Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

lunes, 29 de junio de 2015

Pintar sonidos.

EXTRAÑO REALISMO.

He pintado una serie de cuadros extrañamente realistas. Son como siempre en mí, cuadros geométricos. Y como siempre también combinaciones de colores.

Las novedades son relativas tanto al dibujo como al color.

En cuanto al dibujo la novedad consiste en que en este caso son figurativos o representativos, porque tienen forma de letras. No es que sean hiperrealistas, pero a diferencia de lo que acostumbro, representan algo.

Y en cuanto al color se diferencian de otros cuadros míos en que no son una aplicación directa del entramado teórico que caracteriza la mayor parte de mis cuadros. Son más libres.

Otra novedad consiste en que no tienen ese "acabado impersonal" que me caracteriza.

Miden 70x70 cm. y están pintados sobre loneta de algodón imprimada, en bastidor de madera, con acrílicos muy diluidos, como si fuera acuarela. Porque a mí, pintar con acrílico espeso ¡me pone de los nervios! Y el aguado me la juega, pero así y todo, lo prefiero.

En cualquier caso son "míos" porque los he pintado yo. Y también hay precedente en mi obra, los cuadros basados en la caligrafía china de la serie "HANZI-KANJI".


A ver qué os parecen.





























miércoles, 24 de junio de 2015

Nobleza obliga.


BANDERAS

Tras la inequívoca adopción de la Bandera Constitucional de España por el candidato socialista a Presidente del Gobierno de nuestro país, de natural republicano, ahora le toca mover al Rey.

Lo suyo sería que rindiera honores a la Bandera Republicana.

No creo que le costara tanto, ya que recientemente, rindió homenaje en Paris a los primeros liberadores de esa ciudad tras la II Guerra Mundial, que eran españoles, republicanos.

Y estaría obligado a ello porque se trata de una bandera histórica de España, como lo es la bandera blanca con la Cruz de Borgoña roja.

Pero no solo porque sea histórica, aunque ese puede ser el pretexto. Sino porque además es la bandera de España para muchos españoles.

Aquí cabe mucha retórica patriótica, pero si la orillamos en esta ocasión y nos atendamos a la semiología, puede que se haga la luz.

Porque toda bandera es un signo. Que como tal significa. En este caso el significante de ambas banderas, la Constitucional y la Republicana, es el mismo. Con matices, pero el mismo, España, nuestro país.

Y como lo importante no es el signo, sino el significante, al que remite el significado ¿Qué más da que el signo sea bicolor o tricolor? Si muchos españoles están más a gusto con el tricolor ¿Dónde está el problema?


Honrando a esa bandera el Rey salvaría un obstáculo que lo separa de muchos españoles. Ganaría mucho y no perdería nada. Los fachas se cabrearían ¿Qué se le va hacer? ¡No se puede contentar a todos!


lunes, 22 de junio de 2015

¡Será por sitio!


RETRATOS.

Leo que el nuevo alcalde de Cádiz, llamado cariñosamente  Kichi, cambia el retrato de Juan Carlos I por el del anarquista Salvochea.

¡Qué heave!

Sigo leyendo y resulta que Salvochea fue alcalde de Cádiz durante la Primera República.

¡Eso cambia! Pues muy bien ¿no? Si Salvochea fue un ilustrísimo alcalde, con un corazón de oro, que fundió su fortuna personal para asistir a los más desasistidos (me he documentado oportunamente en Wikipedia) y el actual alcalde sintoniza ¡es lo propio que la imagen de tan ilustre antecesor luzca en las paredes de su despacho!

Luego dice el alcalde que su despacho es mayor que su propia casa.

Ergo si tiene un despacho tan grande ¿para qué sacar el retrato de Juan Carlos I? ¡Pues que tenga los dos! ¿Será por sitio?


A mí no me van a hacer caso, claro, pero eso es lo que me parece razonable. Porque lo suyo sería que en este país cupiera cómodamente toda la buena gente: republicanos, monárquicos, creyentes, ateos, moros, judíos, cristianos, católicos, protestantes, derechosos, izquierdosos, centrados. Y esos dos retratos serían un signo de esa concordia. ¡Todos en paz y armonía! Vamos, digo yo.


viernes, 19 de junio de 2015

Emancipados.


SERVIDOR, PRESENTE, YO.

Hace unos 65 años cuando pasaban lista en clase los alumnos nombrados respondían "servidor". Poco a poco se fue cambiando la respuesta por "presente", y después por "yo". Ahora no sé si se pasa lista y en tal caso qué se dice.

A los empleados públicos se les llamaba, y ellos mismos se decían, "servidores públicos". Se ha impuesto un espíritu emancipador, ya nadie sirve a nadie y todos somos señores.

Una vez más se ha tirado al niño con el agua sucia del baño.

Manuela Carmena, verdadera bendición municipal, dice enfáticamente que los alcaldes y los concejales son servidores públicos, que están para servir a los ciudadanos. Y eso no es ningún desdoro.

Recuerdo una imagen literaria de "Trafalgar" de los Episodios Nacionales en la que los marineros, puestos en círculo, se hacían la coleta, de modo que cada uno servía al anterior y, simultáneamente, era servido por el siguiente. Porque, claro, no tenían asistentes como los oficiales.

Una sociedad donde casi todos son sirvientes de unos pocos señores es una sociedad alienante. Una sociedad donde todos sean señores es imposible. Una sociedad donde todos sirven y todos son servidos es una sociedad justa.

Entiendo que ese es el mensaje de Manuela Carmena.

Rita Barberá usaba un coche blindado que el nuevo alcalde rehúsa utilizar y lo va a vender, y tiene previsto usar uno corriente, porque debe pensar que lo de la bicicleta puede llegar a ser insufrible, pienso.

No sé en qué quedará la nueva cultura de la autoridad. Intuyo que resultará bien, porque tiene a Perogrullo de su parte. Habíamos caído en una contradicción tremenda, la "aristocracia democrática". En este nuevo contexto parece que la monarquía se quiere poner las pilas, pero va a necesitar la batería de un camión.


Estos "locos" del 15M puede que traigan la solución a una inflación insostenible que casaba muy mal con el sistema democrático. Porque ¿en qué cabeza cabe que la voluntad mayoritaria fuera convertirse en servidores de enseñoreadas autoridades democráticamente elegidas?


martes, 16 de junio de 2015

Les faltó tiempo.


OPORTUNISTAS.

Dicen en las bodas: "Quien tenga algo que objetar que lo diga ahora. Si no, que calle para siempre".

Yo eso lo veo bien.

Ergo antes de que hubieran investido de concejal a Zapata tendrían que haber sacado a relucir sus trapos sucios ¡no después! Después tan solo deberían obrar los trapos ensuciados con posterioridad a su investidura. Lo que está pasando me parece marrullero y tramposo. Y no es que me mueva mi simpatía por el edil, de cuya existencia no tenía la menor noción.

Pues si hace nada menos que cuatro años que tal concejal escribió el desafortunado tuiter ¿a qué viene decirlo ahora, el primer día que se estrena como concejal? Pues que lo hubieran dicho antes. En la campaña ¿no?: "Mira Carmena que si sales de alcalde y pones a este de concejal se la va a cargar".

O si hubiera metido la pata hoy mismo "ex novo"

¡Pero esa memoria de elefante! ¡Vamos hombre!

Yo, que en el tema del humor tengo cierta experiencia, creo que el humor nunca es punible. Y no lo digo porque crea que los humoristas tengan patente de corso, sino porque la propia naturaleza del humor lo impide. Porque los chistes nunca son verdaderos. Lo que se dicen los chistes nunca es verdad. Por lo que es imposible calumniar con un chiste. Con el humor nunca se puede afirmar nada. Lo único que se puede es proponer una idea.

Ergo un humorista nunca afirma nada. Puede parecer que afirma, pero nunca afirma nada. Nunca puede decirse que lo que diga en su plano profesional es verdadero o que es falso. Propone a quien recibe el chiste una idea para pensar, para que la contraste con sus propias ideas. La propuesta puede ser acertada o fallida, aguda u obtusa. Si es aguda provoca una carcajada, si es obtusa una mueca de repudio. De eso va el humor, nada más, y nada menos, que de eso.

En mi vida he asistido a pocas conferencias, pero algunas han sido inolvidables. Tal es el caso de la pronunciada por el arquitecto Víctor d'Ors, hijo de don Eugenio, acerca del humor, hace un cerro de años.

Seguía don Víctor con el rollo de su padre de lo sublime, lo bello y lo gracioso. De modo que, me parece recordar, lo sublime es extraordinariamente conmovedor, lo bello muy conmovedor y lo gracioso conmueve muy notablemente, porque desencadena una respuesta somática ¡la risa! Tanto que a veces es espasmódica, la carcajada. Con un buen chiste se parte uno de risa. Desde luego ni lo sublime ni lo bello provocan respuestas tan claramente perceptibles.

Lo que pasa es que hay propuestas que molestan, es como el chiste del gallego que ve a un par de chicas y les dice

¿Preguntar ofende?

No, pregunte, pregunte.

¿Son ustedes putas?

Pues es que hay cosas que se sabe que a una parte de la población no les puede gustar ¡Que no les puede hacer ni puta gracia! A los judíos que han sufrido tantísimo con el holocausto ¿Cómo les va a hacer gracias que se bromee con eso? Ni a los musulmanes que se blasfeme. Con eso no digo que esté justificado matar a los blasfemos. Pero lo suyo sería cortarse un pelo!¡Es de sentido común! Así lo veo yo, pero ya sé que en esto no hay unanimidad.

Pero si además el concejal Zapata ha pedido perdón. Se muestra arrepentido. Jura y perjura que eso no se corresponde con su manera de pensar y de sentir ¿Qué más quieren?

Lo que sospecho es que hay mucho aguafiestas. Y muchos que aprovechan que el Tinto y el Odiel pasan por Huelva para dispararle a la nueva Corporación por debajo de la línea de flotación.


lunes, 15 de junio de 2015

La vital tauromaquia.


LOS TOROS.

A mí los toros me la pelan.

Yo nunca voy porque los encuentro aburridos. Ahora que cuando funcionan, funcionan, de putísima madre. Eso es algo que no saben, ni nunca sabrán sus detractores.

Si los toros fueran lo que ellos dicen que son, serían horribles. Pero es que no son así.

¿Los voy a defender? Pues no ¡allá películas!

No los voy a defender porque es inútil. Porque no existe la más mínima posibilidad de que los convenza. Por lo tanto ¡buena gana!

Yo entiendo de toros, aunque no soy un taurólogo. Entiendo de toros como entiendo de gazpacho. Es decir, poca cosa.

Si se entiende de toros, aunque sea tan poco como yo entiendo, se dispone de una filosofía de la vida de la que no disponen los que no entienden.

Los toros son una ilustración del vivir, de lo que es  trabajar, de conseguir lo que se quiera. Se trata de poder matar a tan temible bicho en un cuarto de hora, o algo así, no lo sé exactamente. Eso es poco menos que imposible. Sale aquel animal despendolado y hay que pararlo con el capote, y llevarlo a la suerte de varas. En la que le hacen un par de putadas hermosas. A nada que no realicen bien la suerte resulta desagradable ¡muy desagradable! Mejor ni pensarlo. Con eso se le bajan los humos bastante. Y con las banderillas algo más.

A pesar de tanto desgaste a un toro en ese momento ¡no hay dios que lo mate! y con la muleta lo van domeñando y reduciéndole el ánimo hasta que baja la cabeza lo suficiente para poder entrar a matar.

Si la faena de muleta en vez de hacerse bien se hace mal el toro se crece y no hay modo de matarlo. En tal caso, después de tres avisos, va al corral y allí lo matan los matarifes. Y al torero le pitan y le insultan.

Y digo que eso es un modelo de vida porque se refiere a muchas cosas que nada tienen que ver con el toreo. Por ejemplo dibujar.

Cuando uno se plantea hacer un dibujo, por ejemplo del natural, tiene un papel ingres de uno por setenta. Es el toro. Y carboncillos, difuminos, trapos y gamuza que son capote, muleta banderillas y pica.

Nada más empezar se plantea el dibujante acabar con aquello lo antes y lo mejor que se pueda. Si se es diestro se termina fiesta en paz. Si se es un manta, o no se tiene un buen día, el desastre está servido.

Y llega un momento que hay que matar. Que hay que terminar el dibujo. A veces mis alumnos se demoraban demasiado ¡y no entraban a matar! Y se aproximaban los avisos y el fracaso.

Le contaba esto mismo a un amigo cordobés y arquitecto, por lo tanto probable aficionado a los toros y al dibujo, y me lamentaba de que como mis alumnos no entendían de toros no les podía decir ¡Tienes que entrar a matar! porque no me comprenderían.


Y me dijo: Y te comprenderían aún menos si les dijeras: ¡es que está pidiendo muerte!


viernes, 12 de junio de 2015

Ver de oído.

EL CIEGO.

Ya hace tiempo que no ando con ciegos. Me fascinan los ciegos. 

Como no pueden ver son insensible a los estímulos visuales. A los de los demás y a los propios, por eso tienen esas expresiones tan raras. Esas muecas y esas cosas tan extrañas que hacen con los ojos. Por eso suelen llevar gafas oscuras, ellos no se darán cuenta, pero alguien les advertirá.

Pero por lo general pueden oír y pueden hablar. Aunque conocí a un chico que además de ciego era sordomudo. Una tragedia. Un amigo mío ciego, creo que no totalmente, se comunicaba con él por el tacto. Le cogía una mano y con una suya le hacía signos de sordomudo ¡y funcionaba!

El tacto es el gran recurso. Es lo que tenemos más vegetal. Un día os contaba que las plantas ven, pero no tienen ojos, y oyen, pero no tienen oídos, huelen pero no tienen nariz, saborean pero no tienen lengua. Ven, oyen saborean y huelen difusamente con todo su "cuerpo" o con una buena parte. Nosotros no tenemos órganos específicos para el tacto, lo sentimos con todo nuestro cuerpo. En realidad el oído es una derivación del tacto. En definitiva es un sistema con membranas muy sensibles que golpeadas por el aire en movimiento producen lo que conocemos como señales acústicas. Y los infrarrojos tampoco los vemos con los ojos, pero sí con todo el cuerpo, es la sensación de calor, o de frío, que es el negro del infrarrojo.

Pero como los ciegos, por lo general, pueden oír están abiertos al habla. Y también, por lo general, pueden hablar. Luego ¡están salvados! porque la comunicación humana es oral principalmente. Aunque es verdad que se usa mucho ese código paralelo, que decía Prieto, que es la escritura. Y en eso los ciegos lo tienen más crudo. Se han inventado el braille, que es táctil ¡el gran recurso! y con ello se valen para salir del paso.

El caso es que la gente se comunica principalmente de modo oral o escrito mediante signos del lenguaje. Y estos son realidades interpuestas entre la gente y la realidad propiamente dicha. Por ejemplo, la pipa de Magritte no es una pipa, como él tan sabiamente afirma. Es un signo con el que no se puede fumar, pero que significa esa realidad que es una pipa.

Generalmente vivimos apartados de la realidad, pero arropados por los signos que la significan, por eso los ciegos gozan, por lo general, de tan buen humor.

En cambio los sordos suelen estar de muy mala leche. Y los sordomudos ¡para que decir! A pesar de que pueden acceder a los indicios de la realidad, que son principalmente visuales ¡pero no a la comunicación ordinaria! A pesar de tanto icono publicitario, y no publicitario, a pesar de que la escritura es cada vez más profusa, a pesar de todo eso la comunicación es, sobre todo, oral. Y como los sordos no se enteran ¡pues están jodidos!

Porque claro, uno se apaña con lo que se apaña, y lo que no necesita ¡ni lo echa de menos! Por ejemplo: no tenemos sonar, pero como no somos murciélagos, pues no lo echamos de menos. Mientras que un murciélago sin sonar iba a pasar más hambre que el perro de un ciego. Ni tenemos perceptores de electricidad y un tiburón sin ellos es como un murciélago sin sonar. Ni sentido magnético, sin el cual las palomas y otras aves estarían perdidas. Ni podemos volar, cuando, dicen, que el 60% del los animales vuelan, la mayoría de las aves y muchos insectos.

Todo esto se me ha ocurrido a partir de haber visto un kiosco de la ONCE en mitad de uno de los enormes, y escasamente iluminados, pasillos de la estación de Atocha. Allí dentro estaba el ciego cheposo, con los brazos cruzados, acurrucado en el mostrador mínimo, delante de la minúscula ventanilla, esperando a que detuviera algún cliente de la gente que, más o menos rápidamente, pasábamos por allí, en todas direcciones. Y ese habitáculo acristalado, con cupones pegados por todas partes, que no tendría mucho más de un metro de lado y dos de alto era como una jaula, o una pecera, de no mucho más de dos metros cúbicos donde aquel hombre, supongo que privado del sentido de la vista, consumía su jornada laboral.


¡Ocho horas cada día embutido en aquella urna! Sintiendo el pasar de la gente y esperando que gotee el maná!