CERTEZA.
El Conde Duque se planteó en su
día aligerar el Imperio.
Y estuvo deshojando la margarita:
Portugal.
Cataluña.
Portugal.
Cataluña.
Portugal.
Cataluña...
Y se pronunció al final por
descartar Portugal.
¿Hizo bien?
¿Hizo mal?
¡A saber!
Eso no hay modo de saberlo.
Ni tiene sentido plantearlo
siquiera.
¿Hubiéramos ganado?
¿Hubiéramos perdido?
¡Quién sabe!
Don Gregorio, poco antes de su
óbito, se planteó esto y se preguntaba si no se habría equivocado el Conde
Duque.
¡Y le montaron el chocho!
Yo no lo planteo porque sé, como
ya he dicho, que eso es bizantinismo puro.
Es el imperio de la especulación
incierta.
Pero lo que está claro.
¡Clarísimo!
Cierto.
¡Ciertísimo!
Es que de haber prescindido de
Cataluña.
Ahora no estaríamos sufriendo el
marronazo que estamos sufriendo.
Sufriríamos otros ¿qué duda cabe?
¡Pero este no!
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