Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

viernes, 26 de octubre de 2012

¡Poca cabeza tienen estos capitanes!

 

TORPES TIMONELES.

Veo que me he vuelto muy catalanólogo, porque un día se me ocurrió un post sobre el tema y pensé que no habría más y vamos por el cuarto. 

En realidad es un tema que a mí me da igual porque a mí las fronteras me la pelan. Por poner un ejemplo: ¡Bastante me da a mí que Praga o la Toscana estén en el extranjero! Porque en el fondo pienso que donde yo estoy es mi sitio, y cuando estuve en esos sitios, aunque fuera solo unos días, me sentía en mi tierra. Porque la gente con la que me encontraba es como toda la gente, los puentes como todos los puentes, la cuestas como todas las cuestas, los llanos como todos los llanos y los edificios como todos. Con sus singularidades ¡claro! si no fuera así no hubiera ido. Ergo lo de las fronteras no tienen sentido para mí. 

Que Cataluña se hace un país independiente ¡mejor! porque con el mismo esfuerzo va uno al extranjero que tiene más chispa. 
 
Pero ¿es o no es una nación distinta? ¿es una parte de España o es un país sometido? Para mí la razón la tiene Ortega, cuando dice que un país, o una nación, no lo hace un idioma, porque los hay que tienen varios, ni una raza, ni una religión, ni siquiera una tierra, porque, por ejemplo, la nación judía durante siglos careció de un lugar propio. Una nación la hace un proyecto o una tarea común, un fin, un objetivo compartido. Por lo tanto Cataluña será España si tiene ese proyecto común con las otras regiones españolas, y no lo será si no lo tiene. Y nada más.

¿Qué quiere Mas? Dejar de tirar del carro, eso es lo que quiere. Quiere el "Concierto Económico" como los vascos. Y eso ¿qué es? Pues "lo mío mío y lo tuyo entre ambos".

Los vascos recaudan los impuestos de su territorio, los gastan en su territorio salvo "una parte" para los "gastos comunes de la nación". Y se dice que mediante subvenciones recuperan esa "parte" y en definitiva no aportan nada. Es lo que he oído.

Cataluña quiere lo mismo ¿Y por qué no?

¿Y por qué no Valencia, Baleares, Andalucía, Extremadura, Madrid, las dos Castillas, etc. etc.?

Porque no saldrían las cuentas. Lo suyo sería que Euskadi dejara de tener ese privilegio que tiene. Pero no ocurrirá tal cosa. Y mientras perdure el ejemplo perdurará la bronca  ¡Esa es la madre del cordero!

Las diversas regiones pueden estar descontentas con el gobierno que administra los recursos comunes ¡cómo no! Y la solución parece que sea abrirse. Algunos piensan en ello y otros no. Pero lo suyo es que antes de intentarlo habría que pensárselo dos veces. Primero porque lo que parece posible a lo mejor no lo es tanto y segundo porque puede ser peor el remedio que la enfermedad. 

Lo que ocurre es que la "independencia" puede que no sea más que una mera amenaza, una "palanqueta" que solo funciona en cuanto amenaza, que en cuanto realidad se quiebra.

Para los que no son independentistas la cohesión nacional es deseable. Y piensan que se logra amarrándola a tope, blindándola con una Constitución hermética.

¡Craso error! Para que la cohesión nacional cause su efecto la Constitución ha de estar sueltita. La Constitución, que es la bitácora nacional, ha de flotar con toda libertad ¡si no se rompe! Y si se rompe ¡la cagamos!

¿Cómo es una bitácora? Es una brújula que flota en un recipiente lleno de líquido por lo que se mueve libremente, salvo en lo que se refiere a su atavismo por el norte, quedando compensados los movimientos que tienden a perturbarla. Ese recipiente cuelga, mediante un eje móvil, de un anillo de modo que  puede girar debido a dicho eje. Ese anillo está articulado en otro anillo del mismo modo con el eje en dirección perpendicular a la del anterior. Y este segundo anillo de modo análogo está articulado al cuerpo de la bitácora.

Ergo la brújula es libérrima y está a salvo de cualquier alteración que sufra la nave. Esta se puede tumbar, ponerse de pie, agitarse, zozobrar, pero la brújula permanece horizontal, señalando al norte imperturbablemente y el rumbo no se pierde.

Lo peor que tienen nuestros timoneles es que parece que de navegación entienden poco.

sábado, 20 de octubre de 2012

Mozárabes.



LA FORMIQUETA.

Yo he vivido en Barcelona todo un curso escolar 1963-4, creo. Es decir, casi un año. Fue una experiencia inolvidable durante mucho tiempo. Hoy el recuerdo está más atenuado, pero está lleno de afecto.

Barcelona en aquella época era más brillante que Madrid, por lo menos en lo referido a las bellas artes, que era lo que más me interesaba. Al día de hoy Barcelona no ha perdido cota pero Madrid la ha ganado y no aprecio ya esa ventaja.

Como vivía allí, digamos, provisionalmente ciertos rigores no me calaban. Por lo general todo el mundo hablaba catalán y me parecía la cosa más natural del mundo. Ya finalizando el curso, en una ocasión en que hacía autostop me recogió un profesor mío, muy cariñoso, que contrastaba con su seriedad en clase. Me preguntó que qué tal me había sentido y que si pensaba quedarme a vivir en Barcelona y me animaba a hacerlo y a aprender catalán. Notaba que era una amable invitación. Y aunque ya tenía decidido emigrar de mi Huelva natal  prefería hacerlo a un lugar más "ingrávido", a Madrid que me parece que es el destino perfecto para un emigrante.

Aprendí muchas cosas. Aprendí a hacer salsa "rumesco" que se hace con 7 almendras, 7 avellanas, ajo y tomates pochados, ñoras, pan frito, aceite, sal y pelín de vinagre. No puse interés en aprender catalán porque no me pareció necesario. Porque cuando me hablan en catalán lo entiendo perfectamente y si hablo en español me entienden porque son bilingües ¿Qué habría hecho de vivir allí? Pues no lo sé, yo es que Madrid no lo cambio.

Pero tenía una compañera de clase que le llamaban "la Formiqueta", la hormiguita ¡que ni idea que habrá sido de ella! Espero que esté disfrutando de una vida feliz y, por si acaso, desde aquí le mando muchos besos. Guapita, no guapísima, tampoco era pequeña, en contra de lo que el mote indica, calladita, discreta y muy agradable. Me llamó la atención que no hablara catalán.

¿No sabes hablar catalán?

Sí que sé.

¿Y por qué no lo hablas?

Porque temo hablarlo mal.

¿Pero dónde has nacido?

Aquí, es que mis padres son andaluces.

Sus padres serían andaluces, pero ella no. Y parece que el haber nacido allí no era razón suficiente para integrarse completamente ¡En su propia tierra de nacimiento!

Conozco a otras personas en análoga situación son más papistas que el papa, más catalanistas que los de la seba, verdaderos fanáticos del catalanismo. Dolientes y lacerados que echan fuego por sus fauces contra el centralismo opresor. No hace falta que me esfuerce, conoceréis algunos.

¿De qué tanto furor patriótico? Voy a pensar mal: Notarán que en esa "nación" viven ciudadanos de primera y de segunda, opresores y oprimidos. Y ellos se ven de segunda y quieren ser de primera. Quieren desoprimirse oprimiendo.

A lo mejor no es así ¡Pero lo parece!



viernes, 12 de octubre de 2012

Hermanos o primos ¡pero amigos!




DE CAJÓN.

Hoy me meto en un jardín.

El ministro de educación no tiene que españolizar a nadie.

No obstante hay que reconocer que no tiene nada de particular que si Cataluña es, como efectivamente es, una región o comunidad autónoma española en ella se estudie historia de España.

Para que tales estudios fueran impropios tendría que ser Cataluña un país independiente de España ¡Y hoy por hoy no lo es!

Habrá en Cataluña, y en otros sitios, gente a la que ser de una región, o comunidad autónoma de España le guste, habrá gente a la que le moleste y habrá gente a la que le dé igual. A mí, hoy por hoy, me da igual, otro día no sé.

Actuar, como si se hubiera alcanzado una independencia que no se ha alcanzado aún, y está por ver si se alcanzará alguna vez ¡ES DE LOCOS! 

No se puede negar la evidencia. Y es evidente que hoy por hoy hay dos clases de catalanes: los que aceptan ser además de catalanes españoles y los que les disgusta ser españoles y les gustaría ser solo catalanes y por ello son independentistas.

Estos son los hechos. 

Si no los hubiera catalanes independentistas no habría conflicto. Pero los hay. Ergo al haber conflicto se hace necesario resolverlo.

Y lo suyo es proceder CIVILIZADAMENTE, reconociendo y respetando los derechos y los intereses de todo el mundo.

Estoy totalmente convencido de que los catalanes que habitan Cataluña, que hoy por hoy es una región española, tienen derecho a seguir como están ahora. Y los catalanes independentistas tienen derecho a la independencia para que Cataluña deje de ser una región española. 

Pero tanto el continuismo como la independencia son ideas e intereses excluyentes. No pueden ganar los dos. Uno tiene que perder. Pero ambos deben aceptar el resultado.

Lo que es insostenible es la situación actual. Porque puede pudrirse, o a lo mejor ya está podrida. Luego urge resolverla.

En cierto modo es como si se jugara un partido, o tantos partidos como fueran necesarios, hasta que ganara uno de los dos contendientes. Porque ni pueden ganar los dos, ni quedar en tablas.

Tendría que estar todo el mundo interesado en que el juego fuera limpio. Quedando excluido las descalificaciones y los atropellos. No se debería olvidar que hoy por hoy todos somos compatriotas, "hermanos". Y cuando se resuelva el contencioso, una de dos, seguiremos siendo "hermanos" o si no seremos  "primos hermanos".

De no proceder civilizadamente se va a GENERAR MUCHO ODIO. Y ya hay motivos históricos para estar escarmentados.

¿Cómo se debería proceder? 

¡Pues NPI! Pero doctores tienen las patrias. 

sábado, 6 de octubre de 2012

Los hiperpatriotas.



NACIONALISTAS.

No empatizo con los nacionalistas. 

No puedo. 

No me puedo poner en su lugar. 

Es que me parece que no puedo sentir lo que ellos sienten. 

No me parecen ni bien ni mal, porque no los entiendo. 

Trataré de explicarme:

Yo nací en Huelva, luego soy onubense. Por lo tanto soy andaluz. Y en consecuencia español.

Nací en el Paseo Piojito. Bueno, en una habitación de un piso de una casa del Paseo Piojito, quiero decir. Pero no soy solo de ese paseo, sino de toda Huelva, aunque ni naciera, ni viviera en Las Colonias, ni en El Punto, ni en la calle Rábida, ni en ningún otro sitio de Huelva. Bueno también viví en la Huerta Mena, frente al Barrio Obrero. 

También soy de la provincia de Huelva, aunque no conozco más que la capital y haya ido alguna vez a algunos pueblos.

Y soy andaluz de toda Andalucía aunque tan solo naciera en Huelva y a todas las demás provincias no he ido más que de visita. Por lo general poco o muy poco.

Y soy español de toda España, aunque no haya ido a las 50 provincias. Pero eso no me da ni frio ni calor ¡pues vale! Ni me siento orgulloso ni jodido. El ser español no me produce ningún orgullo, porque a mi entender el orgullo está ligado al mérito, y en eso no tengo ninguno. Pero tampoco me produce ninguna irritación, porque no siento que Andalucía, como cualquier otra región, sea una colonia sometida a la tiranía española.

Vivo en Madrid, y no soy madrileño, o a lo mejor lo soy ¡no sé!

Pero aquí vivo ¡de puta madre! Y el caso es que ni siquiera vivo en Madrid. 

Vivo en Fuencarral (que era un pueblo, ahora barrio, pero sigue siendo un pueblo) ¡Y de ahí sí que no soy! Porque noto que tienen un apego a ese pueblo sus naturales que yo no tengo. Y se reconocen entre sí. Y seguro que a mí no me reconocen como un paisano, a pesar de vivir allí durante más de 30 años ¡como  si viviera 1000! 

Bien mirado tampoco vivo en Fuencarral, sino en las afueras del pueblo. No he hablado más que una vez con el vecino de al lado en más de 30 años ¡y no estamos peleados! Y con otros, que son amigos, tampoco coincidimos gran cosa.

Vivo embebido en mi huerta y en mis cosas, en una especie de monasterio taoísta, como dice mi discípulo Alfred. Pero me plantifico en la Puerta del Sol en un cuarto de hora en el tren y en la plaza de España en 20 minutos en el metro. 

Aquí la gente pasa de todo, y eso me encanta. No hay división entre madrileños y emigrantes, que yo sepa (no podría vivir donde la hubiera). Y me llevo especialmente bien con 4 madrileños: mis hijas y mis nietos.

Madrid me encanta ¡está dabuti! Pero lo que más me gusta en materia ciudadana no está en Madrid, sino en Barcelona. Es la Rambla y todo ese eje, que comprende también la Plaza de Cataluña y el Paseo de Gracia, donde pasear me produce un placer infinito.

Lo dicho, soy onubense, por lo tanto andaluz y debido a eso también soy español.  Y no veo en ello ningún conflicto. No me parece que sea mejor ser solo andaluz . O solo onubense. O solo del Paseo Piojito.

Por eso digo que el nacionalismo no lo entiendo. 

Y si es que lo llego a entender alguna vez ¡Os lo haré saber!

lunes, 1 de octubre de 2012

¡Leña al mono!

Este post nº 298 del Salterio se lo dedico a Wandy y a Javier.





LEÑA DE ESTADO.

Me escribe un mail mi amigo Javier desde Puerto Rico, inquieto, interesándose por nuestra integridad física porque había visto imágenes en la tele de como la policía la emprendía a estacazos con los manifestantes ¡Qué espectáculo de alcance mundial! Será para reforzar la Marca-España, supongo.

¡Qué alarmismo el de ese amigo! Se podría decir. Pues no, podría haber ocurrido, porque seguro que todos los que fueron heridos por la policía tendrán amigos. Aparte de que estuvimos mi hija Ana y yo cantando en un coro del 15M que nos encontramos en la Calle de Alcalá, en una de las bocacalles tomadas por la policía próxima al Congreso y con sus sirenas estorbando nuestra música. Mientras que pasaban ululantes las oscuras furgonetas de la policía. 

Me pregunto: Esa saña con la que se emplearon los policías ¿también fue herencia del gobierno anterior? Pues más vale que los que dan órdenes a los mandos policiales hubieran heredado algo del comedimiento, el respeto y la paciencia de los que hicieron gala las autoridades de entonces durante la larguísima ocupación de la Puerta del Sol.

Comprendo que haya males difíciles de remediar, como la prima de riesgo, porque claro si nos entrampan hasta los ojos, nos acabamos por convertir en vacas lecheras estabuladas. Porque por más que nos expriman tan solo se saca, a duras penas, para pagar los intereses y siempre estaremos presos de la deuda del principal del que es imposible liberarse.

También es difícil zafarse de la situación que plantean los independentistas catalanes ¡Y menos mal que, a trancas y barrancas el socialismo catalán parece desmarcarse del nacionalismo radical! Aunque el final aún no se ha visto.

Y también debe ser un mal trago pasar por la vergüenza de contradecir continuamente las promesas electorales.

Pero lo que se podrían haber ahorrado sin el menor esfuerzo es el vergonzoso espectáculo, de alcance universal, ofrecido por esos policías cargando contra una población que se queja de la insoportable presión a la que se le está sometiendo, del paro creciente y de los derechos menguantes, manifestando su repudio a una política torpe e injusta ante la cocina principal de esa política. 

Porque con taponar las calles que dan al Congreso ya hubiera habido bastante. No hacía falta provocar con policías encapuchados y camuflados entre los manifestantes. Ni ser tan generosos al repartir leña estatal.

Pero, paradójicamente, con esos golpes se remachan los argumentos de los golpeados.