Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

lunes, 27 de agosto de 2012

La vida vegetativa.







LAS PLANTAS.

Me acabo de releer, después de muchos años, el libro Jean-Marie Pelt "Las plantas" y me ha encantado de nuevo. Está más que agotado pero me parece que aún se puede encontrar. Ahora me estoy releyendo "La historia más bella de las plantas" del mismo autor, y de otros, que más o menos cuenta la misma historia, pero de otro modo.

Es una historia evolucionista pero referida a los vegetales. Y lo más gracioso de todo es que los vegetales y los animales no son tan distintos. Y no lo son porque unos proceden de los otros. Los animales, según Pelt, proceden de los vegetales. Y a propósito de esto hace un chiste malo: el hombre viene del mono y este de los árboles. También tienen el mismo origen los hongos, que no son ni animales ni vegetales pero se parecen más a estos.

Pero más gracioso aún es que las dificultades que vegetales, animales y hongos han de superar para colonizar la tierra emergida es parecida, aunque no las soluciones que unos y otros arbitran.

Del reino animal emigraron fuera del agua principalmente vertebrados, artrópodos, anélidos y de los moluscos tan solo los gasterópodos, me parece. Del reino vegetal han evolucionado con un cierto paralelismo primero los musgos que están en el lugar de los anfibios, porque aunque pueden soportar la sequedad de la tierra emergida solo viven en plenitud en un estado de intensa humedad, que es indispensable para reproducirse. El mismo atavismo tienen los helechos, pero al haber inventado la madera han llegado a alcanzar el porte arbóreo, con lo que parangonan con el gigantismo propio de los vertebrados. La invención de la flor y la semilla ha supuesto el despliegue total. Primero más toscamente en las coníferas que son comparables a los reptiles. Y por último la plenitud de las fanerógamas comparables a los mamíferos, en lo que a la perfección evolutiva se refiere, aunque probablemente los vegetales hayan alcanzado cotas de perfección desconocidas en el reino animal.

Esa posible ventaja de vegetales sobre animales se refiere a un asunto tan fundamental como es la reproducción. Por ejemplo en los vegetales poco evolucionados impera la separación de sexo, por ejemplo en las cicas y en los guingos, auténticas reliquias del pasado, hay plantas que son macho y otras hembra. También se da esta separación sexual en otros vegetales también antiguos, pero menos, como sauces y palmeras, aunque es debido a inhibiciones sexuales. Mientras que en los más evolucionados impera el hermafroditismo. En los animales es al revés. Los menos evolucionados como los insectos palo son hermafroditas mientras que los más evolucionados se dividen en machos y hembras. De todos modos los vegetales intentan por todos los medios evitar la consanguineidad, aunque en último extremo pueden optar por la autofecundación.

Entre animales y vegetales hay un rollo sexual. Sobre todo con los insectos, pero también con vertebrados, sobre todo pájaros pequeños. Tal rollo es, por lo general, en el fondo putero, porque mientras que la plantas seducen con sus órganos sexuales a los bichos para fecundar y ser fecundadas, estos lo que suelen buscar es alimentarse ¡para el caso es como buscar pasta! Aunque no siempre es así, porque entre las muy evolucionadas orquídeas las hay que simulan tan perfectamente ser hembras de insectos ¡que los machos las prefiere a las auténticas! Porque imitan, corregidas y aumentadas, formas, olores y colores. En este caso el putismo es de índole vegetal.

No se podría decir que las plantas están menos evolucionadas que los animales, ya que han alcanzado metas que los bichos no han logrado, como son las semillas. En una semilla permanece el óvulo ya fecundado y está en potencia toda la planta, a la espera de que se den las condiciones óptimas de viabilidad, y así puede esperar mucho tiempo. Hasta miles de años. Se ha conservado una semilla de altramuz ¡10.000 años! Los que pudieron ver la mata que la produjo eran neolíticos. Los animales disponen el óvulo pendiente de ser fecundado por un espermatozoide. Y cuando tal ocurre el proceso o se consuma o fracasa. Ese sistema lo tenían las plantas hace mucho tiempo, pero lo abandonaron. Tan solo quedan como reliquia las cicas y los  guingos.

En el libro dicen que los vegetales, a diferencia de los animales, aparentemente no se desplazan, pero si lo hace polen y semillas ¡Es cierto! pero en mi modesto entender a los animales les pasa igual. Inicialmente estaban sujetos al suelo, y muchos lo están todavía. Es el caso de los espongiarios, los celentéreos, las ascidias, los equinodermos y otros seguramente. Y se desplazaron esperma y formas larvarias. Algunas de estas se emanciparon: formas larvarias de espongiarios son viajera, como son las medusas respecto a los corales. 

Y nosotros mismo somos descendientes del anfioxo, forma larvaria de la ascidia ¡Que está totalmente pagada al fondo marino! http://salterio.blogspot.com.es/2007/07/un-pasado-gelatinoso.html

Lo que es cierto es que los vegetales conservan fuera del agua un atavismo del que  todos los animales emergidos nos hemos librado.




domingo, 19 de agosto de 2012

El poder de la pasta.






EL CRIMEN PERFECTO.

Hay exposiciones que son grandes superproducciones que reúnen obras de autores o estilos y sobre ellas hacen caer sus promotores la plaga de los restauradores que "limpian, fijan y dan esplendor" repintando las obras que ponen en sus manos. 

Lo de limpiar parece una tarea higiénica e inocente. Pero si los cuadros están pintados con veladuras ¿cómo se puede saber qué una capa es del autor o es barniz deteriorado o la aportación de un restaurador pretérito?

Las reposiciones y repintes se hacen con acuarela o con otra técnicas reversibles, pero lo que uno ve no lo ha pintado solo el autor, sino que en buena parte lo ha pintado el restaurador.

Y siempre se ven cuadros más o menos antiguos que parecen recién salidos del estudio del pintor, sin que medien décadas o siglos. Porque "el tiempo también pinta". Pero eso no se toma en consideración y se elimina sin contemplaciones. Y los cuadros se ven "recién pintados" porque efectivamente los han repintado recientemente los restauradores. Y ve uno unos cuadros de los 20 o de los 30 de Hopper o anteriores de Chagall que parece que están recién pintados ¡y tanto! porque están recién repintados. O unos cuadros de Kirchner uniformemente barnizados con barniz mate ¡todos iguales! como hechos en serie. Porque han sido restaurados en serie.

Eso no es restaurar, eso es repintar. Restaurar debiera ser tan solo frenar el deterioro, deteniendo el proceso degenerativo, fijando lo que esté en peligro de desprenderse cuidando escrupulosamente de que no se note la intervención del restaurador.

Lo que se haya perdido se puede rellenar de modo que no perturbe la visión general, pero que se pueda identificar indudablemente como postizo. Pero si lo manosean todo ¡pues todo resulta postizo!

Ese debe ser el crimen perfecto, porque se perpetra impunemente. Yo no veo a nadie que se queje. Veo admirado al respetable adorar con veneración los cuadros que cuelgan en las paredes sin advertir el hecho evidente de que algo tan antiguo no puede tener un aspecto tan reciente, sin sospechar que necesariamente ¡tiene que haber gato encerrado!


sábado, 11 de agosto de 2012

¡De cráneo por la vida...!



CRECIMIENTO VERSUS SUPERVIVENCIA.

La senda del crecimiento indefinido conduce, ya lo hemos visto, a la ruina. 

Si alguien crece y crece, como cuando era un bebé pues mediría cuando fuera un viejo 15 metros, o 20 ¡yo que sé! Eso del crecimiento indefinido es una majadería, yo siempre lo he visto así. Lo que hay que alcanzar es una adecuada proporcionalidad entre ingresos y gastos.

No obstante, mientras nos comemos los mocos, siguen dando la brasa con el tema del crecimiento. El crecimiento no puede ser el paradigma universal, depende de las circunstancias de cada país. En China, en India, en África, en América del sur y en otros sitios donde lo que tienen para gastar no les llega, los ingresos tienen que crecer. Mientras que en América del norte, Europa y Rusia no tienen que aumentar los ingresos, sino distribuirlos más equitativamente para hacer desaparecer las bolsas de pobreza.

Lo que debe ser objetivo universal es la SUPERVIVENCIA. Porque hasta que nos reunamos con  Chavela Vargas ¡tenemos que sobrevivir! Pero no parece que eso mole. Lo que mola es crecer. Y nos dicen es que para ponernos en situación de crecer de nuevo hay que ahorrar como sea, recapitalizar los bancos a costa de la plebe y si no hay trabajo ¡a la puta calle! Y venga a crecer el número de parados y venga a sisar del subsidio de paro. "Que se jodan" parece que es la consigna.

¿Qué es lo que tiene que gestionar el gobierno de este país en Europa? Pues romper el círculo vicioso de la prima de riesgo, porque los mercados que nos asfixia. Y luego ver como se puede sobrevivir con menos pasta ¡que se puede!

Rajoy hace como Phileas Fogg cuando en el último tramo de su vuelta al mundo en 80 días venía cruzando el Atlántico en su barco y veía que no llegaría a tiempo porque se le estaba agotando el combustible. Echaba al fogón de la caldera todo lo que pudiera arder que estuviera por encima de la línea de flotación: el puente, los palos, la obra muerta, los muebles, las maletas ¡todo lo que ardiera!
¡Pero es que parece que nuestro gran timonel ha echado también al fuego la caña del timón!  Y tablones del borde mismo del agua y de la cubierta, con lo que el menor oleaje nos pone en peligro de irnos a pique. Por lo que se está produciendo tal estado de debilidad que impide el restablecimiento la confianza, que contribuyó a que se perdiera con la campaña de acoso y derribo al gobierno anterior. Esta es la verdadera herencia. Derribaron España para levantarla luego ¡Y no pueden!

Con la confianza perdida, han perdido la capacidad para gobernar este país. Y de nada le sirve ni su mayoría absoluta ni que su partido controle la inmensa mayoría de las comunidades autónomas y ayuntamientos.

Así no solo impiden el crecimiento del país sino que además están comprometiendo la supervivencia de todos.

sábado, 4 de agosto de 2012

Con muchos sentidos.



LAS SUERTES DE LOS LIMPIABOTAS.


Hace mucho más de medio siglo que nadie me limpia los zapatos. Ni osaría ponerme ante un limpiabotas por lo que me podría caer. Lo cual está muy mal porque contribuyo (modestamente, eso sí) a la ruina de una honorable profesión que posibilitaría que llegara el pan a unas familias. Eso me recuerda como en Agra nos opusimos a que un insistente viejo nos llevara en su risot ¡cómo vamos a permitir que ese pobre viejo arrastrara el peso de nosotros tres! Y el “pobre viejo” se cabreó y nos llamó bastardos.

La humillada postura de los limpiabotas está motivada por la simple razón de que los pies del cliente están por su parte baja y las manos del operante están por su parte alta. Si hubiera la costumbre de limpiar los guantes puestos, o los limpiabotas pudieran trabajar con los pies, no habría necesidad de esa aparente humillación. Del oficio de peluquero no se dice nada porque trabajan erguidos sobre la cabeza del cliente que está sentado.

Cuando de chaval iba con mi padre al Bar Astoria de Huelva y nos sentábamos fuera a tomar algo y a limpiarnos los zapatos. Son sensaciones táctiles que recuerdo muy precisamente y me resultan muy placenteras.

Sentado en su minúsculo banquito el limpiabotas tomaba uno de mis pies y lo colocaba con firmeza en ese surrealista contrapié que tienen esas cajas y comenzaba el despliegue de sensaciones de tacto, oído y olfato. Abría y cerraba las portezuelas de las cajas con un sonido de claquet. Primero sacaba unos naipes curvados, desgastados y con huellas de tinte que deslizaba por los dos lados del pie, por debajo de los tobillos que iban haciéndose sitio ciñendo la suave tela de los calcetines. Eso producía una sucesión de percepciones táctiles inefables.

La primera suerte era la del dandi. Que es un líquido marrón o negro contenido en botellitas con el que tiñe someramente los zapatos. Poniendo el pequeño cepillo de cabeza circular con rabo sobre la boca de la botellita tras unas sacudidas lo empapaba y rápidamente iba distribuyendo el dandi sobre el zapato. Esos breves y enérgicos recorridos facilitados por el líquido producían una suave y húmeda cosquilla. Visualmente también resultaba interesante ese dinámico panorama de rastros de humedad que formaban cambiantes círculos húmedos y secos debido a que esa sustancia acuosa no se depositaba uniformemente sobre la superficie encerada de los zapatos. Lo malo es que cuando estrenaba zapatos no ponían dandi, con lo que la operación perdía encanto.

La segunda suerte era la de la crema. Para aplicar la crema no utilizaban trapo ni ninguna otra cosa sino que la untaban con los dedos. La lata era bastante mayor que las domésticas. Y el tacto de sus dedos sobre mis pies es algo que recuerdo perfectamente, deslizándose y produciendo un suave y firme masaje. Luego el rápido frotar del cepillo que pasaba de una mano a otra tirándolo por el aire donde giraba sonando como un palmetazo al ser recibido. Y por último lo mejor de todo, el frotar del trapo, hecho del forro de las mangas de los trajes, que movía rapidísimamente por el empeine, la puntera y el talón. A veces lo levantaba de un lado, separándolo, para luego tirarlo fuertemente como un golpe deslizante dado con el arco sobre un contrabajo produciendo un sonido semejante, obteniendo un brillo inalcanzable por un profano. Luego el suave deslizamiento de los naipes al sacarlos y el golpecito en el talón indicando que ya podía retirar el pie.

Son cosas que uno tiene alojadas en el "disco duro", que parece que podría recuperar en cualquier momento, pero como sé que no es posible, y para no llevarme un chasco, me abstengo.