CAMBIO DE PARADIGMA.
No se suele escarmentar en cabeza
ajena, pero no escarmentar en cabeza propia es de tontos.
Lo digo porque estamos pasando
por una experiencia tan dramática y tan novedosa que si no nos hace cambiar el
rumbo de la humanidad sería un suicidio
en masa.
A mí siempre me ha repugnado la
idea de igualar crecimiento a progreso.
Por supuesto que el progreso de
los estratos más pobres de la humanidad pasa por el crecimiento, pero los estratos
más ricos ya han crecido bastante.
El crecimiento desbocado conduce
a la ruina. Y es posible que lo que nos está pasando tenga que ver con eso.
Fabricar y tirar compulsivamente en una economía "lineal", que no es "circular",
es un disparate que agota los recursos y nos ahoga en los desperdicios.
Si consideramos a la sociedad
dividida en tres estratos: clases baja, media y alta, lo suyo sería poner el
acento en la clase media reduciendo la clase baja y debilitamiento la clase alta. Y no es esa la tendencia, porque a todo el mundo le gusta peer
en botija y pertenecer a la clase alta ¡Y así nos va como nos va!
Nos deslumbran los ingresos gigantescos de las estrellas de nuestra
sociedad. En las empresas los beneficios de los propietarios y directivos se
incrementan asombrosamente y los salarios de los trabajadores tienden a
reducirse. Se tiende a reducir gastos reduciendo las plantillas y los empleados
más valorados son los "comerciales" que se encargan de vender y de
cobrar mientras que los que están produciendo están peor tratados.
Y si se produce una emergencia
como la que estamos sufriendo ¡nos coge en bragas! y además se agrava porque
tenemos puesta la cabeza en otras cosas.
Los gobiernos, nacional y
regionales, dentro de lo que cabe, lo están haciendo bien.
Toda la oposición lo estaba
haciendo bien, reprimiendo la tentación de acosar al ejecutivo para sacar
rédito del natural desgaste ¡Pero ya no! La oposición de derecha le tira al
codillo y la de izquierda, se lava las manos para no compartir con el gobierno
el desgaste que inevitablemente va a sufrir.
A los "guapos" de esta
sociedad, tan admirados hace nada, se le
van difuminando sus perfiles. También a los grandes empresarios salvo los que
han visto desde el principio que tienen que arrimar el hombro, y lo están
haciendo.
Como decía en la tele un
entrevistado de Iñaqui Gabilondo el mayor prestigio social se lo están llevando
los sabios, porque estos y también los mandos policiales y militares, están
orientando a la gente de a pie, que está de verdad jugándose el tipo, para
sacarnos de este laberinto mortal: médicos, practicantes, enfermeras, auxiliares,
limpiadoras, policías, bomberos, militares, tenderos, transportistas y
trabajadores que siguen en el tajo, etc., tanto chicos como chicas, a los que el
resto de la población nunca les estaremos bastante agradecidos.
Lo que estamos confinados en casa
también estamos haciendo admirablemente nuestro pasivo cometido ¡Que es no
salir a la calle! Ni ver ni abrazar a nuestros padres, abuelos, hijos nietos, tíos,
sobrinos, ni amigos.
Y hay que resaltar el
sufrimientos de las víctimas de esta catástrofe y de sus familiares que han
visto como desaparecían de modo fantasmagórico y macabro.
Como digo tiene que cambiar el
paradigma de nuestra sociedad para valorar más lo que tiene valor, la gente normal
y corriente, que es la que da la cara y se juega el tipo cuando viene al caso,
no la de los palacios, los bugatis, las lentejuelas y el papel couché.
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