CRUZ O CROISANT.
Tengo un amigo que viene a ser politólogo del antiguo régimen que decía, lúcidamente, que jóvenes falangistas en las postrimerías del régimen se plantearon una salida al franquismo cuando el generalísimo pasara a mejor vida, llegando a la conclusión de que tendría que ser una monarquía.
En tal caso había dos opciones: al estilo "marroquí" o al estilo "europeo".
Y que al estilo "marroquí" no era plan.
Y para acceder al estilo "europeo" era condición indispensable que se instaurara una democracia a secas. O sea, que ni orgánica ni nada.
Se optó por la solución del caudillo que consistía en ignorar un peldaño en el orden dinástico, pasando del abuelo al nieto eludiendo al hijo del último rey. Y así se hizo.
Y se logró, tras dificilísimos equilibrios, una democracia perfecta para sustentar la monarquía .
Y el nuevo sistema funcionó bastante bien durante mucho tiempo.
Pero el monarca, pelín transgresor, por lo que fuere tuvo que dimitir.
En el transcurso del amasado de una fortuna propia de un monarca no se tomó la precaución de satisfacer las exigencias de la hacienda pública.
Como monarca disfrutaba de una inmunidad que era como una buena capa que todo lo tapa.
Pero al dejar de serlo se evaporó la incondicional protección.
Y anda la cosa dando tumbos
Recientemente los abogados del emérito han pedido una regulación del sector correspondiente a las negras tarjetas ¡Y se ha formado el pollo!
Cuando en realidad habría que haber aplaudido tal decisión y animarlo a regularizar toda su fortuna.
Porque es que al final, con tanto trajín y el refugio en la Península Arábiga, está resultando una monarquía más "marroquí" que "europea". En contra de las precauciones del inicio.
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