Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 28 de noviembre de 2010

Calor sin fuego.

Este es el post nº 194 del Salterio.
SIN FUEGO EN EL HOGAR.

Hogar es sinónimo de fuego y de casa. Del fuego en torno al que se reúne la familia para cocinar y para calentarse.

Hoy el fuego ha desaparecido de muchas casas donde se logra calor sin fuego. En mi casa el fuego es poco y está fuera. Está en el exterior en la moderna y pequeña caldera de calefacción de gas natural. Y hay casas que no tienen ni ese fuego de la calefacción porque es eléctrica.

En nuestra casa, como en tantas otras, se cocina sin fuego. Porque carecen de fuego la placa de inducción, el horno eléctrico y el microondas.

¿Y cómo calientan estos aparatos? Gracias a la energía eléctrica de diversas procedencias: la procedente de las grandes combustiones de la centrales térmicas; la de la transformación de la energía mecánica de los saltos de agua; la de de los generadores movidos por el viento; la obtenida directamente de las placas solares; la procedente de los temibles reactores nucleares.

Pero la energía eléctrica actúa de diversa manera en los distintos aparatos.

En las placas vitrocerámicas y en los hornos eléctricos se obtiene calor al pasar la energía eléctrica por resistencias, es decir, por cables que al ofrecer cierta resistencia al paso de la electricidad se calientan.

En las placas de inducción la cosa es aún más misteriosa, porque la corriente eléctrica activa un electroimán que cambia continuamente de signo y eso ¡lógicamente! le calienta el culo a las cacerolas y sartenes de hierro. Y con ese calor inducido se cocina. Pero si el recipiente no es ni tiene hierro ¡ni flores!

El microondas es, más que un horno, una caja donde se libera una energía electromagnética con una longitud de onda específica que tiene la cualidad de poner cachonda al agua, diríamos hirviendo, esté donde esté, formando parte de los alimentos, donde sea. Y si no hay agua no hay calor.

Todos estos sofisticados inventos tienen fortuna por esa manía de asepsia, simplificación y optimización energética que nos invade.


* * *


Por otra parte, resulta que me gustan mucho las castañas, con las que me peleo para desprenderles ese pellejito interior. Un día me dijo mi chica que se asaban muy bien en el microondas. Y efectivamente ¡se asan, o lo que sea, de puta madre! Y me paso el día yendo y viniendo al microondas.

A propósito de esto me hago la siguiente reflexión: si l@s castañar@s en vez de tener en el garito todo ese follón de fogón y sacos de carbón, además de los de castañas, tuvieran un simple microondas, que podrían enchufar donde enchufan la lámpara que tienen, sería la pura asepsia, economía y modernidad ¿no?

¡Ya se que no!, porque la imagen compasiva de la viejecita envuelta en el negro manto, blandiendo la espumadera e iluminada por el resplandor del fogón y cayéndole encima los fríos copos es una imagen que trasciende con mucho la fría tecnología del microondas. Y como, además, en torno a estos modernos electrodomésticos hace un frío que pela, tendría además que cargar con una estufa eléctrica y el ahorro instrumental iba a ser poco.

¡Dejemos todo como está! Salvo una cosa: Meted castañas en el micro, que están cojonudas ¡pero cuidado! no os olvidéis de hacerles una rajita, porque si no estallan.




domingo, 21 de noviembre de 2010

La Utopía de Embajadores.

Este post nº 193 del Salterio se lo dedico a Ana que me encuentra los mejores sitios.
TABAKALERA.

Hay placeres activos y placeres pasivos.

Contemplar dibujos y fotos, escuchar música, ir al cine o al teatro, leer libros y un sin fin de cosas más son placeres pasivos.

Dibujar, tocar un instrumento, escribir y hacer otras muchas cosas son placeres activos. Hacer fotos es activo cuando se hace con conocimiento de causa y pasivo cuando se aprieta el botón y nada más.

Desde mi punto de vista son infinitamente mejores los activos que los pasivos. Para disfrutar de los placeres pasivos hace falta una cierta capacitación ¡qué duda cabe! Pero para disfrutar de los placeres activos ¡hace falta mucho más! Hay, por ello muchas más ofertas de placeres pasivos que de activos. A mí me gusta dibujar y redactar, por eso tengo este blog, que me da ocasión de ejercer tales aficiones.

Centrándonos en el dibujo, cabe decir que hay varias clases de dibujo: Está la clase de los imaginativos y también la de los naturalistas. En realidad, como dice mi hija Ana, para dibujar del natural basta con dibujar lo que uno vea: personas, cosas, sitios, pero también gusta acceder a modelos que posen. Los estudiantes de bellas artes no tienen problemas en este sentido, pero el resto de la población lo tiene más difícil. Excepción notable la ofrece el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Basta con ser socio, y serlo no es caro. Ya os hable de esto anteriormente en el post que sale cliqueando en el asterisco rojo* ¡Pero me han descubierto un nuevo filón! que paso a transmitiros a continuación.

Ana, que es una devota de Berlín, paraíso de lo alternativo, ha descubierto TABAKALERA de Embajadores. Es un edificio de grandes dimensiones que fue de Tabacalera y que tras dejar de ser útil a dicha empresa estaba predestinado a un brillante futuro. Pero el advenimiento de la crisis, que para tantas cosas ha venido fatal, para otras, como la referida TABAKALERA, ha sido providencial. Ya que hoy por hoy es un centro cultural autogestionado del barrio de Embajadores que da servicio a mucha gente. Y no es algo más ilustre y más lejano, que es lo que está previsto.

No se trata de un lugar “okupa” porque es perfectamente legal. Algo morroñosillo, como lo es el centro cultural del Matadero pero sin aderezar como este con costosas filigranas arquitectónicas muy logradas, por cierto.

TABAKALERA es un lugar redimido de la ruina, adecentado con mucho esfuerzo y dentro de una estética que no sé muy bien como llamar, pero que es un poco morroñosa. Porque la pulcritud vale una pasta, y porque así también está muy bien.

En TABAKALERA los martes por la tarde tienen dibujo con modelos.

Vente papá que es fantástico, me dijo Ana, y además habrá alumnos tuyos.

No sé si habrá… supongo…

Tras atravesar majestuosas galerías decoradas con graffitis logradísimos
entramos en ese sótano de grandes pilares y hermosas bóvedas algo decascarilladas, que estaba petado de gente sentada y de pie que dibujaba una escena del oeste presidida por un cartel que ponía SALOON.

Sentados ante una mesa con dos vasos y una botella estaban dos vaqueros cubiertos con los característicos sombreros. Uno con auténtico bigote negro y el otro con rizada barba postiza, sujeta con elásticos a las orejas, que se proyectaba rígida hacia delante. A un lado estaba de pie una chica vestida de negro, con medias también negras de encaje, y en rojo muy vivo una empinada pluma y una escarapela en la cabeza, un abanico y un marabú de plumas, que le rodeaba el cuello y le caía por la espalda.

Al entrar saludé efusivamente a tres o cuatro alumnas mías de año pasado. Lo bueno fue que al terminar la pose de un cuarto de hora, el vaquero del bigote, que me miraba sonriente, me saludó con un abrazo ¡era un antiguo alumno! Y a continuación la chica del marabú ¡Tomás!¿Qué haces aquí?

Se iban sucediendo las escenas como de un museo de cera. Pero no eran caprichosas porque tenían un argumento. En la primera jugaban a las cartas exibiendo mucho dinero. En la siguiente se desafiaban en duelo. En la siguiente el de la barba caía abatido. Y en la última la chica se cargaba al superviviente y se queda con la pasta. O sea, que era una peli con moraleja, como las de Clint Eastwood...

Y allí estuvimos dibujando hasta las diez de la noche. Al final nos hicimos una foto los asistentes, que es la costumbre.

Luego me estuvo enseñando Ana toda la casa y el jardín. Tienen talleres de teatro, de circo, una zona principal grandísima cubierta con un lucernario de cristal. El bar, donde nos tomamos unas cañas para celebrar la visita. Es curioso que se deja un € en prenda por cada vaso, que se devuelve al restituirlo. Hay también taller de costura, de serigrafía, biblioteca, un lugar llamado La Madriguera para los niños, una tienda de ropa de la que te puedes llevar gratis lo que te guste. Y también me presentó a Mónica que parece que es la jefa de un lugar donde no hay jefes.

Todo aquello estaba lleno de gente feliz. Indudablemente feliz. No sabemos cuánto durará. Pero dure lo que dure ¡No nos quitarán lo bailado!




domingo, 14 de noviembre de 2010

La discreta e infatigable compañera.

Este post nº 192 del Salterio se lo dedico a Jorge que es capaz de ver dos Venus a la vez.

VENUS.



Hay una astronomía muy directa que puede verse a simple vista. Principalmente la componen cuatro astros. Hay otros muchos que también pueden verse a simple vista, pero solo en condiciones ambientales favorables.

El más inmediato de esos cuatro es la Tierra. Dicen que es una bola, pero poca gente la ha visto como tal. Aunque hay muchas imágenes de satélite y es como si la hubiera visto uno.

Otro astro inmediato de día, aunque no de noche, es el Sol. No se puede, o mejor dicho no se debe, mirar directamente porque se achicharraría uno las pupilas, y luego ¡a vender cupones! Pero se puede mirar con un cristal ahumado, o con la parte más negra de una radiografía, y en tal caso se ve un círculo más claro. De ello infiere uno que es una esfera. Pero no hace falta mirar al sol para darse uno cuenta de su presencia porque lo ilumina todo. Y también lo calienta. No se ve por la noche, pero al anochecer y al amanecer se puede mirar perfectamente porque como lo coge uno así sesgadito, el tocho de atmósfera que tienen que atravesar los rayos solares es considerable, por lo que se debilitan y deslumbran poco. Uno de los grandes lujos de esta vida es bañarse en una playa por la tarde y ver como el Sol termina por zambullirse en el mismo mar que lo baña a uno. Bueno, ya sé que no es eso exactamente, pero lo parece.

Un tercer astro cuya visión dificulta el Sol durante el día, pero que adorna maravillosamente la noche es la Luna ¡que voy a decir yo que no sepáis de la Luna!

A estos tres astros los tenemos muy presentes. Pero hay un cuarto astro al que nadie, o casi nadie, le hace puñetero caso. Es el planeta Venus.

Es el Lucero de la Mañana o el Lucero de la Tarde. Antiguamente se creía que se trataba de dos estrellas distintas. Es un punto fascinante que veo como una estrella, con rayitos o puntas. Me quedo embobado mirándola. Y cuando la atmósfera está tan espesa y asquerosa que quedan ocultas el resto de las estrellas, Venus luce perfectamente.

A mi ese punto luminoso me fascina, tan blanco y tan brillante. Se lo enseñé la otra noche a mi amigo Jorge que vino a cenar a casa y estuvo de acuerdo con la belleza del lucero vespertino, aunque decía que eran dos.


¿Dos? No, uno.


¡Son dos! ¿no ves que son dos?


No quise discutir, porque eso de la visión es más subjetivo de lo que parece. Y pienso que, por otra parte, pudo influir el riego de la cena.


De la observación directa no veo como sacar más información, pero sí de la lectura de Wikipedia y otras fuentes.


Dicen que es muy parecida a la Tierra en tamaño, densidad y volumen, aunque es algo menor. No tiene océanos, pero si tiene una atmósfera con una espesísima capa de nubes que al reflejar el 70% de la luz que recibe del Sol resulta tan brillante.

Pero claro, desde el suelo siempre está nublado y con un calor de cojones de casi 500 grados. Eso es debido al efecto invernadero, ya que el 30% de energía solar que absorbe ya no la suelta. De modo que las sondas que envían a la litosfera se achicharran enseguida. La atmósfera es de anhídrido carbónico y claro con tanto calor no prosperarían los vegetales que hicieran una atmósfera más respirable. No hay propiamente agua sino que las nubes están formadas por gotas de ácido sulfúrico, así como la lluvia. Por eso los ecologistas se la tienen jurada. La ven como la hermanita mala de la Tierra:”¿Ves? es igual que la Tierra pero jodida por el efecto invernadero ¡aquí va a pasar lo mismo como no cambiemos el chip!”

Tiene otras singularidades como que los días son más largos que los años. Y estos algo más cortos que los nuestros. Y su órbita que es casi una perfecta circunferencia, que recorre en sentido contrario que la Tierra y los demás planetas recorren las suyas, de modo que levante está al oeste y poniente al este.

Las fotos de la superficie sólida son de un dorado precioso, pero ¡a saber el color que tienen realmente! Además no se puede ir allí a mirar. La litosfera de Venus es de roca volcánica que se ha renovado casi en su totalidad entre 300 y 500 millones de años ¡que en términos geológicos no es nada! Y ¿cómo ha podido ocurrir tal cosa? Piensan que “cada poco” se produce una erupción generalizada y total en todo el planeta, brotando lava, fuego, polvo y humo simultáneamente por todas las grietas y agujeros que ya existían o que se forman por el efecto de las terribles explosiones ¡debe ser un espectáculo maravilloso!

Bueno, pues como sé lo que ese punto resplandeciente del cielo encierra, lo miro arrobado cada noche.

¡Y además es gratis!



domingo, 7 de noviembre de 2010

El minimalismo orgánico.

Este post nº 191 del Salterio se lo dedico a Maria Jesus.

WABI SABI.




Mi discípula Maria Jesús, a la que seguro que le habré enseñado algo, me ha correspondido enseñándome qué es el WABI-SABI. Poniendo a mi alcance el famoso libro de Leonard Koren “ Wabi-Sabi para artistas, diseñadores, poetas y filósofos”.

Lo que ocurre es que lo que del WS se dice en la primera aproximación a mí no me convence. Porque se suele afirmar que el WS es la belleza imperfecta, impermanente e incompleta. Luego se suele decir que es propio de esta estética la asimetría, aspereza, sencillez o ingenuidad, modestia e intimidad.

Si el WS respondiera a todo eso a mí no me gustaría.

A mí lo que me parece es que WS es MINIMALISMO ORGÁNICO.

¿Cómo va a ser imperfecto? En todo caso será irregular, dando por cierto que la regularidad es una cualidad geométrica, y por ello artificial ¿Es que lo que se produce de modo natural es imperfecto porque no se ajusta exactamente a la morfología geométrica? ¡Por favor!

Intuyo que ahí se entiende por "perfecto" el estado en que están las cosas en las tiendas. De modo que se puede devolverse lo que perdure en ese estado. Pero de no ser así no se pueden devolver, a pesar de que en otro sentido “estén perfectas".


Puede ser áspero y asimétrico, o no. Identificar sencillez con ingenuidad lo encuentro, paradójicamente, demasiado ingenuo. Y tanto la modestia como la intimidad pueden muy bien no venir al caso.

Un paisaje del desierto me parece un perfecto ejemplo de WS. También son buenos ejemplos de WS los cantos rodados.




El WS está ligado al ZEN, no hay que alarmarse, porque es una religión atea. Y en cualquier caso está ligado tan solo en el origen. Y a estas alturas la vinculación es débil. También tiene que ver con la Ceremonia del Te y con los jardines ZEN de grava y piedras, que poco tienen de modestos porque son sencillamente impresionantes.

WS son los grandes espacios vacíos, los grandes silencios y los sutiles deterioros producidos por el óxido. Pero no lo que es francamente cochambroso. No obstante, WS puede estar en total conformidad con la geometría, porque los productos de la marca MUJI me parecen totalmente WS.

A pesar de su fama, de su mala fama, WS no me parece ni melancólico ni triste, sino potente.

En la estética WS hay sustancias muy valoradas, aunque –paradójicamente- tengan poco precio. No son estimados ni el oro ni las gemas. Pero sí el hierro y el vidrio. La plata puede ser WS, pero también el zinc y el estaño. La madera meteorizada, en tablas o en palos. La tierra y la arena. Un artista WS es, por ejemplo, Tapies.

Esta estética tan poco lujosa es bastante desconocida en nuestro medio cultural, que es más dado a lo grandioso, monumental, apabullantemente rico.

Y el caso es que aquí se ha optado por la abundancia y al derroche ¡y no hay tanto lujo para todos! Y, no obstante, estamos embargados por este afán consumista ¡gastando en comer copiosamente, gastando en adelgazar! Viviendo en almacenes donde se van sedimentando todo lo que se va comprando, reduciendo el espacio vital. Amontonando libros que no podría uno leer aunque viviera cien años. Ni tampoco se detiene uno a mirar sus estampas. Es frecuente tener un cajón llenos de máquinas de fotos que cada vez tienen mayor definición. Se tienen teles cada vez más grandes y más planas.

En el reciente viaje a Lanzarote, que ya os comenté, estábamos en un apartamento mínimo donde no había nada superfluo y no faltaba nada esencial ¡qué felicidad!

Hay mucho tercer mundo que estaría muy bien como está si se le dejara en paz y apenas necesitaría más que mejorar su sanidad, pero como se le deslumbra con esa estética de la abundancia y el despilfarro, se producen indeseables migraciones que terminan en frustración y en miseria.

Pero a escala personal el WS no es un tren fatalmente perdido. Se puede recuperar cuando se quiera. Basta con apurar lo que se tiene y no perderse en delirios megalómanos. Lo malo es que el mínimo indispensable es a veces muy difícil de alcanzar. Pero, paradójicamente, se puede no haber alcanzado ese mínimo y estar inmerso en un montón de brillantes cosas perfectamente inútiles.