Precedido de este dibujo del Salterio que parece macabro, pero que no es así, sino que expresa más bien el resentimiento con la Naturaleza que ha otorgado al Reino Vegetal la gracia de la supervivencia y de la descendecia por esquejes y a nosotros no. Mientras que se ha mostrado generosa con la estirpe animal más próxima a la nuestra, los Equinodermos. Es sabido que si se corta en pedazos una estrella de mar, cada uno de ellos reconstruye una estrella completa.
Aunque a lo mejor es que nos quedemos como estamos, porque si al cortarnos las uñas generamos una descerdencia de veinte individuos cada vez. O de cientos cuando vamos a la peluquería...
Está dedicado este post a Ana y a Rafol, que vuelven hoy de la nieve.

En la misma relación en que está la muerte respecto a los muertos, está el tiempo respecto a sus afectados.
Pero así como a los afectados por la muerte se les llama muertos, no hay un nombre para designar a los afectados por el tiempo.
Luego para referirme a ellos los tengo que bautizar, aunque solo sea provisionalmente. Los voy a llamar HIDECRÓNOS (hijos de Cronos) porque como tales son generados y destruidos por él. De todos modos este palabro no es una palabra propiamente porque carece de universalidad, tan sólo se entiende en el estrechísimo ámbito que este post.
La muerte -propiamente- no existe, existen los muertos. Lo que ocurre que a la vista de estos se ha pensado en una causa general e imaginaria a la que se ha llamado muerte. Es un concepto que no tiene correspondencia real, porque todo el mundo no se muere por lo mismo. Tan sólo es real en cuanto que es un concepto, una palabra. Pero que no describe nada real, sino algo imaginario.
Se ha dicho, en el plano conceptual, que sólo existe lo que tiene nombre, y lo que no lo tiene no existe. Por lo que la muerte, que tiene nombre, no tiene existencia real, existe conceptualmente. Mientras que los HIDECRÓNOS que existen realmente, no existen conceptualmente al no tener nombre reconocido.
Pero como cuando se habla, se escribe, se escucha y se lee ¡y hasta cuando se piensa! se emplean conceptos ¡y solo conceptos! lo existencial se limita a lo conceptual. De modo que en esta esfera conceptual ¡y en el plano mental! existe la muerte, aunque en la realidad no exista, y no existen los HIDECRÓNOS aunque existan en la realidad.
Luego el tiempo y su modo de ser es algo inventado ¿está bien inventado? Bueno, no está mal, pero creo que se puede mejorar.
La muerte no está muerta, ni tampoco viva. Están muertos los muertos.
Por esa regla de tres, el tiempo no está sometido a sus propios rigores, tan sólo somete a ellos a los diversos HIDECRÓNOS, pero no a sí mismo. Los diversos HIDECRÓNOS pasan, se transforman, se consumen, pero el tiempo no pasa, ni se transforma, ni se consume. Un reloj, o una vela, o el curso del sol no son el tiempo, son HIDECRÓNOS.
Luego representar el tiempo por relojes, velas o cursos solares no son buenas representaciones. En todo caso como señor y dueño de todas esas cosas. Pero mejor representación, me parece, es una olla hirviendo, en la que aparecen y desaparecen los diversos HIDECRÓNOS que evolucionan, circulan, se pochan, se transforman y se consumen.
A la olla no le pasa nada de esto, la olla está tan pancha. El tiempo se da en ella. Pero ella, aún siendo tiempo, está fuera del tiempo y de sus contingencias.
