Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 16 de noviembre de 2008

Escatología ferroviaria.

Este post, precedido por este dibujo del Salterio, se lo dedico a Lugán. MEAR EN EL TREN.



Hace unas pocas semanas estrenamos el AVE de Barcelona.

Pasamos primero por los yesos y evaporitas del este de Madrid. Que tienen la emoción de ser el fondo del mar tropical que hubo en Madrid, cuando “vaya, vaya que aquí si que hay playa”. Claro que de esto ya hace tiempo. Del orden de 300 millones de años ¡Pero el fondo seco de ese mar permanece! como elocuente testigo, que hay que saber escuchar. Como cuando se sale por carretera por el norte y se ve que el Pico de la Miel está encaramado en el borde de un enorme valle glacial, que se descubre por el perfil en forma de U y por los pedrolos de la morrena que están por allí desperdigados ¡Menudo Perito Moreno teníamos por aquí!

Pero volviendo al ferrocarril, parece mentira lo poco que tienen que ver los trenes AVE con aquellos trenes correos arrastrados por locomotoras de vapor. El caso es que parece que fue ayer cuando viajaba en ellos.

Aquellos viajes eran interminables y aburridísimos y la rutina la rompía momentáneamente un policía secreta franquista que iba pidiendo que le enseñaran los DNI. Pero claro, esa distracción duraba poco. Y la conversación con los colegas más, pero también se agotaba. Era muy aburrido.

Me contaba mi amigo José Luis Díez que a la vuelta a Madrid después de unas Navidades en casa, a las tres de la mañana, en la eterna parada en Alcázar de San Juan, en el vagón de tercera abarrotado, con los pasillos llenos de gente durmiendo. Resultaba imposible salir del disputado asiento para mear. Un joven pasajero como pudo se encaramó en el asiento, o donde fuera, se la sacó por la ventanilla y se puso a aliviarse cuando oyó unas airadas protestas del exterior.

Y es que, con tan mala fortuna ¡quién lo iba a imaginar! pasaba por debajo en ese momento, un operario de RENFE, haciendo su trabajo en aquella gélida madrugada. Que consistía en ir golpeando con su martillo, de largísimo mango, las ruedas del tren para descubrir por el sonido aquellas que pudieran estar dañadas. Y claro, recibir de pronto, sin que se lo esperara, esa cálida y humeante lluvia de oro no le hizo ninguna gracia, y de ahí sus exclamaciones e improperios.

Ahora todo es distinto ¡esto ya es el primer mundo! Y desde luego lo mucho que ha cambiado este país, también se nota en cómo se mea en el tren.



Cuando entré en ese pequeño retrete del AVE me quedé de piedra. El excusado hubiera podido ser una legítima obra de Lugán. Consiste en un perfecto cono de acero inoxidable. Y al pulsar el botón descubro cuatro diminutas espitas por las que salen silbando roncamente cuatro ángulos de un líquido azul retinto. No ultramar sino más bien azul de Prusia. Se tiñó rápidamente aquel cono. Luego fue cayendo el líquido en el vértice. Y de pronto una ruidosa absorción lo hizo desaparecer súbitamente.

Evidentemente Marcel Duchamp había sido noqueado completamente por esa estética más propia de Lugán. El paralelismo es doble. Entre este retrete luganiano y la famosa “Fontaine” de Duchamp. Y digo doble porque Duchamp y Lugán se parecen muchísimo, como puede apreciarse en las siguientes fotos:




Este es de Duchamp


y este es Lugán



Me diréis que el retrete del AVE no lo construyó Lugán ¡Anda! Ni el urinario empleado para la fontaine lo construyó Duchamp.

Y me diréis además que Lugán no se “apropió” de aquel objeto como obra suya. Pues sí que se apropió, porque le conté la historia y asumió esa paternidad.

De lo que doy fe.
Esta es la Fontaine de Duchamp

Y este el inodoro del AVE


*Cliqueando en Lugan en rojo sale el post correspondiente.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya que la cosa va de urinarios voy a hablaros la obra que se expone actualmente en mi portal. Se trata de una papelera de plastico rojo de las de todo la vida, de esas que parecen colador de espaguetis. tiene una nota pegada encima, dice:
"hay una señora que se ha meado el la papelera. ¡Yo no voy a limpiarla!" lo firma Alicia, Chica de la limpieza y PRESIDENTA!!

Como es inevitable pasar al lado doy fe de que el presunto pis no es tal, pero esta mujer y PRESIDENTA! ha conseguido que un objeto despreciado e ignorado en la escalera se muestre ahora singular y atrape la mirada poderosamente.

Saltes dijo...

¡El dadaismo es la fe redentora! que vuelve PRESIDENTAS a la SEÑORAS DE LA LIMPIEZA y OBRAS DE ARTE a las cochambrosas PAPELERAS DE PLÁSTICO.

Anónimo dijo...

¡Qué interesante, Edu! Se me han ocurrido de repente varias cosas.

Para empezar me he acordado de una cancioncilla de la Hora Chanante

Luego lo de "chica de la limpieza y presidenta" me parece genial. Es una cosa curiosa como a veces los títulos cambian de magnitud según los contextos. Yo me acuerdo de que cuando era pequeño, oía que Felipe González era el presidente del gobierno y secretario general del PSOE y no entendía nada, porque secretario yo lo asociaba a la secretaria de toda la vida, y me imaginaba al amigo mecanografiando cartas y cogiendo el teléfono.

Pero eso, parece que no, pero pasa mucho. Por ejemplo, Carlos Martel y Pipino el breve (abuelo y padre de Carlomagno) eran los mayordomos de los reyes merovingios. ¡Y eso significaba que eran los que de verdad partían el bacalao, mucho más que el rey que era una marioneta! Luego el título de mayordomo ha quedado en algo mucho más prosaico.

Al revés pasó por ejemplo con el título de condestable, que inicialmente era el encargado de las caballerizas, y en algunos regímenes llegó a ser un título de gran prestancia.

Así que, ¿por qué no puede pasar lo mismo con "chica de la limpieza"? Igual en un futuro se convierte en un título de gran prestigio social. O al revés con presidenta, quien sabe, igual termina siendo algo casi canallesco.

Otra cosa que me viene a la mente es... ¿cómo sabe que quien se ha meado en la papelera es una señora y no un señor? Yo no sabría distinguirlo sólo por el meado...

Y, cómo no, imaginar la escena del momento en que la señora (o lo que sea) está meándose en la papelera en el portal es único. ¿O se la llevaría a su casa y luego la devolvería ya cargada?

Anónimo dijo...

¡Qué risa de entrada y de comentarios!
Pero Edu, esta mujer es un filón!!!
Esta es la que amenaza con denunciarte por subirte la bici a casa, ¿no? :-)
Chica de la limpieza-Presidenta-Artista dadá. ¡Esta mujer lo tiene todo!

Saltes dijo...

Leyendo a Ana,
y pensando en esa dama filón,
pienso Edu que Duchamp
no es más que un farsante
y un maricón.

Rafol dijo...

Si la cosa va de tazas de water, hay que hacer una mención especial a los baños de Japón. Yo he tenido el placer de apoyar mis posaderas en tokyo y hay que decir que es todo un placer.

Para empezar la taza sobre la que apoyas tus nalgas tiene un pequeño circuito de calefacción que evita el pequeño respingo producido por el contacto directo con el habitual frio del trozo de plastico o del marmol.

Despues del acto, dispones de un chorrito de agua a presión que se puede dirigir a la vez que puedes controlar el nivel de la presión haciendo que el chorrito salga más fuerte o más flojo.

También tiene unos ambientadores incorporados para auyentar a los malos espiritus (también conocidos como malos olores)

Maravilloso.

Para más información aquí

Saltes dijo...

¡Fantástico Rafol! Tanto tu comentario como la información complementaria.

He cliqueado en "aquí" y es como si colándote por una oscura puertecilla entraras en un enorme universo en technicolor ¡Es increible!

Claro lo de Japón es mucho. Y el tema de los retretes japoneses es muy serio, por lo que resaltas y por lo que resalta Tanizaki en si "EL ELOGIO DE LA SOMBRA", libro al que me he referido alguna vez.

Dice en la página 16 "Por lo tanto no parece descabellado pretender que es en la construcción de los retretes donde la arquitectura japonesa ha alcanzado el colmo del refinamiento."

Y en la 17 "Comparada con la actitud de los occidentales que, deliberadamente, han decidido que el lugar era sucio y si siquiera debía mencionarse en público, la nuestra es infinitamente más sabia porque hemos penetrado ahí, en verdad, hasta la médula del refinamiento"

El tema del DADAISMO se presta al cachondeo. Pero es el estilo más transcendeltal de sigro XX y sigue con fuerza en el XXI.

Y ¿por qué?

Pues porque la oficialidad es caprichosa y despreciativa. Y dice ¡que cojonudos son -por ejemplo- los dibujos académicos, la literatura y la poesía!

Y ¿por qué los tebeos no?

Y ¿por qué la música clasica si y el jazz no?

Y ¿por qué los blancos sí y los negros no?

Y ¿por qué los hombres sí y las mujeres no?

Y ¿por qué los ricos sí y los pobres no?

¡Hay calidad donde la hay! no donde unos listos determinan lo que ellos quieren.

Por eso AL DADAISMO NO PARA NI DIOS