CENTRÍFUGOS.
¡Voy de cráneo por la vida!
Soy, como creo que no se puede
ser de otro modo, partidario de la política como representación.
Es decir que en la colectividad
de una comunidad, estado, región o ciudad, estoy en contra de la intervención
directa de los individuos, porque se imponen los más osados en beneficio propio.
Y estoy a favor de la
representación. Es decir que unos se ofrecen a representar los intereses de los
ciudadanos. Y esos representantes se comprometen a defender los intereses de
sus representados en el gobierno o en la oposición.
El problema, insoluble, es que
este sistema representativo es "futurible" porque se basa en promesas
de cara al futuro.
¿Y cómo evitar esa futurabilidad?
Es imposible, por eso digo que es
un problema insoluble.
Y aquí viene el problema. Mi
problema:
Que soy centrista. Que me gusta
el centro. Un centro-izquierda. Porque no existe el centro-centro. Puede haber centro-izquierda
y centro-derecha, pero no centro-centro.
El centro izquierda no es la
izquierda, como el NO no es el N, porque si uno busca un lugar que está al NO y
camina hacia el N ¡no lo va a encontrar! Tendrá que ir al NO.
Como soy más centrista que
izquierdista me conformaría con que me representara centro-derecha...pero el
problema está en que en el centro no hay representantes ¡Porque nuestro sistema
político es centrífugo!
En su momento el PSOE de Felipe
González se declaró centrípeto. Renunciando a sus esencias marxistas. Pero el
PSOE de Pedro Sánchez se ha declarado centrífugo siguiendo las huellas de
PODEMOS de Pablo Manuel Iglesias ¿Y a dónde conduce eso? ¡A Galapagar!
Me hubiera conformado con un
centro-derecha (porque centro-derecha no es derecha) ¡Pero CIUDADANOS también
es centrífugo! Ribera se ha lanzado al asalto del PP. Ha empuñado el mástil de
la bandera nacional ¡Y allá voy!
Y ¿ahora qué hago yo?
Antes había un partido donde
podría refugiarme, se llamaba LAS PANTERAS GRISES ¡pero ya no existe!
Y aquí me tenéis ¡Naufrago en el
centro!
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