Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 1 de marzo de 2009

Lo que es, ni era, ni será.

Este post nº 105 del Salterio se lo dedico a Graciela que sabe de ceros y de otros números. ACERCA DE LA NADA.



Con la nada nos apañamos de pena. Y se expresa mal. Si decimos “es nada”, “es” dice que es y “nada” que no es ¿es o no es? Si decimos “no es nada” las dos negaciones se anulan mutuamente y decimos que es, cuando nada no es.

Por otra parte la nada es algo incómodo, molesto y amenazante, que se rehuye y que no tiene un sitio en nuestra civilización occidental, mientras que en las civilizaciones orientales detenta el protagonismo. Ya que como Dios, la nada es principio y fin de todas las cosas.

Un ejemplo del peso tan distinto que la nada tiene en oriente y occidente es que el cero, que expresa la nada como cantidad. Es un número que se incorpora a nuestras matemáticas muy tarde, en el Renacimiento, mientras que los indios ya lo usaban desde mucho antes y los árabes nos lo pusieron al alcance de la mano. Le oí al profesor Escotado que cuando nosotros no teníamos cero, los chinos tenían ocho clases de ceros ¿! Y desde luego las matemáticas sin cero están cojas.

Es perfectamente pensable que de la nada surge cuanto existe, que se mantiene durante un tiempo, para volver a la nada.

Hay una nada, respecto a la gente, que es la muerte. Que generalmente se percibe como un mal. Aunque a veces se perciba como un bien. Por otra parte, la concepción, que culmina con un nacimiento, es salir de la nada. Que suele percibirse como un bien, aunque a veces como un mal.

Para los hinduistas parece que el mal es ser, existir. De modo que el nacer es un hecho triste. Un abrirse a un sin fin de sinsabores. Por lo que la vida nunca es suficientemente positiva. Y tras la muerte viene otra vida, la reencarnación. En la que uno tiene la oportunidad de enmendar errores de vidas precedentes. Y si se porta bien, se reencarnará cada vez mejor hasta alcanzar el NIRVANA que es la total extinción, alcanzar LA NADA. Creo que los budistas están en lo mismo.

Me pareció entender en el libro “¿Qué sabemos del Universo?” de mi ilustre amigo Juan Pérez Mercader que en el vacío intergaláctico donde “no hay nada”, lo que hay es materia y antimateria en equilibrio. O sea una densidad doble que se anula ¡tela del telón! Pero que si se pudiera separar de algún modo, lo que tenemos en la talega vacía, sería el gato y el antigato.

La nada, nada, nada, me parece que es inconcebible. Cuando se dice nada se refiere uno a algo que ya no está. Pero la nada absoluta y real es imperceptible, ni deja huellas, ni señales. Pero hay cosas que evocan la nada, sin ser nada, sino siendo algo, como los cementerios. Porque una cosa es una cosa y otra muy distinta su descripción. Pero la nada no es una cosa. Por lo que ni se puede ver ni tocar ni nada. Mientras que la descripción de la nada si es algo tangible. Que tiene el poder de evocar la nada.

Signos de la nada hay muchos. Hay uno que veo frecuentemente y me subyuga. Está cerca del metro de Fuencarral en Madrid hay un descampado que siempre me resultó misterioso. Un día veo en la estación del Metro un plano de la zona, y en el sitio correspondiente a ese solar descampado hay una indicación que dice que es el antiguo cementerio de Santa Ana en ruinas.

No hay tales ruinas, es un simple solar con yerbajos donde llevan perros a pasear. Me pareció el signo perfecto de la nada. Ya de por sí un cementerio es expresión de la nada. Pero si encima no está ni tan siquiera el cementerio ¡Eso es la expresión de la hipernada!

Remato este post con una foto del lugar. Minimalismo puro y duro. Seguro que levitan los invisibles fantasmas de allí exiliados ¡Os juro que los noto siempre que paso por allí, y paso mucho!




12 comentarios:

Anónimo dijo...

...he intentado escribir un comentario vacío, lleno de nada, pero al blog tampoco le gusta la nada: me lo ha prohibido y ha escrito "Campo obligatorio; no debe dejarse en blanco."

Anónimo dijo...

 

Anónimo dijo...

A veces hay cosas que no son la nada pero se le parecen mucho...

Saltes dijo...

NADA es una palabra, un signo q es muy paradógico.

Porque como todo signo tiene dos caras: significado y significante.

El significado puede estar totalmente vacío.

Pero el significante es la "materialidad del signo" tiene q ser material necesariamente.

Un ejemplo es la "Zona 0" que significa la nada relativa a las famosas torres, pero está llena de grúas, de excavadoras, de gente de ruido, etc.

Ya digo ¡pura paradoja!

Anónimo dijo...

Rubensan, mee inclino ante el talento del maestro informático ¿cómo lo has "no escrito"?

Anónimo dijo...

Jeje, es un truco muy sencillo pero muy útil para cosas de estas. He escrito un carácter que se ve igual que un espacio pero que no es un espacio. Se consigue pulsando la tecla ALT y mientras se mantiene pulsada el número 255 (pulsando ALT y diferentes números salen los caracteres correspondientes a ese número en el código ASCII).

Anónimo dijo...

 

Anónimo dijo...

QUÉ CAÑAAA!!! Es emocionante!!!! parece que no estás haciendo nada...y de repente...sale la nada!! Es excelente, muchas gracias, Rubensan-Neo : )

Saltes dijo...

¡Chapeau socio!

Eso de la nada tiene mucha tela.

Haces un comentario vacío y parece que no es nada ¡a mí me pareció q no era nada!

Pero en este caso, como en tantos otros relativo a la nada, la nada es un todo complejísimo que no está al alcace de garrulillos que diagnostican precipitadamente...eso no es nada!

Lo dicho: lo bueno de este blog está en los comentarios. En el que hay más "nada" de lo que parece.

Los camuflados en la nada, que lo siguen pero no dicen "este comentario es mío"

Anónimo dijo...

qué bonito cementerio! si no fuera por porue ahora se un poco de nada me parecería una mierda de descampado.

Anónimo dijo...

Perdón el anonimo era yo. se me olvidó escribirlo!

Saltes dijo...

Efectivamente Edu. A mí me intrigaba que permaneciera inmodificado esa mierda de descampado, cuando todos los demás se modificaban algo.

Luego al saber que había sido cementerio aqúel lugar tan insulso empecé a imaginar fúnebres ausencias.

Pero ahora esa horrible sosería de sitio ha cobrado un sentido que me subyuga.