Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 31 de julio de 2011

Terco como una mula.

ME GUSTA ESTAR EN TODO Y NO ME GUSTA ESTAR EN NADA.


Lo que a mí me gusta tiene sus inconvenientes, pero también tiene sus ventajas. De modo que cargo con los inconvenientes y disfruto de las ventajas.

Vengo picoteando a lo largo de la vida en distintos sitios y en distintas tribus, pero sin fichar incondicionalmente por ninguna. Me pasa algo parecido a lo que veía de joven cuando iba a la Casa de Fieras del Parque del Retiro a dibujar. A la caída de la tarde le daban de comer a todos los bichos y claro, donde los leones no había más que leones, donde las jirafas, jirafas etc. etc. ¡Pero las palomas se metían en todas las jaulas y comían de todas! Ese es mi paradigma, no estar confinado en ninguna jaula específica y poder meterme en las que quiera.

Por ejemplo: soy pintor, pero no me paso el día hablando de arte. Ni pintando, más que cuando viene al caso porque es un coñazo. Ni tratando con artistas, ni con críticos ni galeristas (que nunca he tenido ninguno propiamente), ni cultivo admiradores de mi arte.

También soy, o era, humorista gráfico o dibujante de humor. Y digo era porque eso es verdaderamente una rama del periodismo. Y un periodismo que no se publica no es periodismo ni es nada. Publicar en el blog no es propiamente publicar. Aunque lo bueno que tiene es que no me estreso. Porque la época en que publicaba era una tensión, un agobio tener cada lunes unos pocos dibujos graciosos ¡ser gracioso a plazo fijo es un horror! Esa es la actividad con la que he alcanzado mayor prestigio ¡pero quien se acuerda de eso! Ni lo echo de menos, ni es algo que verdaderamente haya apreciado nunca.

Era, y ya no soy, y es como si no lo hubiera sido nunca, profesor. Primero Catedrático de Dibujo de Bachillerato. El pertenecer a cuerpo tan prestigioso me llenó de orgullo. Luego me pareció que habían degenerado los institutos y me fui a la universidad, donde fui Profesor Titular en Bellas Artes hasta que al cumplir 70 me mandaron a la puta calle. Claro que cobrando. Lo cual, según la opinión más generalizada, no está mal porque se cobra y no se trabaja, aunque prefería trabajar ¡Pero no me dejan!

Ahora me dedico en cuerpo y alma a ser pintor asilvestrado, pero con red ¡aunque sin matarme! Me dedico a eso y a lo que tenga que hacer, como barrer el patio o regar la huerta. También a lo que me dé la gana, como ir a dibujar a Tabacalera los martes o renovar este blog cada semana.

Aquí lo único que ha cambiado es que no me dejan ir a ver cómo puedo contribuir a que algunos alumnos aprendan a dibujar. Y es una pena porque tanto mis alumnos como yo nos lo pasábamos de puta madre.

¡Es que Leviatán es terco como una mula!


domingo, 24 de julio de 2011

El calor es vida y el frío muerte.




EL TIEMPO PERFECTO.

Estamos disfrutando de un tiempo perfecto. Lo noto por el óptimo atuendo que llevo: gayumbos, pantalones (largos o cortos), camisa o polo por fuera, sandalias para la calle y chanclas en casa.

Además ni siquiera está haciendo mucho calor. A mí el calor no me molesta, más bien me gusta. Refugiarme en la sombra de los ardores del sol. Incluso disfruto, si es solo un rato, del achicharramiento que produce el sol cuando cae a plomo (fundido) desde lo más alto, sin dejar apenas sombra. Oigo a la gente quejarse exasperada del calor ¡nunca oigo a nadie quejarse del frío! ¡Qué bichos de sangre fría! Pero, verdaderamente, no me molestan sus lamentos porque me hacen recordar que estamos en la estación de la felicidad.

Lo único malo que tiene el verano es que presagia el invierno. Así como lo único bueno que tiene el invierno es que presagia el verano. Yo viví, del 70 al 73, los mejores años de mi vida, en Puerto Rico. En un ininterrumpido verano ¡qué felicidad! Dicen nuestros gélidos paisanos que echarían de menos el frío invernal ¡pues yo no! y que si aplatana a la gente ¡qué bobada!

Madrid es una sucesión de Madriles distintos ¡y todos duros! O casi todos. Un Madrid veraniego reseco y ardiente y un Madrid invernal gélido y húmedo con musgos persistentes que en verano se hacen el muerto y luego resucitan.

El que entre dos veranos haya un invierno, con sus terribles heladas, impide que algunas plantas persistan, como la buganvilla, lo que constituye un crudo e insoluble problema, porque nuestra casi isla (península) tapón del Mediterráneo, es como un albaricoque: dulce en la periferia y duro en el centro.

Dicen que no hay ni un Madrid primaveral ni un Madrid otoñal. Pero no es cierto, porque, lo primero, en esas estaciones simplemente se suceden e intercalan días veraniegos y días invernales. Y lo segundo es que la primavera como el otoño tienen sus perfiles particulares y son muy bellos. La primavera, además, está llena de esperanza porque anuncia el verano, y el otoño tan bellamente dorado y tostado tiene un punto de angustia porque viene el invierno. Por eso han colocado en esta estación el día de los muertos.

Todos los años son parecidos, pero no hay dos iguales. Les decía yo a mis alumnos, cuando los tenía, que lo que había delante para dibujar deberían mirarlo con atención porque era algo que nunca habían visto antes y nunca verían después. Les podría parecer lo mismo, pero no es así. Porque, la misma palabra lo dice, parecer no es ser, es parecer. Este verano, por ejemplo, apenas si hay avispas. A lo mejor es que el año pasado convivíamos con un avispero que no habíamos visto ¡no sé! Tampoco han florecido los agapantos azules, tan solo los blancos.

Pero, en cambio, nunca habíamos tenido tomates como los de este año. Anteriormente salían pocos y con unas manchas horrorosas, pero este año salen muchos y espléndidos. Calabacines siempre, pero las calabazas, que suelen ser remisas, este año se están portando.

Aun queda verano por delante. Aunque, fatalmente, se terminará ¡pero que me quiten lo que estoy bailando!




domingo, 17 de julio de 2011

Mitin.


ROMPER UNA LANZA POR RUBALCABA.

Este blog no es habitualmente un tablón de anuncios para propagandas políticas, pero un día es un día.

A mí nunca me ha gustado Zapatero, ni sus amigotes, ni su empeño oportunista por realizar ilusiones. Porque las ilusiones son eso, ilusiones. Ni que negara la evidencia de una crisis, ni que regalara bombillas, ni 400€, como si sobrara el dinero, ni otras cosas más graves y menos evidentes. Su papel, creo, es el de administrar debidamente el país, y en esa tarea fundamental no me parece que haya acertado mucho. Pero puede que yo esté equivocado porque soy un ignorante. Rubalcaba me parece que es distinto. Es el único clavo ardiendo que nos queda ante la omnipotencia de los señores de la derecha.

Rubalcaba lo tiene difícil. Por muchas razones lo tiene difícil. Por ejemplo, lo tiene difícil para que las votaciones favorezcan su candidatura. Porque habrá quien vaya gustoso a votar al PSOE. Pero mucha gente cabreada con la situación de postración en la que está el país no le votaría ni loco, y concederá a Rajoy el beneficio de la duda. Y otra gente que no es que sea “anti-sistema” sino que percibe claramente que el sistema es anti-gente ¡cómo va a votar a Rubalcaba! Si Rubalcaba también es parte de ese sistema anti-gente.

Para votar de modo favorable a Rubalcaba hay que pasar por el trago de escoger en su día la papeleta socialista, meterla en un sobre, llevarla a la mesa electoral, y dársela al presidente para que la introduzca en la urna. Mientras que para votar a la derecha no es necesario nada de eso. Porque como están las cosas con quedarse uno en casa tranquilamente es suficiente. Porque abstenciones, nulos y blancos obrarán a favor de la derecha.

Así y todo, si es lo mismo, más o menos lo mismo, ¡qué más da! Pero es que no me parece que sea lo mismo. El PP está en plena expansión y tratando del alcanzar el poder absoluto que parece tenerlo al alcance de la mano, mientras que el PSOE anda buscándose a sí mismo y tratando de renovar la izquierda como sea. Y no es que el otro día cuando fui a la entronización de Rubalcaba me cayera del caballo.

¡Pero es que fuiste a la entronización de Rubalcaba? ¡Es que confiesas aquí cada cosa…! me diréis.
Sí, fui, pero no pensaba ¡ni siquiera sabía que fueran a entronizarlo!

El caso es que me llamó mi amigo Pedro para invitarme.

Es que creo que tengo compromiso para ese día…mentí.

Oye, si no te apetece ¡no hay compromiso!

Total que la mañana de autos me llamó y me preguntó que si iba. Y como no había impedimento metafísico me fui con él.

Llegamos al piso menos cuatro del palacio de congresos de ifema y aquel teatro tan grande estaba petado y no pudimos entrar en la sala. Bien es verdad que de haber escogido una sala mayor –que la hay- ese restillo de espectadores tardones no hubiéramos podido acomodar, supongo, dejando además huecos. Pero en estos casos la estrategia favorece las molestias del lumbago.

A unos pasos de la puerta de la sala donde se desarrollaban los acontecimientos, y tirado en el suelo, pude ver ¡por televisión! (gran pantalla, eso sí) el mitin de Rubalcaba.
Tiene Rubalcaba media papada descolgada apenas disimulada por una corta barba de ralos pelos. Los dientes negros del tabaco. Una calva reluciente…, bueno, ya lo conocéis.

Pero aquel mitin no parecía un mitin, sino una conferencia. Una clase. Y eso me encantó. Ignoro si su proyecto tiene o no viabilidad ni cuanta tiene, pero ya es algo el que le hiciera tantos guiños al 15M. En eso se diferencia bastante del PP, cuyo líder aseguraba que podría haber despejado la Puerta del Sol en un pis pas y la lideresa también se mostraba indignada que le tuvieran hecho un asco la panorámica de su despacho y apremiaba al gobierno para que le despejara aquello, a mamporros o como fuera.

Hubiera sido preferible que en vez de una proclamación hubieran sido unas primarias. Y mejor que al estilo español, manoseadas por el aparato del partido, al estilo francés, en la que tiene derecho a votar toda la población, y no solo los militantes socialistas, y sale candidato el más votado. No sé si eso llegará algún día. Pero, en su defecto, parecía que los cuadros del partido estaban unánimemente en sintonía.

El PP que ya domina este país en el modo mosaico de autonomías y ayuntamientos, pretende dominarlo también en el modo monolítico nacional. Con lo cual tienen la omnipotencia asegurada. Y eso me produce escalofrío…

Decía un amigo del PP que de no cometer ningún error a última hora, como el cometido a propósito de la tragedia de Atocha queriendo imputar a ETA aquel horror, ganarían seguro. Así lo creo yo también, pero la inclinación que tienen a mentir compulsivamente en beneficio propio puede que les pierda. Ya lo están intentando al querer descabalgar a Rubalcaba a propósito del dudoso caso faisán.

Si no lo consiguieran y se les viera bien el plumero, y a pesar del voto masivo e incondicional de los del mitin del papa, puede que el descabalgado sea Mariano ¡Verdaderamente está en nuestras manos!


domingo, 10 de julio de 2011

Contra la erosión del tiempo.

Este post nº 225 del Salterio se lo dedico a Ana en su cumple ¡¡¡FELICIDADES!!! LA TABLA RESTAURADA.
Nunca me he dedicado a la restauración, pero me encantaría. Y en estos días estoy disfrutando como un mico restaurando una tabla que mi maestro tenía arrumbada en la casa que sus padres tienen en la sierra. Y que descubrió Jóse, su cuñado, lleno de admirada sorpresa.
¡Pero qué hace esto aquí?
Es de mi hermano, dijo Leire.
¡Pero vale una pasta!
Total que me la trajo. La despojamos de las ruedas y de las tiras protectoras que tenía atornilladas.
¡Estaba en un estado fantástico! Pero, claro, algo descoloridas y con los arañazos y las rozaduras propios del uso.
A mí la restauración me causa mucho respeto porque he visto estropicios terribles. Pero para mi tranquilidad esta tabla comporta poco peligro. Porque no se trata de ninguna tabla flamenca, sino de una de patinar. Aunque no tenga evidencia de ello supongo que se trata de una serigrafía.


En cualquier caso surge una cuestión esencial: ¿Cómo actuar?

Dejarla como si hubiera acabado de salir de la tienda no parece propio. Porque más que una restauración sería una falsificación. Sobre todo si se tiene en cuenta que estas tablas sin estrenar son las más cotizadas.
En el otro extremo está no hacerle nada y dejarla como está. En tal caso resulta mucho menos expresiva porque no sólo está privada de la información perdida, sino que lo que queda resulta irreconocible al estar incompleto.
Algo intermedio es lo que estoy haciendo. Rellenando desconchones a la luz de la evidencia que ofrecen las partes conservadas y de las imágenes de estas tablas que pueden encontrarse fácilmente en el Google.
El caso es que está quedando divinamente. Pero lo que es imposible saber es cuando la restauración está terminada.
Creo que la dejaré cuando me canse o cuando mi maestro me diga que me plante.

domingo, 3 de julio de 2011

Pobre de solemnidad.




CUANDO YO ERA POBRE.

No soy rico, pero tampoco pobre. Cuando era pobre estaba muy bien, como ahora, chispa más chispa menos. Y eso es lo que me dijo mi amigo Cristóbal que le oyó decir a Botero por la radio en una pequeña entrevista que le hicieron en un programa que trataba de la obesidad.
Decía que cuando estudiaba en Madrid, en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde estudié yo, era pobre, después fue rico, pero que no notaba mucha diferencia, que vivía más o menos igual. Luego le preguntaron que si es verdad que tenía un Jaguar. Dijo que no, que no tenía un Jaguar. Que tenía dos. Pero que ero tenía más bien poca importancia.
Yo no tengo ningún Jaguar, tengo un Fiesta de más de diez años, que me encanta. Tiene muchos arañazos y pequeñas abolladuras, que podría quitarle porque lo tengo a todo riesgo, pero que no le quito porque impoluto me iba a durar poco ¡total, qué más da!
Si me dijeran, que no me lo van a decir, que me lo cambiaban por un Jaguar nuevo, diría que no. Menudo disgusto me iba a llevar con el primer arañazo ¡qué agobio! Porque si hay algo seguro es que lo dañaría rápidamente. Es que conduzco de pena, y nunca voy a aprender.
Yo era pobre cuando estudiaba en San Fernando. De todos modos tengo instinto para acomodar mis recursos a mis necesidades, incluso cuando estuve en Paris en el 66 ¡que era más pobre todavía! nunca me he quedado varado por falta de pasta. Pero allí estaba al borde de la ruina continuamente. Me sustentaba de vender dibujos en el Pont des Arts y el margen de seguridad era verdaderamente mínimo.
De aquella época tengo un record de pobreza. A ver ¿quién de ustedes ha recibido algo de un clochard?
Yo lo he recibido, un cigarrillo Galouises.
Un atardecer, cuando finalizaba una jornada en el Pont des Arts, estaba sentado en un banco y se sentó a mi lado un clochard. Miró los dibujos complacido y diciéndome que tenía talento me ofreció un cigarrillo. Hubiera sido una conversación de lo más interesante si mi francés no fuera tan desastroso.
No se que le parecerá a cada uno un mendigo. Pero parecen estar en un plano tan alejado con esa pinta. Pues cuando hablé con aquel no me pareció tan raro. Es como si alguien totalmente corriente estuviera disfrazado. Aquello me sirvió para darme cuenta que son como todos, de carne y hueso. Con una extraña profesión, porque cualquier profesión que no sea la propia resulta extraña ¡no me veo vendiendo pescado en la plaza! por poner un ejemplo.
Allí vivía tan estrechamente, en mi ínfimo hotel (es un decir) del Barrio Latino, alimentado casi exclusivamente de baguettes, queso camenbert y cartones de leche, y siempre agobiado porque si no lograba vender ningún dibujo ¡¿qué sería de mí?!

Cuando volví en autostop, como había ido, y llegué a San Sebastián me dije: ¡Hay que ser gilipollas! Vivir angustiado por esa tontería y no poner los cinco sentidos (no puse los cinco, pero puse cuatro) en algo verdaderamente increíble.
Porque, claro, aquel Paris y el de hoy son bastante parecidos. Como son parecidos al Madrid actual (no exactamente, ya lo sé) ¡Pero es que la diferencia abismal que existía entre la España y la Francia en el 66 era de no creérselo! Ese franquismo fue como una niebla espesa que nos tenía a todos sumidos en una ceguera casi absoluta. Y Paris era de una claridad deslumbrante. Como lo es ahora, pero por contraste se notaba aún más.
No acabo de comprender como todo el mundo anda perdiendo el culo por ser o por aparentar ser rico o no ser pobre ¡si es lo de menos! Lo que no se puede es vivir en desequilibrio, rico o pobre.
Y desde luego la moraleja que saqué de aquella historia es que tiene mucho delito estar viviendo de puta madre y no notarlo al estar distraído por algo intrascendente. Me prometí a mí mismo que nunca más ocurriría, y os puedo asegurar que nunca más ha ocurrido. Ni ocurre, ni creo que ocurra.