EL PARAISO PERDIDO.
Con una británica puntualidad
Septiembre anuncia la pérdida del Edén.
¡Y le podemos dar las gracias
porque esta vez se ha portado! Ya que normalmente irrumpe con lluvias y vientos
y hoy los árboles tan solo se mecen suavemente. Pero esa fresquita luminosidad
no deja de ser sospechosa. Y anoche, en
la que presumiblemente será la última sesión de cine de verano de este año,
hacía un biruji respetable al final de la proyección. Y además resultaba muy
bonito ver como la pantalla se elevaba en una emocionante escena de los vengadores,
alzada por el viento.
Ya Agosto no es mucho de fiar, ya
se sabe: "En Agosto frío en el rostro".
Mientras que Julio es la Gloria.
A mí, desde luego, el tópico del
Infierno caliente, y -por ende- la Gloria fría no me cuadra. Para mí la Gloria
es tórrida, luminosa y risueña. Mientras que
el Infierno es helado, oscuro y tenebroso.
No creo que haya que irse de este
mundo para alcanzar el Paraíso. Yo ya estuve del 70 al 73 cuando vivía en Puerto
Rico. Y mira que estábamos en la parte más seca de ese Paraíso, en Ponce. Está
clarísimo para mí que el Árbol del Paraíso es el del café, aunque en Ponce
mismo no había café, pero sí allí cerquita.
A mí donde me gusta vivir es en
Madrid. Aunque tiene el Paraíso solo en pleno verano. Ya sé que no es este un
sentimiento compartido, porque todo el mundo se queja. Pero yo no. Me gusta
pasar calor. Me gusta salir al porche, a la hora de la canícula, tirarme en el
sofá con un libro en un alternativo leer, y dormitar, tratando de recuperar-
inútilmente- un párrafo detrás de cada cabezada.
Con todo, Madrid es un lugar
bastante paradisiaco todo el año. Con un clima incomparablemente más suave que
todos los lugares que lo circundan: Guadalajara, Ávila, Segovia, Toledo, Cuenca,
ya me diréis.
Es que Madrid tiene mucho Feng Shui. Pero claro ¡todo es
relativo! Por mucho feng shui que tenga, encaramado como esta en esta meseta y
en estas latitudes... Pero está claro que su orografía al norte y al oeste le
otorga una protección milagrosa, como mandan los cánones. Aunque el mar al sur,
el mar u otra acumulación de agua, pues no se ve. Y no se ve porque no está,
porque esas aguas nos las bebemos. Así está el pobre Manzanares, tan mermado.
Para versarse en este asunto hay
que recurrir al lenguaje de las flores. Si pintan agapantos ¡todo está en
orden! Esa flor se abre en Julio. Pero cuando maduran sus frutos ¡malo, malo!
Pero es en la buganvilla donde
concentro toda mi atención ¡soporta tan mal el invierno madrileño como yo!
Creía que era imposible mantener vivas en Madrid estas plantas durante el
invierno. Pero hace tres años que Elenita nos regaló una planta pequeña, pero
florida, que creció bastante aquel verano. Pasó un invierno de perros ¡pero
sobrevivió con sus dos ramas! y se hermoseó en el verano. Tras la dura prueba
del segundo invierno parecía que se hubiera perdido, pero solo perdió una de
sus ramas (ya sabéis que las plantas tienen la extraña cualidad de poderse
morir en parte sobreviviendo el resto) y este verano se ha puesto estupenda.
¡Dispuesta, como yo, a encarar la
dura prueba del invierno!
4 comentarios:
Bueno tú, que todavía hasta el 21 de septiembre es verano, y para eso queda casi un mes!! No adelantemos acontecimientos, que ya nos tocará sufrir... De momento todavía nos queda tiempo para disfrutar del paraiso fuencarralero!!
Bueno, cambio de comentario... Qué bajón tener que ponerme ya una chaquetilla... :-/
Se acerca el invierno...
Bueno¡no hay q acojonarse! Aún queda el veranillo del membrillo y el de san Martín, q no sé si son el mismo. Y en cualquier caso para el infvierno aún queda, q en sí mismo es corto y enseguida empizará a vislumbrarse de nuevo el Paraíso.
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