Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

sábado, 23 de abril de 2016

Contra corriente.

(Por primera vez, en casi quinientas entradas, esta es de pura ficción)

UNA VIDA REVERSIBLE.

Cuando el personaje de esta historia acababa de cumplir 75 años estaba fenomenal de salud. Ya se lo decía una amiga ¡Pero míralo. Si está cada día más joven! Parece que tengas esa enfermedad de Julio Cortázar por la que nunca envejecía.

Todo era normal en su vida. Su buena salud y su buena forma. Nada llamativo, pero según pasaba el tiempo en vez de dar muestras de envejecimiento parecía que rejuveneciera. Empezó a perder peso, pero esa pérdida se detuvo en el punto que tenía cuando era un joven.

En esa época tenía un hijo de 50 años y un nieto de 25 que acababa de tener a su vez un hijo.

Pasaron 13 años y con 88 parecía tener poco más de 60. Estaba un poco más gordo, con más pelo y menos cano ¡y se sentía muy bien! Incluso su libido se ha recuperado notablemente. Parece tener la misma edad que su hijo. Su nieto tenía entonces 32 y su biznieto 13.

Al cumplir los 100 años ¡nadie lo podría imaginar! Porque parecía tener 50. Estaba como un toro. Pelo negro con muy pocas canas. Un voraz apetito. Inquieto porque se sentía cachondísimo. Y, claro, le extrañaba su estado. Era pensionista, pero temía que como lo vieran en la Seguridad Social ya que eso le acarrearía problemas. Porque, claro, los centenarios no son tan raros ¡pero no con esa pinta! En el mejor de los casos pueden aparentar ser octogenarios ¡pero no un cincuentón! Su hijo ya llevaba entonces un lustro de pensionista, y estaba bien ¡pero no como él! Parecía que se hubieran invertido los papeles y cuando salían juntos el padre parecía el hijo y el hijo el padre. Su nieto ya tenía por entonces 50 y su biznieto acababa de tener un hijo.

Con 125 años había batido todos los records ¡roto todas las marcas! Sobre todo porque parecía tener 25 años ¡100 años menos! Ya hacía unos años que murió su hijo de puro viejo! Su nieto ya lleva años de pensionista. Su biznieto ya tenía 50 y su tataranieto acaba de tener un hijo. En la Seguridad Social hacía tiempo que conocían su caso aunque le costó un papeleo que asimilaran la situación. Menos mal que encontró trabajo y había dejado de ser perceptor para pasar a ser contribuyente ¡y se olvidaron del caso!

Cuando se fue aproximando a los 150 años el panorama empezó a adquirir tintes dramáticos. porque iba reduciéndose su talla y su peso.

Cuando tenía 135 años y medio aparentaba tener 12 y medio, la misma edad que el hijo de su tataranieto, aunque cuando este tuviera 13 años él aparentaría 12. Por otra parte era un niño normal, guapo, ya hacía tiempo que había dejado de trabajar. Y para establecer una situación familiar convencional su tataranieto lo adoptó como hijo, porque llegaron a la conclusión de que esa es la mejor solución posible. O sea, que se convirtió en hermano del hijo de su tataranieto. Pero a su padre adoptivo no le llama padre porque sabía que era en realidad un lejano descendiente. La única diferencia con un niño normal y corriente es que conservaba memoria de toda su vida, más o menos como la conserva todo el mundo, de manera que algunos recuerdos remotos en el tiempo los mantenía vivos y de otras cosas insignificantes se había olvidado completamente. Por ejemplo, no tenía que aprender a leer. Y pasaba el rato leyendo, haciendo sudokus y enredando en el ordenador. Sabía perfectamente que su caso es raro ¡pero es! Ergo tiene una carta de naturaleza indiscutible. Y su existencia será todo lo anómala que se quiera ¡pero es que la que es! y habrá de imponerse necesariamente.

Pasados 145 años desde su nacimiento su aspecto era el de un niño de cinco años, pero con una memoria de adulto, porque seguramente la mente de un niño de esa edad ya esté perfectamente configurada, aunque casi vacía de contenidos, pero no en su caso.

A medida que iba pasando el tiempo se iba aproximando a su nacimiento y eso desconcertaba a todo el mundo. Su padre adoptivo se aproximaba a los 50 y su hermano a los 25 y se sentían desolados como el resto de la familia, de la que no he hecho mención, pero que existía, naturalmente.

¿Qué pasaría cuando alcanzara y rebasara los 150 años de nacido y entrara en su edad prenatal?

Ya, previsoramente, se habían puesto en contacto con médicos, que se pusieron a idear el modo de afrontar con éxito esa situación insólita.

Lo tendrían que meter en una incubadora, a ver si se iniciaba el proceso inverso y empezara a crecer y con ello a envejecer, aunque a los recién nacidos ese verbo no les cuadre. Y si no creciera, sino que continuara retrayéndose hasta el estado embrionario no bastaría la incubadora sino que habría que recurrir a una solución "in vitro" y buscar un "vientre de alquiler". En tal caso lo suyo sería implantarlo en una hija, carnal o política, de su padre adoptivo, o sea que llegaría a ser hijo de un vástago de su tataranieto. En tal caso ¿conservaría su memoria? O sería en todo una nueva criatura.

¿Nos pasará algo así? El caso es que ¡todavía estamos a tiempo!





domingo, 10 de abril de 2016

El timo de la banderita.


NEGAR LA EVIDENCIA.

¿Se puede negar la evidencia?

¡Claro!

Porque evidente no es sinónimo de verdadero. Con frecuencia lo es, pero a veces es falso. Ya que evidente es lo que parece indudablemente verdadero a primera vista, pero a veces es mentira. Por ejemplo, los magos, estilo Tamariz, están burlando continuamente lo evidente, porque contradice lo que parece verdadero y luego resulta ser falso.

Parece evidente que los catalanes tienen derecho a que Cataluña sea independiente de España, y por ello tienen derecho inalienable a realizar un referéndum que dilucide la cuestión.

No veo la veracidad de ese axioma.

En primer lugar porque donde se dice "catalanes" habría que decir "empadronados en Cataluña". Porque, por ejemplo, mi amiga Asunción, que es catalana de pura cepa, con sus dos apellidos catalanes, de familia catalana de muchas generaciones, y que habla catalán divinamente, como está empadronada en Madrid, no tendría vela en ese entierro. Mientras que, por ejemplo, un paquistaní que esté nacionalizado en España y empadronado en Cataluña sí que podrían intervenir con su voto en esa cuestión.

Por eso digo que no le veo la razón de ser al derecho a determinar por votación entre los empadronados en Cataluña el que ese territorio siga siendo una región española o se convierta en una república independiente. No veo que los empadronados en esa, o en otra, región sean los dueños, que puedan disponer libremente el destino de la región que habitan ignorando totalmente la voluntad de los ciudadanos del resto del país. Sobre todo cuando la ley fundamental de España establece que la soberanía de nuestro país reside en su pueblo, en sus habitantes, en todos ellos, y no en una parte.

Con eso no digo que no tenga que ser independiente. Pero la cosa no es tan fácil. Hay que recorrer caminos más tortuosos.

Y, desde luego, lo primero a dilucidar sería la legitimidad del pretendido referéndum. Y no darlo por legítimo de entrada.

Eso es un timo. Y los timos parecen verdaderos pero son mentiras. Mentiras interesadas del timador.



viernes, 1 de abril de 2016

Reencuentros.


LO NUNCA VISTO ÚLTIMAMENTE.

¡He aquí una exposición que no os podéis perder!

Se titula "LO NUNCA VISTO. De la pintura informalista al fotolibro de postguerra [1945-1965]" en la Fundación Juan March del 26 del 2 de 2.016 al 5 del 6 del 2.016

La vi de prisa, porque tenía prisa ¡pero volveré!

Tenéis que verla, porque es un gustazo ¿Qué tengo que decir? ¡Nada más! que la veáis porque es fantástica.

Es la época en la que todo el mundo pintaba como Tapies. Es un decir, porque fue Tapies el que pintó toda su vida como pintaba todo el mundo en esa época. Con su persistencia singularizó lo que en su origen era plural.

Son cuadros que no representan nada, o que no se ve bien lo que representan.

Son.

Son en sí mismos.

No tienen forma (lo cual es imposible). O sea que no tienen forma definida, La tienen indefinida, Son parecidos a costras, a cortezas, a desconchones. Y las fotos de esta exposicón lo son de cosas informes, y tienen por ello su misma pinta.


Los comisarios de exposiciones, los curadores de los museos, y gente así. son documentalistas, desempolvadores de cosas viejas. Clasificadores de restos mortales. Y entre esos restos mortales los hay que no se han muerto. Son los cuadros, las esculturas y otros objetos artísticos. Por eso cuando los ponen a galopar de nuevo, exhibiéndolos en una exposición, siente uno la alegría infinita de haber encontrado, o de haberse encontrado en, un paraíso que creía perdido.