Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 26 de octubre de 2008

El abogado del diablo.

Este post, precedido por este dibujo del Salterio, se lo dedico a Agapo.
UN VEDETISMO TERRIBLE.
El viernes fuimos a ver el “Abogado del terror” por recomendación de mi amigo Agapo. Es un documental que más parece una descarga de documentos, pero vamos, es un documental.

También la recomiendo yo, porque es verdaderamente interesante. Pero no es para ir con sueño atrasado, porque es un poco soporífera. Yo me dormí totalmente sólo un poquito, mientras que un buen trozo la vi en un duermevela… Alguien se durmió a mi vera.

Jacques Verges es el prota de la peli y de la realidad que allí se cuenta. Sale, o más bien nos recibe, en su despacho. Debe tener 80 años pero está el tío en forma total. Guapete y mejor que nunca porque en sus imágenes antiguas parece que está colgado de las gafas.

Dice en la peli que su madre era vietnamita y su padre francés residente en la isla Reunión, por lo que tiene la carilla achinada y resentimiento de colonizado.

Como buen gabacho resulta a primera vista elegante y mundano. Y más tarde cargante y hortera.

Viene a ser un coleccionista de terroristas. Amigo de Pol Pot y de su socio, que sale en la peli y de otros muchos que iré diciendo. A mi este señor me parece que es uno de esos que van subidos en zancos para parecer gigantes, o uno de esos actores de reparto que se las dan de estrellas.

Siempre mantiene una gran empatía con sus clientes y desprecio por sus represores porque se muestran torpes para comprender a sus defendidos. Mantiene un delicado equilibrio que incluye la amistad y excluye la complicidad. Llega a casarse con su defendida la famosísima terrorista de la guerra de la independencia de Argelia Djamila Bouhired quedando él en un plano secundario. Y mucho más tarde compartió algún polvo con otra famosa terrorista, Magdalena Kopp, defendida suya, y mujer del famosísimo terrorista Carlos ¡que hay que echarle! También defendió a Carlos, y al Carnicero de Lion ¡parece que hace a todo! Y ¿cómo lo explica? Porque no soporta ver a la gente humillada.

A mi me parece muy bien que a los terroristas los defiendan los abogados porque hay que proporcionar el castigo al delito ¡y eso hay que negociarlo!
También conviene oírles para ver cómo enseñan su corazoncito. Allí decía uno que en una “operación” se cruzaron unos niños y se cortaron un pelo, eliminando tan sólo al pez gordo que tenían a tiro. Y otro que salía, de la guerra de Argelia decía que acabó aborreciendo el ordenar que pusieran tantas bombas porque dejaban muchos lisiado. Los muertos no le importaban porque ¡al final nos vamos a morir todos!

A mi eso del terror me parece una cabronada sin atenuantes ni matices. Tanto el de los terroristas como el uniformado. Creo que la esencia del terror consiste en intentar quitar del mando de una sociedad al mandarín, obligado como está a garantizar la seguridad de sus miembros, matando y lisiando indiscriminadamente a un buen número de inocentes. Para que esa población agredida caiga en la siguiente cuenta: “Si este cabrón le puede a mi protector debe tener de dónde para ser un eficaz protector ¡pues fuera este inútil y paso libre a este hijoputa que me va a proteger que te cagas!” y de ese modo el agresor recibe el impulso del agredido para quitar al otro y ponerse él.

¿Qué no? ¡Ya, ya! Piénsalo, piénsalo.

Bueno, venía yo dándole vueltas a todo esto cuando paso por la esquina de la calle Ávila donde yo había visto hace poco el chalecillo donde se cometió el atentado terrorista que cuenta Trapiello en “La noche de los cuatro caminos” ¡Y ya no está! Lo han derribado y están construyendo una casa de pisos. No se si quedarán fantasmas. Pera mí que ni eso.


lunes, 20 de octubre de 2008

Lo bueno si es breve ...

Este post, precedido por este dibujo que no pertenece al Salterio, pero que podría pertenecer a una edición aumentada se lo dedico, naturalmente, a mi amigo El Pájaro. EL PÁJARO.


Tengo un amigo de postín al que apodábamos El Pájaro porque parecía un ave zancuda, larguirucho y con un cuello alargado con una protuberante nuez que movía con agilidad y parecía una grulla tragándose un pez.
Para que os hagáis una idea se parecía un poco a Sergio Ramos. Hoy todo el mundo le llamará Don Alberto, ya que se trata de un distinguido funcionario con acusado sentido del humor. Rasgo que posibilita el pueda desarrollar con naturalidad aficiones, que en otros pudieran ser horteras, como jugar al golf, que es una adicción de toda su vida.

Recuerdo a El Pájaro por muchísimas cosas, pero sobre todo lo recuerdo por una brevísima redacción que he tenido presente toda mi vida y que he contado cientos de veces.

Os preguntareis ¿por qué tengo este blog y lo alimento cada semana? Pues porque me gusta redactar, y así puedo hacerlo. El redactar es un placer en sí mismo, sirve sobre todo para disfrutar, y ya es bastante. Por eso lamento lo poco que en nuestro país se estimula a los estudiantes para que redacten y valoro tanto la redacción de mi amigo, prodigio de concisión y de crítica a tan empobrecedor sistema.

Tengo que poneros en antecedentes de un detalle, y es que en la calle Marina de Huelva, en una medianería que sobresalía sobre la cubierta del edificio colindante había un cartel publicitario, con una imagen igual a la reproducida bajo este texto y con un slogan: “DE LA QUILLA A LA PERILLA LOS BARCOS VAN PINTADOS CON PINTURAS HEMPEL”

La redacción en cuestión fue un trabajo de clase que le mandó a mi amigo una profesora llamada Paloma (nombre raro en Huelva y corriente en Madrid): El recurrente tema de la redacción era: “El Mar”

Sin más preámbulos paso a transcribiros casi al pie de la letra la redacción completa:


El MAR.

El mar está surcado por barcos que de la quilla a la perilla van pintados con Pinturas Hempel.

En el mar hay muchas especies de peces de las que podemos destacar la chaputa, la pijota y la brótola.”

¿Podéis creer que Paloma calificó la redacción con un 7?

Entonces El Pájaro se partía de risa contando la abultada calificación. Pero yo pienso que calificar una redacción que se recuerda después de más de medio siglo es una auténtica cicatería. De todos modos Paloma supo ver que esa breve descripción tenía un indudable mérito literario.

lunes, 13 de octubre de 2008

La ruina universal.

Este post, precedido por este dibujo del Salterio y concluido por otro dibujo publicado hace mucho en Monóxido, se lo dedico a Almudena, que es como la menta y me presta su atención. LEVIATÁN.


Este blog no puede ser insensible a los grandes problemas de la humanidad. De modo que voy a echar mi cuarto a espadas en esta crisis que nos consume.

De estar en lo cierto mi tocayo Hobbes y de existir realmente Leviatán. Este parece estar enfermo, víctima de meningitis. Y ¿cuáles son las meninges de Leviatán que están irritadas. Pues el sistema bancario.

Toda economía está basada en el sistema bancario. Tanto las de las grandes empresas, como las de las medianas y las pequeñas y hasta las familiares y las personales. De los bancos no se libra ni Dios, ni siquiera los que manejan dinero negro que lo blanquean en los bancos.

Como las meninges que cubren y protegen todo el cableado nervioso de un organismo, los bancos son la protección del cableado económico de Leviatán. Si las meninges se infectan se ha jodido el individuo. Así como si el sistema bancario se pervierte Leviatán se habrá jodido. Y eso es lo que pasa.

Pero ¿a qué se debe tal “meningitis”?

Pues a la metástasis que padece Leviatán. Ya que cada uno de sus órganos tiende a crecer desproporcionadamente debido a la tendencia que tienen los humanos, que son sus células, a forrarse y por lo tanto a engordar, ellos y sus posesiones.

La crisis se ha desatado debido al progreso del IGUALITARISMO tal como se viene aplicando. Porque si tenemos dos clases sociales tradicionales: aristócratas y plebeyos, hay que determinar por dónde se iguala.

Igualar por abajo es fácil, pero no mola. Igualar por el medio es posible, pero tampoco mola. Lo que mola es igualar por arriba ¡TODOS ARISTÓCRATAS!

¡¡PERO NO SE PUEDE!! ¡¡¡Ahí está el problema!!!

¿Por qué no se puede?

EN PRIMER LUGAR porque, hace falta mucha pasta.

¡Pues ahorramos!
Pero es que nos van a dar las uvas…

Pues nos empeñamos.

¿Quién nos presta?

¡Pues los bancos!
Eso sí, cobrándonos un interés por prestarnos una pasta que no es suya.

Lo indicado es que presten una parte menor de la que tienen almacenada, no vaya a ser…
Pero prestan casi toda, tratando de secuestrar a todo el mundo de por vida para que se vaya soltando en el banco todo lo que se pueda pillar por ahí trabajando o como sea. Algunos no pueden más y dejan de pagar al banco. Y cuando son demasiados los morosos el castillo de naipes se viene abajo.

Y EN SEGUNDO LUGAR porque hay que trabajar. Y como lo propio de los aristócratas es no dar palo al agua, si todos somos aristócratas ¿Quién coño trabaja?

Ergo una de dos: o seguimos con las diferencias de clases o igualamos por otro sitio ¡No hay otra!

domingo, 5 de octubre de 2008

La frontera de los tiempos.

Este post,que se inicia con este dibujo del Salterio, se lo dedico a mi sobrina Elena que desde hace mucho advierte que los recados telefónicos los recoge con una máquina. LOS ANFIBIOS.


Anfibio es el que tienen dos vidas. Ya se sabe que hay bichos que de jóvenes son acuáticos, los renacuajos, y de mayores terrestres, las ranas.

A la gente de mi edad le pasa algo parecido, porque –desde la perspectiva actual- de jóvenes éramos antiguos y de mayores somos modernos.

El panorama que viví de joven seguramente era muy parecido al que vivieran en el siglo XIX y antes. Claro, no se trataba de una antigüedad total y absoluta, como sería la previa a la primera máquina de vapor. Estaba entreverada de modernidad, pero el componente antiguo estaría próximo al 80 %.

Las vivencias antiguas no han desaparecido todavía en todo el mundo. Se pueden tener viajando. No por el tiempo, que no se puede, sino por el espacio. Uno va a Marruecos y parece que está en un belén escala 1:1.

Lo que pasa es que la gente viaja como los astronautas y los buzos, metida en trajes-cápsula rematados por escafandras. No está verdaderamente donde va. Ya se que no es fácil, pero es que no lo intenta. No ve más que jodida miseria por todo sitio. Como lo que ve no se corresponde con sus expectativas dice: esto es una mierda. Bueno, como siempre en el pecado se lleva la penitencia.

Lo que ocurre es que de turista uno no tiene más posibilidad que la de meter las narices en otro sitio y “en otra época”, pero para vivirlo realmente habría que quemar las naves, quedarse allí para siempre y comprarse un enterramiento para que en su día se depositen sus despojos.

Pero no hay que ser tan radical, y mucho menos nostálgico. Porque no hay modo de volver al pasado. Lo más que se puede hacer es rememorar la vida de renacuajo y compararla con la de rana. Y ¡mucho ojo! No caer en la tentación de pensar que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Porque además no hay pasado, ni futuro, ni tampoco presente. Tan sólo gerundio, recuerdos y expectativas.

Algunas de las impurezas de modernidad que contaminaban aquella antigüedad casi pura que viví son las siguientes: Había aviones, pero pocos y de hélice y en los que no se montaba casi nadie. Y trenes, pero con locomotoras de vapor. Y autobuses rudimentarios y muy bellos, como los que hoy en día se pueden ver en Malta. Y coches como de Eliot Ness y camiones con unas rugientes bocinas. No había tocadiscos, sino gramófonos de cuerda. Había radio, de esas góticas de lámparas, los transistores llegaron mucho más tarde. También había radios de galena, pero en plan juguete. Tampoco había tele. Había cine, no conocí el mudo pero mis padres sí. Las películas eran en blanco y negro y una minoría en technicolor. No había videos, ni ordenadores o como si no. Nada de PC. Había una buena parte de lo que hay hoy, pero más escaso y rudimentario.

Algunos de los atributos de aquella antigüedad eran los siguientes: El transporte de materiales y repartos consistía predominantemente en carros tirados por mulos, burros o caballos. Recuerdo que echaban unas meadas copiosas, amarillas y con un olor tremendo. Acarreaban de todo, arena, ladrillos, grava, carne, pescado, pan, de todo y luego, engalanados servían para ir al Rocío. Muy especial era el carro de la basura que olía terriblemente a podrido, no como hoy que el camión de la basura huele poco o nada. El transporte más suntuoso era el de los coches fúnebres. Tirados por caballos coronados por elevados penachos de plumas negras ¡Qué lujazo! Como fastuosas carrozas, grandes y negras el cochero de librea y chistera con escarapela negra, encaramado en el imponente pescante con faldones de terciopelo negro y galones aún más brillantes. Había coches de caballo, aún no había taxis, tan solo algunos automóviles de alquiler. La navegación de calado importante ya estaba mecanizada, pero en Punta Umbría todos los barcos de pesca de bajura eran de vela. La mayoría de los juguetes los fabricaban los propios niños, y los juegos eran estacionales y colectivos. Los vecinos en invierno se reunían en torno al brasero a jugar a la lotería, y en verano en la calle, sentados en las sillas que sacaban de sus casas, para tomar el fresco por la noche. Había muchos más espectáculos en vivo: la banda de música tocaba el kiosco. En los teatros, y también en carpas, ponían dramas, comedias y espectáculos de música y canciones, a veces todos los días cambiaban de obra.

Pertenezco a una de las generaciones que le tocó, en nuestro país, torcer la esquina de la historia, de modo que pudo estar en la antigüedad y luego en la modernidad. Ya en la generación de mis hijas no es posible. En nuestro país ya todo es moderno, hasta las antigüedades que se restauran y se patinan según el gusto moderno, es decir, la fisonomía que para un moderno debe tener lo antiguo. Para ver todavía antigüedad entreverada de modernidad, como dije antes, hay que viajar al tercer mundo, que desde el punto de vista cronológico, al menos, es el primero.

Cabe preguntarse ¿cuál es la diferencia principal entre aquella antigüedad y esta modernidad?

Aquella antigüedad estaba dominada por la escasez: aceite, harina, azúcar y, todo se compraba por cuarto y mitad. Y se aprovechaba todo, hasta la basura que se utilizaba como abono. Y sobre todo la gente hablaba con la gente y en los escenarios actuaba gente.

En la modernidad actual domina la abundancia y el despilfarro: carros rebosantes de los supermercados que se trasvasa a uno de los coches propios. Y se aprovechan poco las cosas, incluso cosas fácilmente reparables o en perfecto estado de funcionamiento se tiran a la basura o se abandonan en la calle o en “puntos limpios”. Ahora la gente se relaciona poco con la gente. Sobre todo lo hace con máquinas, radio, tele, cine. A uno le resultan más familiares las caras de unos que viven en Hollywood o las voces de los locutores de la SER que las de sus propios vecinos.