Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

jueves, 22 de noviembre de 2012

Bipedismo neto.


UN AGUDO SONIQUETE.

Iba sentado  en el tren de cercanías de Fuencarral a Getafe rumbo a la Carlos III cuando oigo a mi espalda aproximarse muy rápidamente un sonido como de maraca.

Veo, cuando pasa por mi lado, que lo produce un joven alto, vestido de gris claro con camiseta sin mangas y pantalón deportivo. 

Lo sorprendente es que no tenía brazos, ni muñones. Por los huecos que dejan las tirantas de la camiseta se veían unas limpias suturas, meras líneas correspondientes a las cicatrices. Y sujeto con la boca llevaba un vaso transparente de plástico, es de suponer que con monedas dentro, que agitaba produciendo ese agudo ruido de sonaja, repetido regularmente.

Pobrecillo ¡qué putada! ¿cómo podrá valerse? Y ¿cómo se embolsa las limosnas? Tendrá que tener un socio, o alguien que le ayude. 

Al día siguiente, por casualidad,  en el primer tomo de los Ensayos de Montaigne, que traigo entre manos estos días leo lo siguiente: 

"Vi ha poco en mi casa a un hombrecillo, natural de Nantes, que carece de brazos y que se ha acostumbrado de tal modo a que sus pies le hagan oficio de manos, que casi han olvidado su menester natural. Llámalos sus manos y con ellos trincha, carga y descarga una pistola, enhebra una aguja, cose, escribe, se destoca, se despeina, juega a las cartas y a los dados y baraja con tanta destreza como cualquier otro. El dinero que le di (pues se gana la vida exhibiéndose), cogiólo con el pie como otro lo habría cogido con la mano. Siendo niño vi a otro que, carente de manos, manejaba con el pliegue del cuello una alabarda y un mandoble, arrojándolos al aire y recogiéndolos, lanzando una daga y haciendo restallar un látigo como un carretero francés".

Pensé que para que alguien se quede sin brazos basta con que pierda uno dos veces. Y sin piernas perdiendo una tan solo dos veces. Y ciego perdiendo un ojos dos veces. Y sordo si pierde un oído dos veces. Si se pierde tan solo una vez no importa tanto. Lo digo porque yo de un oído casi no oigo y no me importa mucho. 

Y eso pasa porque pertenecemos, como vertebrados, a la estirpe de los "deuteróstomos". Inicialmente una clase de gusanos carentes de extremidades y hasta de mandíbula. Fijaos en los peces  que carecen de patas y los más antiguos ni tenían mandíbulas. Lo llamativo es que animales como las serpientes no tengan patas ¡porque las han perdido, o han prescindido de ellas! en el curso evolutivo. Y eso ha ocurrido "recientemente" después de desaparecidos los dinosaurios.

Si conserva uno las dos piernas al menos puede caminar, porque somos bípedos. Un cuadrúpedo faltándole alguna pata ya tiene problema para desplazarse. Entre los mamíferos debemos ser los únicos bípedos, mientras que las aves son todas bípedas. Las otras dos extremidades, las alas, las tienen para volar, para desplazarse por el aire. Aunque algunas no puedan.

Otro cantar es el de los "protóstomos", que están archidotados. Por ejemplo, los artrópodos tienen el cuerpo compuesto de una larga sucesión de anillos y cada uno de ellos tiene cuatro extremidades. Dependiendo de la especie se pierden algunas pero les quedan de sobra, y varias de ellas modificadas se transforman en mandíbulas. Las moscas tienen ojos compuestos que son como racimos de ojos simples. Y las vieiras tienen ojos de estructura parecida a la de los nuestros, pero más de dos, puesto que tienen 60 ¡Si se quedan ciegas ya es mala pata!
 
Tras la contemplación de aquel joven sin brazos del tren tuve una curiosa visión: Toda la gente con la que me crucé o vi por la calle, toda la que pude ver en la universidad: chicos, chicas, hombres, mujeres, gordos, flacos, grandes, pequeños, jóvenes y viejos ¡todos tenían dos brazos!

2 comentarios:

Angelarcardona dijo...

¡Uf! que cosa más triste.
Supongo que sabes que yo estuve año y medio en silla de ruedas, por un colapso renal agudo que me afectó a las terminaciones nerviosas de los pies y parte de las piernas. Fui a varios neurólogos y todos dijeron que no volvería a andar. También me dijeron que podía haber sido peor, que me podía haber afectado a manos y brazos. Pero yo no me deprimí y decidí que volvería a andar. Ha sido una recuperación lenta pero segura, de hecho ya hasta puedo hacer alguna carrera jugando con mi perra. Pero claro, no parece ser que te puedan crecer los brazos como los rabos de las lagartijas.
Un beso y felices fiestas y suerte con la lotería (la mejor del mundo la de tu familia y amigos)
Ángela

saltes dijo...

Pues sí, es una cosa muy triste.
No sabía q te había pasado eso ¡menos mal q te recuperaste! Cada una de esas cosas afecta a poca gente, pero son tantas q nadie se va de vacío. A mí, como a todo el mundo, me han pasado algunas cosas verdaderamente espantosas, afortunadamente bien solucionadas las más cercanas.
Un beso y muchas felicidades.