FENÓMENOS Y NÓUMENOS.
Hace ya tiempo, cuando andaba
preparando mi tesis, me pareció que tenía que recurrir a Kant. Pero claro ¡no
me atrevía! y pedí a un compañero de filosofía del instituto en el que
trabajaba entonces que me indicara un libro intermediario.
Consulté el libro ¡y no me
enteraba de nada!
Pues no me entero. Dame otro.
Me puse a leerlo ¡y tampoco!
Entonces me encaré directamente
con Don Emmanuel.
Y ¡cuál no sería mi sorpresa
cuando veo que me entero de todo y más claro que el agua!
¡Increíble pero cierto!
Bueno, el caso es que Don Emmanuel
habla de un asunto de capital importancia que no está en el léxico común: Los
fenómenos y los nóumenos.
Lo aconsejable es que os tiréis
de cabeza en La Crítica de la Razón Pura si es que no os habéis tirado ya e investiguéis.
Yo os adelanto lo que recuerdo,
pero lo suyo es que investiguéis por vuestra cuenta y riesgo.
Los fenómenos determinan la
realidad. Los fenómenos son la gente, las cosas, lo que ocurre realmente. Uno
mismo, la gente que va en el metro ¡lo que pasa realmente!
Y los nóumenos son los juicios
que hacemos sobre las cosas, sobre lo que pasa. Por ejemplo, que uno es
español, que el otro es negro, que es bajito o altísimo, etc.
Y Don Emmanuel advierte que no es
conveniente confundirse. Que no se puede confundir fenómeno con nóumeno. Porque
los fenómenos existen realmente y los nóumenos no.
Y dar carta de naturaleza y de
realidad a los nóumenos es un error garrafal que trae consecuencias
catastróficas: Que si los negros, los judíos, los cristianos, los españoles
etc. son así o asá, porque ¡no existen realmente ni los negros, ni los judíos,
ni los cristianos, ni los españoles!
Existen los individuos que se
dice de ellos que son negros, judíos, cristianos, españoles etc.
Como no existen Juan ni Tomás etc.
Esos son nóumenos que indican fenómenos. Ardides que se inventan para apañarse
uno, pero que no son reales. Los reales son los individuos designados de esas
maneras.
Si uno no consigue distinguir los
fenómenos de los nóumenos que los designan ¡va de culo!
Es difícil ¡muy difícil! no
confundirse, porque a cada cosa se le atribuyen etiquetas y lo que se manejan
son etiquetas y fácilmente se llega a creer que la realidad reside en las etiquetas
y no en las cosas ¡y eso es peligrosísimo!
El peligro acecha, porque por lo
general no manejamos cosas, realidades, sino nombres de cosas, etiquetas. O sea
no manejamos fenómenos, sino nóumenos y terminamos por creer que manejamos la
realidad, cuando manejamos fantasías. Y eso puede producir ¡y produce! terribles
daños! no solo en los nóumenos, sino en los fenómenos que son sus portadores.
¡Y eso es lo malo!
3 comentarios:
Efectivamente, una vez más, una gran lección divertidisimaaaaaaaa.
Y a veces, sólo a veces.... Voy de culo!
¡Muchas gracias pumuki corre! Y desde luego ir de culo solo a veces ¡tiene mucho mérito!
Publicar un comentario