Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 9 de septiembre de 2012

¡Menuda es la vida!








LOS GIGANTES BURRICIEGOS.

Somos gigante burriciegos porque nadie puede ver células a simple vista, por lo que nadie cayó en la cuenta, hasta bien entrado el S. XVII, de que la vida es básicamente celular y que no somos más que gigantescas colonias de células.

Suponen los sabios que la Tierra tiene por lo menos 4.000 millones de años, y puede que 4.500.

La vida apareció pronto. Puede que tan solo 1000 m. de a. más tarde, o quizás menos. Y durante todo ese tiempo previo a la vida, la actividad en este planeta sería exclusivamente química.

La vida la ejercen inicialmente seres unicelulares sin núcleo. Inicio y mucho más ya que este fue el modo de vida exclusivo durante casi el 80% del tiempo transcurrido. No es que ya haya dejado de haber tales seres. Los hay en abundancia y puede que sean la base que sustenta cualquier clase de vida.

Tales organismos unicelulares habitaban en exclusividad los mares y puede que las aguas continentales. El tamaño aproximado es de 10 micras (un metro es igual a un millón de micras). Algunos tienen clorofila y otros no. De la actividad vital de los primeros se desprende un gas venenoso, el oxígeno, que supongo que produciría grandes estragos al principio, hasta que se desarrollaran organismo que hicieran uso de este desecho para sobrevivir.

La actividad de estos organismos tiene un efecto planetario, ya que -sin ir más lejos- la atmósfera tan oxigenada que tenemos se debe a dicha actividad. Hay autoridades que sospechan que los depósitos calcáreos de los fondos marinos está provocados por análogos organismos. La cosa no es menor, pensemos que los Picos de Europa están formados por esos depósitos elevados por plegamientos.

En el último cuarto del periodo vital de la Tierra se produce una importante novedad, alguien inventa la célula con núcleo ¡Menudo invento! Ya que trae aparejado el sexo y la muerte.

Para reproducirse las células sin núcleo simplemente se dividen ¡y lo hacen a toda velocidad! o se juntan dos en una que luego se divide. No hay sexo, ni machos ni hembras, y ¡nadie se muere! Es la eternidad y el igualitarismo absolutos.

Los organismos sin núcleo tienen una probada eficiencia ¡pero nunca trabajan en equipo en los que haya división de funciones! Mientras que las célula con núcleo son por naturaleza clasistas y tienen una gran habilidad para organizarse en seres pluricelulares. Inventaron el gigantismo. Un ser humano está compuesto por cientos de billones de células. De modo que no es que las células sean pequeñas ¡nos resultan pequeñas! Como diría Rafael el Gallo, las células son como tienen que ser. Y nosotros, y los que nos rodean, gigantescos.

Y todo esto ocurrió subrepticiamente bajo el manto de las aguas, ya que durante el 90% del tiempo que media entre el día de hoy y el principio de la Tierra, los continente no contenían absolutamente nada. Eran desiertos absolutos. Se podría ver nuestro planeta tan pelado  como vemos Marte en las fotos del Curiosity y en las precedentes.

Claro que de haber observadores fuera de nuestro mundo se habrían dado cuenta que bajo las aguas ¡habría tela marinera! A la vista del oxígeno atmosférico, de las montañas calizas y de lo coloradito que baja el río Tinto.

Por eso andan escamados los científicos del Curiosity, y otros colegas, ante el férreo rubor y los misteriosos canales de Marte.

Son cosas que dice o inducen a pensar el libro "La historia más bella de las plantas. Las raíces de nuestra vida" del Pelt y sus compinches.




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