Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

lunes, 29 de septiembre de 2014

Don Tancredo.


LA BITÁCORA.

Las agujas magnéticas de las brújulas, que marcan el norte, y a partir de eso sirve de orientación, no están fijas ¡sería absurdo! sino que por lo menos giran respecto a un eje. Si no están sobre un disco flotante.

Cuando el ambiente es muy movido hay que preservar la aguja magnética de esa movilidad. Es lo que ocurre en la navegación. Para lo que se utilizan bitácoras.

La bitácora es un aparato que contiene la aguja náutica en los barcos y está junto a la rueda del timón.

Si los barcos no fueran por la mar, sino por tierra, no haría falta bitácora, con poner la brújula sobre una mesa bastaría.

Pero van flotando por en el mar. Que a veces está plácido, nunca demasiado, y a veces embravecido. Cuando esto ocurre la horizontalidad desaparece. Y eso para una brújula es fatal. Ergo hay que tratar por todos los medios que la aguja magnética permanezca horizontal en las condiciones más agitadas. Hay que lograrlo ¡y se logra! ¿Cómo? ¿Amarrando la brújula firmemente a un soporte? No. Porque cuanto más firmemente se amarre a un soporte móvil más se moverá ¿Hay que dejarla suelta. Lo más suelta posible. Y cuando eso ocurre ya puede escorarse el barco, ponerse de pie sobre la proa o sobre la  popa, que la brújula hipertérrita marcará el norte totalmente horizontal.

¿Cómo es una bitácora?

La aguja náutica está sobre un soporte que flota en un recipiente con líquido. Recipiente que está en una "suspensión cardán" que es un mecanismo formados por anillos concéntricos en los que el eje de uno está a 90º del siguiente, y cada anillo gira libremente sobre su eje. La aguja náutica señala al norte en un plano horizontal, como efecto del magnetismo y de la gravedad de la Tierra, a pesar de que como efecto del oleaje la embarcación esté sometida al movimiento más irregular y violento.

De aquí hay que sacar una moraleja, a mayor agitación menor firmeza. Más flexibilidad.

Ante el reto que plantea Mas y sus secuaces lo menos adecuado es la "firmeza " de Rajoy. Que echa el candado y se va a la China.

Ya hemos llegado demasiado lejos. Las marrullería de Mas cada vez tienen más éxito, favorecidas por la prepotencia de Rajoy que confía demasiado en el sistema, cuando lo que está en cuestión es precisamente el sistema.

Con otro ejemplo hídrico ¡no hay un hilo tan fuerte como para soportar los tirones de cualquier pez, por grande que sea! Cuando el pez tira se le suelta el hilo y cuando deja de tirar se le recoge ¡Pero no se va uno a la China o al Limbo confiando en la firmeza de un cable sujeto a un alto tribunal! Fíate de la Virgen y no corras...

A estas alturas el derecho a decidir de los catalanes, votando, en este asunto es un tópico trilladísimo. Mientras que el derecho a decidir del resto de los españoles en este asunto es una posibilidad que parece que el Gobierno de la Nación ni siquiera se ha planteado. Y si se lo plantea alguna vez puede que sea demasiado tarde.

De la historia de España yo sé poco, pero muchos parece que saben aún menos. O lo que saben no les aprovecha.

Muy sucintamente, España de constituyó en el siglo XVI por la unión de dos reinos grandes, Castilla y Aragón y uno pequeño Navarra. En un estado confederado. Después de descubrir América se le fueron añadiendo otros estados, Virreinatos, y a veces reinos vernáculos, como por ejemplo la "estirpe real" Inca que abdicó en favor de la española y puede que eso mismo se diera en más ocasiones. El caso es que una nación peninsular bastante grande y un imperio tan extenso se caracterizó por la flexibilidad administrativa ¡Esa, y no otra, es nuestra historia!

La inflexibilidad comenzó con los borbones, que empezaron a centralizar el imperio y la metrópolis. Y el modelo administrativo actual tiene un origen "muy reciente", de 1.833 cuando el afrancesado Francisco Javier de Burgos, por encargo de la Regente María Cristina en el principio del reinado de Isabel II, implantó una férrea centralización e hizo la división administrativa de España que, con retoques, es la base de la actual estructura de nuestro país ¡La eterna estructura de España no tiene ni dos siglos!

Ergo, Rajoy -que debe machacarse mucho en el gimnasio, porque cuando va de chaqué luce palmito- tiene muy poca cintura. Y los demás tienen muy poco de todo ¡Y nos van a llevar a la ruina! 


sábado, 20 de septiembre de 2014

Lo bien hecho, bien parece.


VOTAR O NO VOTAR, ESE ES EL PROBLEMA.

Parece ser que lo que quieren la mayoría de los catalanes que protestan no es tanto la independencia como votar.

El Gobierno de la Nación en lo que está interesado principalmente es que en Cataluña no prospere la independencia e  ignorar completamente el deseo de votar de muchos catalanes.

Por otra parte, los independentistas, aprovechan ese deseo mayoritario de votar de los catalanes  para favorecer su causa. Y las autoridades de la Comunidad Autónoma de Cataluña, que son parte de las autoridades del Estado Español, obran en contra de la actual configuración de dicho Estado, de un modo escandalosamente desleal.

Todo eso es un desorden, un río revuelto en el que todos pretenden pescar clamorosamente. Lo cual es imposible y conduce al fracaso, y a frustraciones muy profundas que puede producir perjuicios insospechados.

Aparte de que cada uno tenga sus ambiciones y sus aspiraciones, lo suyo es jugar limpio. De modo que si muchos catalanes quieren votar lo suyo es decirles que sí, que se hará todo lo posible para que voten, pero de modo adecuado. Y el Parlamento Español debería promover tal votación ¡Y acabar votando! Porque decir que los ciudadanos españoles tienen la última palabra en el destino de España, e impedir que esa palabra se emita es una trampa. Y el clamor catalán es tan sonoro que ignorarlo es una irresponsabilidad. Porque no se sabe lo que puede pasar, y desde luego nada bueno. Cuando un número importante de ciudadanos cuestiona la legitimidad, hay que revalidarla.

Y ese modo adecuado de votar en este asunto hay que establecerlo, puesto que no está establecido. Y todo el mundo, partidario de lo que sea, debe acercar sus posiciones para establecer reglas de juego universales, exentas de prejuicios y ventajismos, establecerlas y aplicarlas lealmente. Llevar a cabo la consulta y respetar el resultado.

Lo primero que habría que determinar es quienes son los legítimos votantes. Tendrán que ser los afectados. Y afectados son los catalanes, pero también lo son el resto de los españoles.

Luego habría que determinar la pregunta. A la que habría que responder con un sí o con un no.

Para lograr la independencia ¿qué mayoría habría que obtener? ¿La mayoría simple? (más de mitad de los que voten) ¿La mayoría absoluta? (más de mitad de los que pueden votar) ¿La mayoría cualificada? (2/3  o lo que se establezca).

También habría que discutir y determinar, no adivinar, en qué términos se produciría, en su caso, la secesión.

 ¿Sería Cataluña algo parecido a Portugal? ¿Debería favorecer España la entrada de Cataluña en la Comunidad Europea, o por lo menos no vetarla? ¿Cuál sería la nacionalidad de los catalanes que hoy son todos españoles? ¿Habría doble nacionalidad? En tal caso ¿sería opcional u obligatoria? De tener doble nacionalidad ¿Votarían los catalanes en las elecciones generales de España? Por el contrario ¿serían ciudadanos españoles con derechos recortados? ¿Habría libre circulación de ciudadanos, de capitales y de mercancías?

Hay que evitar futuribles idílicos o catastróficos. Lo que hay que hacer es redactar el "contrato", para evitar sorpresas desagradables.

Hay muchas cosas que establecer previamente antes de votar así a la pata la llana.  Lo que los independentistas deberían exigir es que se pusiera en marcha ese proceso, que concluiría con la votación legal y consensuada. No hacer una votación precipitada e ilegal. Eso se podría hacer si se estuvieran en una posición de fuerza. Pero no nos engañemos, este no es el caso.


Y, desde luego, habría que hacer un gran esfuerzo por todas las partes por establecer un diálogo amable y comprensivo. Después de todo, hoy por hoy, somos compatriotas. Y a este paso nos convertiríamos en enemigos irreconciliables ¡Y sería una pena!


domingo, 14 de septiembre de 2014

El primer día...


BOMBA DE RELOJERÍA.

Me estoy leyendo "El corazón de las tinieblas". No el de Conrad sino el de Jeremiah P. Ostriker y Simon Mitton, cuyo subtítulo es "Materia y energía oscuras: los misterios del Universo invisible".

Ya en su día me leí "Los tres primeros minutos del Universo" . Y como me olí que este sería una puesta a punto de aquel, pues estoy en la ardua tarea de empaparme de un tema tan duro y tan confuso.

Ya lo dice en la introducción, que no se trata de una demostración científica en toda regla, pero hace como si lo fuera. Y claro es algo que te tragas o que no te tragas pero que no se puede discutir. Porque no tenemos en casa un telescopio de 10 metros de diámetro ¡y aunque lo tuviéramos! Lo que quiero decir es que esto se parece bastante a un dogma de fe. Aunque no quieren que lo parezca. Y cuya veracidad no es posible que la contraste uno de los de a pie. Pero lo que sí puede apreciar cualquiera que lea el libro es la contundencia de los argumentos. Y, francamente, no me parecen muy contundentes, porque presentan muchos puntos oscuros o débiles.

Y lo que más me escama de todo es que parece que hay una hipótesis no declarada, una hipótesis creacionista.

A mi vez también tengo una hipótesis: que nos quieren colar que el mundo ha sido creado. Por un Creador, naturalmente.

Dicen que hubo un punto cero (también se habla de "menos algo") en el que tras una enorme explosión quedó creado el mundo ¡pero no podemos contemplar semejante cosa! aunque dicen que si podemos contemplar el eco "fósil" de tamaña explosión. Porque el Universo es, entre otras cosas, una máquina del tiempo. De modo que cuanto más lejos miremos más antiguo vemos ¡Y en lo más remoto vemos los rescoldos de la explosión primigenia! ¡3 grados Kelvin, donde no habría ninguno de no haber habido tal explosión! (una temperatura de -270º C cuando lo que cabría esperar es que fuera de -273).

Lo malo es que hay un problema científico de primer orden por resolver: han conseguido descubrir la coherencia entre casi todas las clases de energía: eléctrica, magnética, y las nucleares fuerzas fuerte y débil ¡pero no la coherencia de estas cuatro energías con la gravedad!

Y como el dinamismo universal está motivado por la expansión del BIG BANG que resulta frenado por la gravedad de la masa universal, pues la persistencia de dicho problema no deja de ser un inconveniente.

Por otra parte dicen haber logrado "pesar" el Universo, conocer su masa ¡Y esa masa es insuficiente para explicar el fenómeno en los términos en que está planteado!

En su día Einstein tuvo que introducir una constante ad hoc (sacada de la manga) para explicar su teoría universal. Y actualmente han introducido una "materia oscura" para conseguir el sobrepeso necesario, para explicar la nueva teoría. Lo malo que esa "materia oscura" es muchísimo mayor que la visible. Del orden del 90 % sería oscura y tan solo el 10% sería visible. Y la andan buscándola como locos.

¿Todas estas cavilaciones han supuesto una pérdida de tiempo? Pues no. Porque han servido, entre otras cosas, para desarrollar primero la bomba atómica, cruel argumento disuasorio americano de la expansión nipona, y después la bomba de hidrógeno, verdadero big bang en miniatura, cuyas excelencias bélicas, afortunadamente, aún están en el tintero.

No entiendo el interés científico por saber cómo y cuándo se originó el Universo. El caso es que el Universo existe, y parece que desde hace mucho y que la cosa va para largo. Eso, me parece, debería bastar. Pero, evidentemente, no basta. A mí este asunto siempre me ha parecido que despide un cierto tufillo eclesiástico. Porque el origen viene a ser sinónimo de la creación ¿o no?

Y este libro es muy revelador en este aspecto porque desvela que el primero que habló de Big Bang, o lo que más tarde se llamaría así ¡fue un cura! El astrónomo belga George Lamâitre.

En este libro se habla ampliamente del origen del mundo pero no de Quien lo originara o muy escasamente ¡Pero es que no hace falta! Ya nos lo decían cuando  éramos niños en los preceptivos "Ejercicios Espirituales" donde repetían machaconamente aquella cancioncilla:

Tic, tac
Tic, tac
El reloj lo hizo el relojero
y el mundo lo hizo Dios
Tic, tac
Tic, tac
No hay reloj sin relojero
ni mundo sin Creador
Tic, tac
  Tic, tac.


martes, 9 de septiembre de 2014

¡Madrid me resucita!


LA PLAZA MÁS VIVA.

Madrid tiene muchas plazas. La más emblemática quizás sea la Plaza Mayor, verdaderamente vistosa, realmente bella, pero anticuada o "histórica". La siguiente plaza no se llama así, pero lo es. Es la Puerta del Sol. La encuentro fea, paletona. Es como una calle muy ancha, con gigantescas aceras, pero asimétrica y extraña. Petada de monigotes cabezudos y compradores de oro. Moteada de mojones absurdos, como la encanijada estatua del Oso y el Madroño. La estatua ecuestre de Carlos III con su desvaída pátina. La Mariblanca en su elevadísimo pedestal. La absurda cúpula de cristal del tren de cercanías y del Metro. Y un largo y pesado etcétera.

El Paseo de la Castellana, con su continuación de Paseo de Recoletos y Paseo del Prado es como un rosario de plazas ensartadas: Plaza de Castilla, Plaza de Cuzco, Plaza de Lima, Plaza de Colón, Plaza de Cibeles, Plaza de Neptuno y la Plaza del Emperador Carlos V que es nombre oficial de la plaza de Atocha.

En Cibeles se cruza el eje Castellana-Recoletos-Prado con la Calle de Alcalá, que nace en Sol pasa por Cibeles y continúa eternamente. En este eje está a continuación de Cibeles está la Plaza de la Independencia en cuyo centro está la majestuosa Puerta de Alcalá.

Y por Atocha pasa una ronda, que como un círculo casi tangente al río Manzanares rodea el cogollo de Madrid. Pues bien, hacia el oeste en esa ronda está la Plaza de Embajadores. Muy popular y muy viva. Pero la más viva de todas es la de Atocha.

Hay muchas más plazas, muchas de ellas aristocráticas, como la del Marqués de Salamanca y otras, casi secretas, como arrancada de la hispanoamérica más profunda, la del Puente de Vallecas.

Pero, ya digo, ninguna tan viva como la de Atocha. Porque casi todas las plazas del eje de la Castellana o la de  Puerta de Alcalá, son impracticables. Bellísimas muchas de ellas, para verlas desde lejos, complicadas de cruzar. En las que no se está sino pasando, estresadamente. Pero la de Atocha no ¡porque es paradisiaca!

La Plaza del Emperador Carlos V es una inmensidad. Con una calzada enorme que se extiende por delante de la antigua Estación de Atocha, hoy frondoso invernadero. Y que une el Paseo del Prado con dos grades vías: la calle Santa María de la Cabeza, que baja hasta el Río Manzanares y el Paseo de las Delicias que sube. Eso para el tráfico rodado porque los peatones bajan o suben por ambas calles según les parece. El Paseo del Prado es una vía aristocrática, mientras que la plaza del Emperador ya es más popular, como lo son las otras dos calles mencionadas.

Esta zona de Madrid fue muy mimada en los siglos XVIII y XIX. Es el Madrid Ilustrado, donde se plantó el Real Jardín Botánico, junto al que se construyó el Museo de Ciencias Naturales, que luego sería el Museo del Prado, el Observatorio Astronómico, el Ministerio de Fomento, ahora Ministerio de Agricultura, el Panteón de los Hombres Ilustres que es la reducción del proyecto de una enorme basílica, el complejo hospitalario de Carlos III, hoy Museo Reina Sofía Y Real Conservatorio de Música, la Estación de Atocha para el recién inventado ferrocarril que fue la gran revolución del transporte.

Pero, como dice mi amigo el pintor Cristóbal Povedano, el ferrocarril trae mucho emigrante de baja estofa que queda varado en sus inmediaciones. Y eso produjo que Atocha muriera de éxito, ya que esa zona privilegiada se fuera degradando como efecto del abandono oficial y fuera repudiada por "la gente bien" que emigró al norte. Y en el XX, por lo menos después de la guerra, fue despreciada y degradada, hasta el extremo de convertirla en mera vía de paso rápido con un laberinto de puentes elevado, conocidos por el mote del "escalectric".

Parece que en el siglo XXI han caído en la cuenta del error y se ha rehabilitado notablemente. Y la plaza de Atocha está en el cogollo de los museos, al transformarse parte del hospital Carlos III en el Reina Sofía e instalarse en el Paseo del Prado el Museo Tyssen.

La Plaza de Atocha propiamente dicha, que es muy grande, ocupa el flanco oeste de la estación y además se extiende visualmente por el flaco norte, comprendiendo el vistoso Ministerio de Agricultura. Toda esa enorme superficie es como una especie de mar seco y ruidoso surcado por vehículos de motor, grandes y pequeños, públicos y privados. Y en la anchísima acera oeste, como un malecón, o como un paseo marítimo, se desarrolla la vida amable de gatos y de guiris. De la multitud de bares brilla con luz propia, como le corresponde, El Brillante. Conviven en paz y en gracia de Dios los que se toman sus refrigerios en las terrazas, los manteros y los paseantes ¡porque pasear por allí es un lujo!


Estos días, con motivo de la singular exposición colectiva titulada "BULULÚ" ocurrida en el nº 11 de esa plaza, en la que participé, he frecuentado ese lugar y me he dado cuenta que esa plaza ha hecho bueno el refrán: "quien tuvo retuvo y guardó pa la vejez" y aunque ya no es el centro, es, sin duda alguna, el foco. El lugar donde de Madrid se desparrama en toda su plenitud con toda su simpatía.