NI CONTIGO NI SIN TI.
Está claro que las comunidades
humanas necesitan líderes que les guíen.
Y que sin líderes no se apañan.
Y tan claro como eso está que con
frecuencia los líderes no sirven a las comunidades sino que se sirven de ellas
para su propio beneficio.
Antiguamente los líderes
"venían del cielo". Es decir que tenían un designio divino y no
respondían más que ante la divinidad.
Modernamente los líderes son
democráticos. Lo que quiere decir que reciben el mandato, y en consecuencia el
poder, de la voluntad popular mayoritaria expresada en comicios.
En el plano teórico son
procedimientos tan opuestos como la noche y el día...
¡En el plano teórico!
Porque en el plano de la realidad
los líderes "democráticos" se las ingenian para alcanzar el poder,
ejercerlo y disfrutar de los privilegios correspondientes tanto con votaciones
como sin ellas. Y si no, que venga dios y lo vea.
Por supuesto que los hay
democráticos con comillas y sin comillas. Pero ¿cómo distinguirlos? Y sobre
todo ¿cómo distinguirlos a tiempo?
No tengo que esforzarme en
documentar tales argumentos porque todo el mundo sabe si estoy o no en lo
cierto.
¡El timo de la estampita!
Del que no hay salida.
Porque los políticos no son de
fiar.
Y prescindir de ellos ¡es
imposible!
Encumbrar a líderes no
convencionales es un remedio peor que la enfermedad.
Habrá quienes estén de acuerdo
con eso y también quienes no lo estén.
¿Que soy pesimista?
Creo que no. Porque soy optimista
como el del chiste, que decía que a este paso terminaremos comiendo mierda.
El que es pesimista, del mismo chiste,
es el que cree que no habrá mierda para todos.
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