismo traductor. Y uno mismo
entiende cosas distintas en distintas lecturas de un mismo libro.
Eso quiere decir que la verdad univoca
es un camelo. Y que a lo más que se puede aspirar es a una verdad equívoca ¡Eso
o nada!
Para ser verdadero taoísta no es
necesario acudir a templos taoístas, ni seguir las reglas marcadas por sus sacerdotes, que lo hay y tienen un rodete en lo más alto de la cabeza, porque
en otra parte del Tao Te Ching dice que basta con que una religión o un credo
se sistematice, se normalice mediante liturgias y jerarquías sacerdotales para
que se desvirtúe. Ergo para ser taoísta verdadero, paradójicamente, no se tiene
que pertenecer a la religión taoísta. Ni, desde luego, creer ni decir que se es
taoísta.
¿Qué es entonces lo propio del
taoísmo?
Actuar siempre en conformidad con la naturaleza de las cosas, llevar
el agua al propio molino sin quebrantar la tendencia natural del agua ni la del
molino. Y cuando no hay que actuar, abstenerse de hacerlo, como se dice en otro
sitio del Tao Te Ching: generalmente se
actúa adecuadamente cuando es necesario actuar, pero solo el hombre sabio
cuando no hay que actuar no actúa.
Para el taoísmo casi todo carece
de importancia, y no hay que sufrir por nada, ni por padres, ni por hijos, ni
por cónyuges que se mueran, lo cual me parece una cabronada. Y sospecho que en
el fondo es una doctrina egoísta que persigue la supervivencia como principal
objetivo.
Para mí, salvo esos rasgos de
indolente egoísmo, me parece la mejor doctrina que conozco. Por eso,
cuando estuve en China, en la ciudad de Xi'an, en un templo taoísta que hay
allí, escribí en un papel un saludo a Lao Tse
que luego eché a las brasas de gran incensario que tienen allí, como en
todos los templos.
Aquello fue un pegotillo que me tiré, porque de
sobra sabía yo que no le iba a llegar mi mensaje al mítico maestro, que, por
otra parte, parece que nunca existió,
Entonces ¿quién escribió el
libro? Pues no se sabe si fue uno solo o fueron varios, como creen algunos eruditos. Si lo escribieron de un tirón o a lo largo de siglos. Pero el
libro existe, es de los más editados de la literatura universal, barato,
delgadito, se lee enseguida ¡y es chulísimo!
2 comentarios:
Pero chulísimo!!
Es que cómo dices lo de no sufrir por nada es muy chungo, pero el tomar como principio el no sufrir está muy
bien!
Lo tengo que releer. ;)
Está fenomenal el Taoismo. En otro libro, el Zuang Tse dice: ¿En qué se distingue un hombre sabio de uno corriente?
Contesta:
"En nada"
¡Ojo! q no dice q no los haya cojonudos. Dice q no se distinguen por la pinta q tienen.
Y aquí no se para de sufrir el penoso espectáculo de ver capullos dándosela de guáis del Paraguay.
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