Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

sábado, 1 de agosto de 2009

Ponerse bien las pilas.

Este postnº 127 del Salterio se lo dedico a Alejandra y a Ángel, que de teoría política saben lo suyo.
ANOMALÍAS.

Yo de política entiendo más bien poco, prácticamente nada. Pero por eso precisamente echo de menos una corriente de información que llegara hacia donde estamos los que a la vez somos ignorantes y curiosos.

Recuerdo que de jovencillo en el colegio hablaba el maestro de sistemas políticos, que si monarquía, que si república, y pregunté: “y lo que hay aquí qué es”. “Pues ni monarquía ni república, es una mamarrachada”,o algo así, me contestó Don Francisco, diciendo mucho más de lo que entonces se podía decir en una clase.

En contra de lo que pudiera parecer “dictadura” no era la respuesta adecuada, por incompleta. Porque en Portugal de la época había una dictadura, pero era una república. Y en Irán una dictadura que era una monarquía. Lo que aquí había era una anomalía dictatorial.

Lo pasado, pasado. Pero es que hemos alcanzado la democracia, en forma de monarquía aceptada de modo general, hasta por los republicanos, que no suelen decir esta boca es mía. No obstante persisten las anomalías.

Que yo sepa lo estándar es que los estados, monarquías o repúblicas, sean: o centralistas, o federales, o confederales.

Un paradigmático modelo de estado centralista es el francés.

Un conocidísimo modelo de estado federal es el de los Estados Unidos.

Un modelo confederal clásico es el del Reino Unido. Y uno más reciente y próximo el de la Unión Europea.

Y España ¿qué? ¿A cuál de los tres modelos se ajusta el Estado de las Autonomías? Mucho me temo que a ninguno de los tres y volvemos a estar en una nueva anomalía. Teníamos una anomalía dictatorial y ahora tenemos una anomalía democrática ¡Pero no salimos de las anomalías!

En El País del sábado pasado venía un artículo de Antonio Elorza -que este sí que sabe de política- titulado “Confederación” *en el que decía que por el oportunismo del gobierno, de la oposición y de los jueces con competencia para impedirlo, nos estamos deslizando irresponsablemente hacia un estado confederal a la chita callando, y sin que suenen las alarmas ¡es inaudito!

Lo que observo es un oscurantismo calculado, del que todos los interesados quieren sacar ventaja. Todos los pescadores andan revolviendo el río con la esperanza de sacar las mejores piezas, y francamente es una puta vergüenza.

No me muestro partidario de ninguna opción. Si alguna vez tengo que votar, votaré lo que me parezca. De lo que soy partidario es de la claridad y de la lealtad de los servidores públicos. Que han olvidado ese rasgo fundamental, porque ahora parece que el público es el servidor.

Lo que está claro es que el nuestro ya no es un régimen centralista. Pero muchos nacionalistas aún no se han enterado. Me parece inadecuado llamar gobierno central al actual gobierno de la nación. Sería mejor llamarlo gobierno general o gobierno común. Si fuera una federación se llamaría gobierno federal.

Y como el nuestro no es un sistema centralista, ni es previsible que vuelva a serlo, quedan dos opciones: federal o confederal.

El federal es un sistema que sintoniza estados distintos para configurar un super estado común, como los EEUU. Mientras que el confederal reúne estados bajo una estructura común como la UE. Digamos que en el segundo modelo la cohesión es menor.

Lo que ocurre es que parece que hay federaciones muy confederalistas y confederaciones muy federalistas. Debe haber ejemplos para todos los gustos. De todos modos no es un tema menor, porque la Guerra Civil o de Secesión americana fue por ese motivo, los del norte querían una federación y los del sur una confederación. Y se mataron por eso, no por el rollo de los negros, que eso fue la pantalla.

Moraleja: que nos la están clavando doblada. La configuración del estado debería determinarse por procedimientos más serios que el mero chalaneo. Y lo suyo sería tratar de reducir la ignorancia que tenemos la gente, y no escudarse en ella para hacer enjuagues impunemente.
*Pinchando en la palabra en rojo sale el artículo.

10 comentarios:

AAI dijo...

Siento que mi comentario sea tan frívolo, pero a mí lo que me encanta es la lengüeta de esa bota, maestro!

Saltes dijo...

¡Maestra! ese comentario no es nada frívolo, sino q sirve para poner bien las pilas a los blogueros rollistas.

Angelarcardona dijo...

El polígono de diecisiete lados es construíble con regla y compás, pero no parece que las autonomías se estén construyendo con geometría euclidiana.
Me ha gustado la columna y comparto tu inquietud, creo que nos la están colando.
Casualmente yo vivo en un edificio de diecisiete vecinos, y el vecino que más espacio tiene ha resultado ser el más egoísta y acaparador: se ha apropiado de espacio comunal( unos diez metros).
Sin embargo no acepta pagar más cuota alegando que habría que reescriturar. Sin comentarios.
Un beso.

ángel dijo...

Tomás, en primer lugar muchas gracias por la dedicatoria. Además lo has hecho en un post con un tema de los que a mí me gustan, de los que dan juego. Aunque quizá puestos a encontrar sistemas políticos anómalos, Alejandra podría hablarnos de su México lindo y querido, que durante muchos años fue la “dictadura perfecta” con elecciones cada seis años y que tiene un partido (PRI) que es, nominalmente, revolucionario e institucional a la vez. Destaco lo de nominalmente porque está claro que en la práctica no es revolucionario. Pasa más o menos como con el PSOE en España, que le sobran la “s” y la “o” del nombre.

Pero bueno, vayamos con el tema de la anomalía española. Según lo que recuerdo de los libros de historia y de “Cuéntame”, el régimen político que dirigía el tocayo de tu profesor se autodenominaba “democracia orgánica”, aunque si lo hubieran llamado “química orgánica” hubiera dado lo mismo. En cualquier caso, eso de repúblicas, monarquías o dictaduras no tiene mucha importancia. Si vamos un poco más atrás en la historia observaremos que en la antigua Roma hubo monarquía, república e imperio, pero cuando vemos una de romanos, que diría Sabina, mandan siempre los mismos, que llevan siempre las mismas falditas y túnicas, y siempre hay malos malísimos y buenos buenísimos, como Kirk Douglas o Marlon Brando. Es decir, los sistemas de gobierno, por muchas etiquetas que se pongan, suelen ser la manifestación más o menos explícita de que el poder lo tienen unos pocos.

De hecho como muchos pensamos que la democracia liberal burguesa tiene poco que ver con un “gobierno del pueblo” me parece más adecuado el término “poliarquía” popularizado, aunque en un sentido más positivo que el mío, por Robert A. Dahl (no confundir con Roald Dahl, el de la fábrica de chocolate). Porque en las democracias actuales lo que pasa es que mandan muchas personas y estamentos (los partidos, los sindicatos, la patronal, los bancos, la Iglesia, las petroleras, etc.) y es obvio que ahora el sistema político es mucho más abierto que cuando mandaba “Paquito”, pero de ahí a que eso sea una democracia, va un trecho. Empezando por el sistema electoral, que hace que a unos partidos les regalen un 4% o 5% de escaños, mientras a otros se los roban…

Tu referencia a las anomalías españolas me recuerdan a esa famosa frase de “Spain is different” o a todos los intelectuales que en el 98 se preocupaban por la decadencia española. Yo sobre eso tengo dos opiniones: (1) España no es muy diferente a los países de su entorno, ese argumento es excesivamente simplista; (2) como buen rojeras me preocupan más las relaciones socioeconómicas entre empresarios y trabajadores que las cuestiones étnicas o nacionales. No obstante la cuestión étnica en España es también golosa, vamos con ella.

En primer lugar creo que el ejemplo paradigmático de Confederación moderna es Suiza, citado por Elorza, y no Reino Unido. Reino Unido es un estado centralista, que se lo pregunten a los irlandeses o a los escoceses, pero no tan homogéneo/homogeneizante como Francia, el paradigma centralista. En cuanto a España, algunos le han definido como estado federalizante. Lo que está claro es que España no es un estado centralista, pero, al menos en los papeles, tampoco las otras dos opciones. Como en otros temas me parece más interesante debatir las actitudes de los diferentes actores que las cuestiones nominales.

(fin de la primera parte)

ángel dijo...

(Continuación)

La primera actitud que voy a comentar es la de la derecha española, esa que en 1978 votó en contra del Título VIII de la Constitución (el de las autonomías) y ahora es la más ferviente defensora de la Constitución y los Estatutos de Autonomía. Está claro que esta gente son pescadores en río revuelto y entrar en estos debates les beneficia enormemente. De esta forma ellos pueden seguir usando su “España se rompe”. A mí personalmente me preocupan más el paro, la sanidad, la educación y las diferencias sociales que la supuesta ruptura de España. Y por eso suscribo las palabras del desaparecido Pepe Rubianes: “A mí la unidad de España me suda la polla por delante y por detrás. Se metan su España en el puto culo, que les explote dentro y les queden los huevos colgando”.

Y claro, con la derecha pescando en río revuelto, la pseudo-izquierda de este país, el P(SO)E, no puede tener un discurso propio que se aleje del populismo electoralista de la España que se rompe. Y ejemplos claros son los gobiernos de Euskadi y Navarra, donde se gobierna con la derecha por la cuestión étnica, en lugar de gobernar con formaciones con un programa social más cercano. Quizá el problema se acabaría si empezáramos por reconocer el derecho a decidir de los pueblos. Es decir, si se planteara que existen estas dos opciones para las “regiones rebeldes” (recordando ese estigma franquista que les cayó a Guipuzkoa y Bizkaya como “provincias rebeldes”): (1) ser parte de un Estado Federal (o Confederal) llamado España en el que todas las entidades tienen los mismos derechos, obligaciones y competencias; (2) ser una entidad política independiente.

Pero mientras se mantenga el status quo asimétrico, cada cierto tiempo va a haber una negociación, o chalaneo, entre las élites políticas del centro y la periferia (como la hubo en su momento con Felipe González, Aznar, Pujol…). Creo que los políticos lo tienen muy fácil: que las personas censadas en Catalunya y Euskadi decidan qué relación quieren tener con España. Si se quieren quedar (con un modelo simétrico) bien, y si no también. Supongo que los madrileños podremos seguir comiendo pintxos en el casco viejo de las ciudades vascas o una calçotada en cualquier masía catalana…

Bueno voy a terminar, porque creo que he superado en rollismo al bloguero. Solamente un pequeño comentario sobre Antonio Elorza que, aunque sabe mucho de política, me parece el arquetipo de intelectual que se dice de izquierda pero está más preocupado por los temas étnicos (y religiosos, que también con el Islam se mete el catedrático) que por las injusticias sociales. Vamos, un intelectual que le zurra a los nacionalistas periféricos y al Islam, el típico intelectual de izquierda que te encuentras en los debates de Telemadrid…

Besos y abrazos para tod@s...

PD. Tienes que pedirle a Anita que te prepare unos tamales de puerco en hoja de plátano, que ya es toda una experta…

Saltes dijo...

Ángela y Ángel ¡muchas gracias por intervenir! pero ahora no puedo decir mucho + ¡q me voy a la playa!

Ana dijo...

¡Vaya par de chorizacos que te has marcado, amigo Ángel! :-) Y con fundamento...... Y ya nadie se atreve a comentar....... :-)
Bueno, yo no tengo ni idea de política, pero como ciudadana que soy, pues también me incumbe y me inquieta.
Comentando más a la entrada de Ángel que de Saltés... Pues el sistema que tenemos ahora de democracia tampoco creo que sea ideal pero mucho mejor que lo que hemos tenido hasta ahora sí. Lo de que todo el mundo pueda votar y pueda meterse en política si quiere está bien. Creo que es necesario que existan unas personas que sepan y se dediquen a la política y que todo el mundo pueda elegir lo que mejor le parezca. Lo que pasa es que el sistema que hay ahora de capitalismo feroz no mola, pero tampoco mola que te metan otro a la fuerza, porque luego los más revolucionarios cuando llegan al poder suelen corromperse también, y al final lo que pasa es que lo ideal tan genial del gobierno del pueblo no pasa nunca. Con la anarquía al final también unos se aprovecharían de otros más débiles y tampoco funcionaría el desgobierno del pueblo. Así que lo mejor, aunque la de aquí no sea perfecta, creo que es la democracia. Pero faltan alternativas buenas. ¡Haz un partido, amigo! :-)
Lo que me parece es que la gente que se dedica a la política debería hacer bien su trabajo, como cualquier otro, y no intentárnosla colar, como dice Saltés. Así que siguiendo con la preocupación de Saltés de en qué va a quedar España. Pues a mi también lo legal me parecería que explicaran todo clarito, y que todo el mundo eligiera que tipo de sistema quiere: central, federal o confederal. Y que todas las autonomías decidiesen si quieren seguir en este país con unas reglas definidas o pirarse por su cuenta. Pero claro, luego puede votarse una cosa que a algunos, aunque sea la elección de la mayoría, no les parezca bien y se monte un gran pollo. Pero bueno, al menos todo quedaría más claro…..

Ale dijo...

Antes de empezar muchas gracias Tomás por la dedicatoria, el tema me interesa mucho y he aprendido con tus reflexiones y los comentarios que se han suscitado. Había tardado un poquito en contestar pero dicen por ahí que más vale tarde que nunca… y mira, por un lado no vino mal porque así te di chance a que regresaras de vacaciones. Por otro lado, yo me pienso un poquito más lo que voy a comentar. A ver qué sale, así es que allá vamos.

Sobre los sistemas políticos anómalos sean españoles, gringos, latinoamericanos… hablando desde el caso que más conozco, el mexicano, lo que veo, aquí coincido con Ángel, es que sobre la base del sistema político las diferencias socioeconómicas son muy importantes pero, aquí discrepo, no más que las étnicas, yo prefiero decir culturales. Yo las sitúo en el mismo nivel de importancia, es más están tan mezcladas que es difícil separarlas.

En México, lo que los nacionalismos como el catalán o el vasco son a España, allá podríamos encontrarlas reflejadas en las relaciones que tiene el Estado mexicano con los grupos indígenas, aunque no son del todo equiparables pues no están tan constituidos ni representados, ni cuentan con los medios económicos que tienen aquí. Para empezar y a modo de ejemplo, los pueblos indígenas de Chiapas hablan de autonomía y libre determinación, a mi entender algo parecido quieren los nacionalistas vascos. Algunos pueblos indígenas del Sur de México han promovido un sistema de organización civil, educativo y político paralelo al del Estado asentado en una idea de comunidad basada en mecanismos democráticos como la constitución de asambleas y elección de representantes mediante el consenso para interpelar al Estado para que se reconozcan sus derechos en la más violada de todas, la Constitución. En términos muy generales los pueblos indígenas de México quieren ser parte del Estado mexicano pero quieren ser reconocidos como ciudadanos dignos, no de segunda categoría.
(seguimos...)

Ale dijo...

(continuación...)
En referencia a la categoría de los ciudadanos y sirviéndome del tema de los mecanismos democráticos, sería discutible quienes forman parte de las asambleas, los que son más iguales a otros para ejercer sus derechos civiles y políticos pero también económicos, sociales y culturales. Me parece que es aquí donde la dimensión cultural toma importancia a la par que la socioeconómica. Pondré un ejemplo, cuando estaba naciendo el Estado mexicano, por allá por el siglo XIX se ensayaron varias formas de gobierno que si monarquía que si república centralista que si federal… se convocaron elecciones, los ciudadanos tenían que cumplir algunos requisitos para poder votar y entre ellos estaba el de ser varones mayores de edad, contar con unos recursos económicos mínimos y saber leer y escribir… Los que no cumplieron con los requisitos seguían siendo mexicanos pero de otra categoría, eran menores de edad. Desde luego eran pocos los que podían votar y los ideales de igualdad, libertad y fraternidad de la revolución francesa tan mentados en temas de modernidad política se fueron al garete y a la fecha siguen sin cumplirse en varias dimensiones: política, económica, cultural...

El derecho civil y político de poder votar estaba condicionado al goce de otros derechos los económicos, sociales y culturales como son la educación y el tener una vivienda, alimentación, trabajo… Y ambos “paquetes” de derechos son indivisibles e interdependientes.

Y concuerdo con Anita ha habido avances, si comparamos la dictadura franquista a la época actual que vive España, yo veo mejoras. En México por ejemplo en la época actual se han quitado esos requisitos para poder votar, ahora el sufragio es universal y al menos está establecido así en la constitución pero los partidos políticos que representan a una minoría acomodada y a un sistema de corrupción institucionalizado se han aprovechado de las diferencias culturales y económicas de los ciudadanos, manipulando los procesos aparentemente democráticos a su favor.

Así es que al final también en México, con un sistema político nominal de república federal (siguiendo el modelo gringo el nombre oficial del país es Estados Unidos Mexicanos aunque es más centralista que federal) los políticos también allá nos la están colando, sólo que allá la palabra central del discurso es el desarrollo, como antes lo fue el progreso y en esas andamos.

Muchos besos y hasta otra.

P.D. Hay una sátira muy divertida sobre la dictadura perfecta del PRI en México que mencionaba Ángel. Es una película mexicana del 2000, se llama "La ley de Herodes" que muestra el principio que marcaba la política del PRI en el poder (y al parecer no es muy distinta a la de los conservadores del PAN): "el que no chinga se jode".

Saltes dijo...

Ya he vuelto de la playa y me ha sentado DPM.

Ale: eres muy amable.

Por supuesto q tengo mis inquietudes y preferencia políticas porque me pasa lo q a Ana, q de política no entiendo pero se q es algo que me incumbe.

Pero no he hablado de mis preferencias sino de algo previo a todo discurso:

A: Q los sistemas importan mucho, porq tienen efectos en la justicia social y en todo lo demás.

B: que los sistemas se establecen de tres maneras posibles:

a: Por cojones.

b: Mediante engaños.

c: Democrática y racionalmente.

Y protesto de q se declare q se procede del modo c. Cuando los hechos delatan q es del modo b. Cuando no, veladamente, del modo a.