VOLVER A TIEMPOS
NORMALES.
Hasta el retorno de la democracia
a nuestro país oí a mi padre expresar muy frecuentemente su anhelante deseo de
"volver a tiempos normales".
En el fondo de un aparador teníamos
"media botella" (una botella de la mitad de tres cuartos de litro) de
"Fino La Ina". Un amontillado de Jerez que había sobrado de las
navidades del 36 y que mi padre guardó para brindar con ese vino cuando llegaran
los "tiempos normales". En mudanzas y otros ajetreos doméstico
aparecía la botella y mi madre estaba temerosa de que se rompiera y mi padre se
llevara un disgusto. Esto ya lo he contado en un post hace mucho tiempo.
Estos día se habla bastante de
"volver a tiempos normales".
Pero se habla de ello
temerosamente.
Porque en "los tiempos normales" teníamos mucho paro,
muchos salarios insuficientes, mucha incertidumbre, muchos incendios que
asolaron regiones enteras, y parte importante de continentes, como es el caso de Australia, muchas bolsas de plástico petando los océanos, muchas guerras como
las de Irak que producían muchos muertos
y muchos refugiados a los que no se les acogían. mucha miseria en África y
mucho oropel en Europa y por ello inmigración ilegal, que si lograba su
objetivo malvivía, en paro o trabajando, muchos atentados horribles, etc. etc.
Y fabricación compulsiva de
bienes, enseres domésticos, automóviles y herramientas que al poco tiempo hay
que convertir en chatarra para dejar sitio a los nuevos productos en el llamado
primer mundo, mientras que en "otros mundos" se tienen que apañar con
herramientas preindustriales.
Contaminación masiva y opresión
de la naturaleza, que con este paréntesis de la pandemia parece recuperarse...
Ahora estamos ansiosos por salir
de esta terrible pandemia.
Pero salir para entrar ¿dónde?
¿En esa rutina tan penosa de la
que esta catástrofe nos ha sacado provisionalmente?
No nos engañemos. Después de esta
catástrofe sanitaria nos aguarda otra catástrofe económica.
¿Y después?
¿Volver a esos "tiempos
normales" tan agrios?
En este mal trago por el que
estamos pasando también se producen cosas buenas.
¡Muy buenas!
Como los aplausos
a las ocho de mucha gente agradecida a tantos abnegados.
Gente de a pie que
jugándose el tipo y contra viento y marea nos están salvando la vida, nada
menos, y poniendo la suya en juego. En buena parte para los efectos de la
imprevisión y de la dudosa gestión de las autoridades.
Y digo dudosa porque llevamos más
de 13.000 muertos y salta la duda de si con otro modo de gestionar no nos iría mejor.
O peor...
Ya digo, hay dudas...
El gran trabajo no lo está haciendo las élites de nuestra sociedad.
No digo que no hagan nada.
Pero los que están trabajando hasta la extenuación y se están llevando todos los golpes es la gente normal y corriente.
Que lo está haciendo maravillosamente bien. Son los que se lo curran en los hospitales
¡No cabe la menor
duda!
Pero ¿qué ha pasado? ¿Qué está pasando?
¡Pues que esta crisis nos han cogido en bragas!
Por lo que este virus nos está arrasando
impunemente.
Nuestro remedio casi exclusivo
viene siendo escondernos como conejos.
Sin posibilidad de identificar a los infestados, sin
medicinas adecuadas, sin respiradores, sin mascarillas, sin vacunas...
Y lo de las residencias de
ancianos ha sido pavoroso. Porque no han identificado los afectados y se han
producido contagios y muertes masivas.
Cuando salgamos de esta, de la
primera, entraremos en la segunda...
Y a ver si en ella nos orientamos
de otro modo para cuando salgamos que nos encontremos con un panorama menos
acuciante.
No haciendo de la sanidad y de
los asilos de ancianos negocios tan lucrativos y tan cogidos con alfileres.
Y a ver si dejamos un poco de lado
esa afición tan universal a peer en botija.
¡Que toda la pólvora se nos va en
salvas!
Multitudes empeñadas hasta los
ojos para ir a un cruceros. O gente que ha pillado más pasta de la debida y la drena como puede ¡Es ridículo!
Como es ridículo estar trabajando
de mala manera con sueldos miserables pero luego tener la Ligas de las
Estrellas.
Los millonatis invierten donde más
pillan...
Pero pillan más gracias a la
tontuna del respetable.
Hay que hacer cochecitos
corrientitos, carreteras viables y trenes modernos para ir a cualquier sitio y
una red informática como dios manda para que la gente no se vea obligada a
vaciar el país y a petar las urbes. Y exportar a los que necesitan productos y no atiborrar con
ellos a los que ya están servidos.
La concentración de trabajadores
y de consumidores está muy bien para los capitalistas. Pero a la gente en
general les vendría mejor una mayor dispersión.
Antes todos los pueblos estaban
poblados, pero vivían miserablemente.
¿Cuál sería la mejor solución?
¿La que se ha tomado?
¿Abandonar los pueblos y
amontonarse en las grandes urbes?
¿No sería mejor volver a los
pueblos y vivir en ellos confortablemente?
Con buenas comunicaciones de
personas, mercancías y datos seguramente se podría.
También de ese modo habría mucho
tajo para los capitalistas y la gente viviría mejor.
En la situación de crisis
sanitaria ¿Quién puede vivir decentemente?
Ni siquiera los ricos ¡Caen como
chinches! ¡Esta mortandad es muy democrática!
No se trata de darle a esta
sociedad la vuelta como un calcetín. Pero sí se podría marcar un rumbo distinto.
Por lo menos para que nos podamos
defender mejor si es que viene otra...
¡Porque es muy probable que venga
otra!
Y la concentración de personas es
la que nos mata.
¡Eso va a resultar muy caro!
Pues también son muy caros los
cruceros y las ligas de las estrellas y no nos sacan de apuros.
Y si viene una de estas que no tenga
uno que quedarse empotrado en su pisito, sino un poco más suelto, en su parcelita, regando las lechugas, viviendo en una
casita remota de la España rellenada.
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