Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

martes, 29 de diciembre de 2020

David y Goliat




TODO CUANTO EXISTE.

Hoy por hoy se cree que todo cuanto existe, aquí y en los confines del Universo, está compuesto por algunos de los 118 elementos del Sistema Periódico de Mendeléiev.

Antes no se creía eso. Y puede que en un futuro tampoco. Pero hoy es eso lo que hay.

Y ese conjunto de seres se suelen clasificar en dos grupos, aunque con otros nombres del que yo les doy:

Seres animados y seres inanimados.

O sea, seres con alma y seres sin alma.

Y ¿qué quiero decir cuando digo alma?

A la vista de lo visto, me refiero al genoma.

Compuesto de un ácido con estructura encadenada compuesta a su vez por una sucesión de cuatro sustancias distinta que forman moléculas de DNA.

Nosotros nos lo explicamos como un texto. Como un "pliego de condiciones"  que describe el ser y la potencialidad de cada uno de esos seres animados.

Capaz de mandar instrucciones  dentro y fuera de su ser.

Esas instrucciones son copiadas en otra sustancia parecida, pero distinta, que es el RNA.

Lo bueno, y lo malo, es que esas órdenes pueden causar efectos en otros seres animados.

Es lo que pasa con el COVID 19 que se mete en las células de un tipo y les dice: "Pasa de lo que te diga tu dueño y porte a fabricar virus que sean como yo. Que aquí tienes las instrucciones".

Luego hay "seres animados" que desde nuestro punto de vista son pequeños como la bacterias y las arqueas, que se miden en micras, que son milésimas de milímetro y más pequeños todavía, que son los virus, mil veces más pequeños que las bacterias y también los hay grandes como nosotros.

Lo dicho, lo nuestro es lo grande, cuando no lo grandioso. Porque nosotros, y otros animales de nuestro pelaje, nos medimos en metros y en centímetros. Pero claro, es que pasamos por alto que no somos propiamente individuos, sino colonias, agregados de células y que además vivimos en simbiosis con otros seres microscópicos.

Pero ni las células, ni las bacterias y arqueas son las formas vivas más pequeñas. Las hay, repito, mil veces más pequeñas, los virus. Que están compuestos de un alma pequeñita, una cadena de DNA, en un cuerpo gobernado por ella. Un vehículo capaz de darnos ¡disgustos mortales! como se ha hecho evidente en este año 2020 que ahora termina.

Pues bien, esos seres animados también se dividen en dos grupos, a los que llamo: Autosuficientes y Parásitos.

Los autosuficientes se aprovecha de seres inanimados y los parásitos de inanimados y de animados. Por lo que los podemos calificar de gorrones.

Hoy por hoy la especie gorrona por excelencia es la nuestra. La especie humana.

Que además la nuestra es una especie autóexplotadora, porque no se limita a explotar a seres inanimados y animados de otra calaña, sino a sus propios congéneres.

Y ¿en qué se diferencian respecto a su conducta los seres "animados" de los "inanimados"?

Pues que los  "animados" tienen la capacidad de "buscarse la vida" ad hoc, o sea currándoselo, mientras que los inanimados lo hacen automáticamente. Por ejemplo el oxígeno que oxida "automáticamente" y, por ejemplo, incendia un bosque si concurren las circunstancias necesarias.

Y ¿en qué consiste eso de buscarse la vida?

En hacerse de lo que quieren, como procurarse alimentación para no perecer y en reproducirse como quieren o como pueden para perpetuarse. Si no uno mismo, por lo menos la estirpe a la que cada uno pertenece.

Claro que respecto a lo de morir y reproducirse también tenemos dos grupos:

El de los procariotas, las bacterias y las arqueas, que salvo que se las maten no se mueren y se reproducen principalmente por división de los individuos, aunque a veces intercambian genes entre dos individuos, y siempre son unicelulares. Y, como he dicho, miden milésimas de milímetro.

Y el de los eucariotas que tienen reproducción sexual, compartida, y se mueren. Unos son unicelulares y otros pluricelulares y se miden desde micras hasta metros.

Nuestra alma, nuestro genoma, es grandísima. Porque somos complicadísimos.  Aunque no somos autosuficientes como los vegetales.

Y además nos la damos de ser inteligentes en exclusividad.

Pero los hay inteligentes fuera de nuestra especie. Algunos de ellos completamente insospechados, como, los virus,  con almas pequeñitas, cuyo genoma ocupa lo que uno o dos versos, y como he dicho son con frecuencia  más inteligentes que nosotros, porque en estas partidas de ajedrez, a vida o muerte, con frecuencia nos van ganando y consiguen acorralarnos de manera vergonzosa. Habréis oído en la tele al Dr. Enjuanes, especialista en crear vacunas, hablar de los virus como seres inteligentes que traman planes estratégicos para tendernos trampas en las que caemos como chorlitos... Pero  como todo bicho viviente hace lo que nosotros los humanos: crecer, o mantenerse vivo si ya no puede crecer más, y reproducirse, o haberse reproducido. Y, como nosotros, vivir a costa de los demás. Dependen como nosotros de los demás. Y, como nosotros, curran a los demás aunque ellos no quieran.

Y a veces los virus nos las hacen pasar muy putas.

Huelgan los argumentos.

Claro que nosotros les ayudamos a arruinarnos con nuestras maneras megalómanas de estar y de ver el mundo.

Lo dicho, huelgan los argumentos a estas alturas.


 


 

No hay comentarios: