Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

sábado, 29 de septiembre de 2007

El arte de hacer arte.



Otro clásico del Salterio para este post que dedico, como no puede ser de otro modo, a mi primogénita. ¿DÓNDE ESTÁ LA GRACIA?



Cuando mi hija Isabel tendría unos cuatro años íbamos a ver exposiciones y recuerdo que en una de ellas había dos dibujos que representaban macetas de geranios, hechos a lápiz y muy realistas. Isabel al verlos me preguntó ¿dónde está la gracia?, porque ella estaba acostumbrada a ver los dibujos humorístico que hacía yo y publicaba por aquella época. Eran realistas y cuando no eran demasiado burros hacían gracia, o la hacían por lo burros que eran. Pero los geranios en cuestión no tenían ninguna gracia, no contaban nada, no decían nada, salvo lo divinamente dibujados que estaban y por ello lo justificado que estaría su precio. Pero claro, a mi hija eso le sabían a poco.

También a mí me pasa eso: un dibujo sin gracia o que no diga nada me gusta menos que uno que te cuente algo. Lo principal de los dibujos es que sean transitivos, que sean un medio de enterarse uno de algo. No obstante reconozco que los dibujos tienen interés en sí mismos.

Con los cuadros me podría pasar lo mismo, pero me pasa todo lo contrario: no aprecio su carácter transitivo, que tradicionalmente lo han tenido y todavía lo tienen, mientras que lo que más aprecio es su valor intransitivo, su valor en sí mismo, como objetos, como cosas, cuyo conocimiento es experimental. Las cosas así son inefables. Por eso me gustan los cuadros que no representan nada, que no remitan a nada más que a sí mismos, a su propia forma y a su propio colorido.

Esto ha sido el gran obstáculo a la aceptación del arte moderno por la mayor parte de la población durante todo el siglo XX y lo que llevamos del siguiente. Cada vez hay más gente que lo acepta, es decir que la minoría de amateurs va aumentando, pero no deja de ser minoría. La gran pregunta sigue siendo ¡qué significa! Y la respuesta inaceptada es que no significa nada, sino que propicia una experiencia, como el que se come unas gambas, no pretende enterarse de nada, ni de que son artrópodos y no miriápodos ni de ninguna otra cosa, sino disfrutar de esa experiencia, nada más y nada menos.

En contra de lo que pudiera parecer soy un ecléctico, me gustan todos los géneros, pero no me interesa hacer cuadros REALISTAS, ni ABSTRACTOS, que son parecidos, porque unos y otros son efecto de abstraer. Me interesa hacer los cuadros CONCRETOS, que son cosas concretas, objetos, realidades (no realismos = simulaciones de la realidad)

Los cuadros concretos son geométricos porque no pueden ser de otro modo. Imaginemos un cuadro informalista compuesto de manchas hechas por un autor que no tuvo intención de representar nada. Un espectador, no obstante, puede ver nubes o rocas o amebas, en definitiva cosas representadas. Y una cosa representada depende en todo de lo representado, siendo tan sólo un aspecto mínimo. P. e. una representación de un gato no es un gato, no corre, no maulla no salta, aunque si la representación es cinematográfica puede hacer todas esas cosas ¡pero no le puede arañas a uno, ni huele a gato, ni deja la habitación llena de pelos, ni produce alergia! Mientras que si vemos un dibujo de un triángulo eso no es una representación de un triángulo ¡es un triángulo! con todas las cualidades de los triángulos. Como que la suma de sus ángulos es igual a la de dos rectos. o que su superficie es igual a la mitad del producto de su base por su altura, o que si es rectángulo su hipotenusa al cuadrado es igual a la suma de los cuadrados de los catetos y si se inscribe en una circunferencia el centro estará en la hipotenusa etc. etc. Hay cosa triangulares, pero un triángulo puro no es más que un triángulo. Luego lo cuadros de naturaleza concreta serán geométricos porque asi no son ni figurativos ni abstractos ¡es una garantía!

En estos días estoy participando en una exposición colectiva donde muchos de sus cuadros son concretos, entre ellos los míos. De mi aportación teneis referencia por las dos imágenes que figuran a continuación. Y de la exposición una foto de la invitación donde vienen todos los datos ¡estais invitados!
















jueves, 27 de septiembre de 2007

Un humor muy negro.

Inauguramos el nuevo curso con este dibujo clásico del Salterio y un chiste igualmente clásico.EL SANCOCHO PRIETO.




Esto era uno de esos reportajes de la tele al filo de lo insoportable:

Estamos en medio de la sabana africana, en un poblado indígena. Es la hora del medio día. Señoras, señores, esto es emocionante…vamos a asistir a un acontecimiento dramático…¡increíble!...van a cocinar…¡a un hombre! ¡vivo!




Es tremendo, como en los dibujos animados… le prenden fuego…a la leña, para calentar una enorme olla…¡con un hombre dentro!




Y los negros ¡digo los subsaharianos! danzan alrededor, con sus lanzas, con sus escudos, cantando una salmodia patética…

El negro desaparece, quiero decir que el subsahariano que está dentro de la olla desaparece…¡ha desaparecido dentro de la olla de agua hirviendo! El vapor que sale copiosamente no nos deja ver…no podemos distinguir…¿ qué pasa, qué pasa?




Se acercan dos neg…digo subsas que meten los brazos en la olla y lo sacan chorreando y humeante ¡pero bueno! Si lo están apaleando…¡qué horror! Unos estacazos terribles.

Lo sueltan, queda dentro, se hunde de nuevo, lo vuelven a sacar, lo apalean salvajemente otra vez ¡por qué tanta crueldad! ¡qué horror! Vamos a preguntar... a preguntar, vamos, a ver, al hechicero...¡dónde está el hechicero!




Dija, dija...

¿Por qué le pegan? Quizás, pensamos, es como hacen en Galicia con el pulpo, que lo apalean para ablandarlo…no se, díganos por favor…¡qué horror!



No, no ser para ablandarlo...
es que bucea
¡Y se come las patatas!



viernes, 21 de septiembre de 2007

¡Marchando un neologismo!

Este es el horrible dibujo del Salterio que parece apropiado a este post que dedico a Ana y a José Luis.
SER Y NADAR

Todo el mundo conoce “el sabor del ser”. Es la sensación que produce lo que existe, lo que puede verse y tocarse, lo que se tiene. Como también se conoce “el sabor de la nada”. Tal sensación la produce cuando se pierde lo que se ha tenido al desvanecerse en la nada.

Tiende uno a pensar que el ser es bueno y la nada mala, y no es así necesariamente porque si lo que se pierde es malo la nada correspondiente es buena. Por ejemplo reducir una gripe a la nada es bueno.

Para referirse al ser está el verbo ser. ¿Y para la nada? También el verbo ser. En realidad para el ser están el infinitivo, el gerundio y el presente de indicativo, porque todos los demás tiempos son para la nada. Si es pasado es nada porque ya no es y si es futuro es nada porque aún no es. Si es condicional o subjuntivo, pues casi, pero nada.

A pesar de que el verbo ser se utiliza mayormente para la nada en sus múltiples variedades lo suyo sería emplear un verbo específico para la nada. Propongo el verbo nadar, en una nueva acepción.

La nada no es solo la total vacuidad, la oscuridad más absoluta. También es nada cuando se acabó lo que se daba. Está el ámbito del ser en el que las cosas están siendo y el de la nada, donde están nadando. Una, ciudad, por ejemplo, es un ámbito del ser, donde las cosas están siendo. Mientras que un cementerio es un ámbito de la nada, y lo que hay allí está nadando. No hay que ponerse tan dramático, porque, por ejemplo, en mi casa la propia casa es el ámbito del ser, donde todo lo que hay está siendo. Mientras que el trastero es el ámbito de la nada, donde lo que hay está nadando. Cuando meto algo en el trastero se pone a nadar. Y allí está como si no estuviera. A veces redimo algunas de esas cosas y vuelven a ser. Y alguna vez saco cosas del trastero para tirarlas, con lo que nadan más profundamente al volverse irrecuperables, pero pudiera ser que las recupere alguien.

Toda esta berza del reciclaje creo que responde al horror a la nada y al nadar y se está pescado todo para que vuelva a ser. Es el horror a la entropía, al segundo principio de la termodinámica. Según el primero nada se crea ni se destruye...Según el segundo algo se pierde a efectos prácticos... Bueno pues no queremos que nada se pierda a efectos prácticos, ni a ningún efecto…Porque vivimos una era de conservadurismo feroz que no sólo afecta a la derecha (que sería lo suyo) sino también a la izquierda. Pero simultáneamente mandamos a nadar cosas que están en perfecto estado de funcionamiento, o que se repararían fácilmente, si no fuera porque estamos engolfados en esta contradicción estúpida.

A mi el asunto de esta “natación” me agobia un poco. Me gustaría vivir remansado en el ser, pero no es posible. Vivir es un pespuntear con el ser y con el nadar. Por ejemplo va uno al cine, y el ser es la película. Y muchas veces, mientras estoy viendo la película estoy pensando: esto se va a acabar, ya verás como se acaba, y claro, se acaba, pero no sólo la película, sino que se acaba cada una de las escenas para dejar sitio a la otra. Anoche mismo, unos fuegos artificiales preciosos, enormes, que se veían desde casa como si nos lo hubieran hecho sólo para nosotros. No es que se fueran a acabar, que se acabaron, es que están haciéndose y deshaciéndose continuamente. Siendo y nadando sin parar, hasta que se paran y nadan del todo. Pero entonces se dedica uno a otra cosa, por ejemplo a dormir, que ya era muy tarde.

Con los viajes pasa lo mismo. Está uno viendo mezquitas en Estambul, pagodas en Pekín, o pallozas en Los Ancares y cuando se da uno el piro todas esas cosas se ponen a nadar. Es verdad que si uno repita los viajes reaparecen ¡pero no siempre! Porque hace un año que fui a Valença do Minho y en la plaza del ayuntamiento estaba la fuente de la que hice el dibujo que aparece reproducido a continuación y en la primera de las dos fotos.




Pero vuelvo hace unos días ¡¡y ya no está!! Como puede comprobarse en la segunda foto ¡me encuentro que está nadando! Me dicen que donde está siendo es en un convento de un pueblo cercano, concretamente Ganfei…porque era suya…


No creo que el acoso del nadar me agobie a mi solo. Tratamos, inútilmente, de aminorar ese efecto haciendo fotos o tomando vídeos, de ahí que vacaciones si Kodak vacaciones perdidas. Con Kodak o sin Kodak las vacaciones se pierden cuando se terminan. ¡Y menos mal! Porque de vacaciones anda uno como puta por rastrojo. Pero claro, tienen un gran encanto haber puesto a nadar, haber reducido a la nada provisionalmente, todas las cosas que son habituales, el curro, la propia casa. Que son indispensables y también un coñazo, porque son una responsabilidad, una pesada carga.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Salirse por la horizontal.

Este es el dibujo del Salterio destinado a este post que está dedicado a Marisa que aunque nunca comenta nada está al loro de lo que aquí se guisa. LA FUENTE DE ESCHER.

La piscina de nuestros desvelos tiene una peculiaridad: una fuente que arroja agua sobre ella.

Inicialmente se trataría tan sólo de dejar sin poner cuatro losetas de 40x40 formando un cuadrado y dejar un canalillo de unos dos metros y de doce centímetros de ancho. En el centro del cuadrado una bola azul de cerámica de unos 30 cm. de diámetro. En la piscina dejaron una toma extra que conduce agua por un tubo al que hay conectada una bomba con otro tubo que la lleva a la fuente por dentro de la bola saliendo por un agujero, resbalando por la superficie y cayendo al cuadrado y de este, por el canalillo, a la piscina. Esta es la teórica.

A pesar de nuestra insistencia, ya que nos pareció siempre –como así ha sido- que es lo que le daría gracia al asunto, los albañiles nunca tomaron en serio el tema de la fuente y la obra avanzaba sin que le hicieran caso. Cuando ya estaba puesto todo el suelo y habían dejado el cuadrado con el tubo correspondiente aún no habían hecho el canalillo. Cuando por fin lo hicieron ¡la pendiente estaba al revés!

Eso era debido a que, además del desinterés y la falta de previsión, las piscinas tienen el borde inclinado para que no le entre el agua que pudiera correr por el suelo. Más aún en esta que no tiene un reborde, sino que empieza el vaso donde termina el enlosado ¡Qué horror! No es que el agua del canalillo corriera al revés ¡es que no corría! y se salía por el lado contrario del debido.

¡A ver qué hacemos! Pusimos un reborde a la fuente y al canalillo con tiras de las mismas losas. Tampoco conseguíamos ganar la partida, tan solo empatar, y empatando se pierde. Todo lo que habíamos logrado alcanzar fue la horizontalidad.

Por otra parte los bordes nos habían obligado a salir de la estética minimalista para entrar en una francamente musulmana. Esto no es propiamente un inconveniente porque el islamismo y la fontanería se llevan estupendamente.

Venga a raspar y a raspar pero es imposible lograr pendiente alguna. La única solución es elevar unos milímetros el brocal de la fuente en el punto crítico para que no rebose por allí. Para la salida del agua no hay problema porque empujada por la bombeada encuentra el camino por la horizontal.

El resultado es que tenemos una Fuente de Escher, pero no dibujada, como la de la versión simplificada que muestro, sino de verdad, ya que debido a la inclinación del suelo, que se supone horizontal, el agua parece que sube.


“¡Ya veo el truco! -me diréis- porque si el suelo tiene pendiente inversa a la conveniente a la fuente, el canalillo no, que junto a la piscina será muy profundo”. Y efectivamente, mira uno dentro del canalillo y ve una pronunciada inclinación hacia la piscina “¡por ahí el agua tiene que bajar que se mata!“ ¡¡pues no!! Ese es el verdadero “efecto Escher”, lo que parece inclinado es horizontal y el agua que debería estar quieta corre, como dije, a empujones.



P.D. Estas no son las únicas bola azul y fuente que tenemos. De las otras hablaremos otro día.