EN CONTRA DE LAS
CASTAS.
Ya sé que todo el mundo un poco
progre está en contra de las castas ¡pero no es verdad!
Y que todo el mundo un poco
progre está a favor del igualitarismo ¡pues yo no!
¡Nadie es igual a nadie! a lo
mejor los tornillos, y no es seguro, pero, desde luego, las personas no.
Los que defiende el igualitarismo
son de la clase del cojo que en una multitud asustada porque le persigue un
toro grita ¡No corráis que es peor!
Nadie es igual a nadie. todo el
mundo es diferente ¡Eso es evidente! Lo cual no autoriza a establecer
categorías. Como que tal es mejor. O es peor. Mejor o peor ¿para qué? Que
alguien sea mejor o peor en términos absolutos es un sin sentido. Porque para
unas cosas uno es bueno y para otras malo.
Todo el mundo es distinto y el
establecer una escala de valores es arbitrario y abusivo. Y desde luego
pretender que el peor de una clase sea mejor que el mejor de otra es algo
absolutamente infumable. Pretender que los blancos sean
mejores que los negros, o los alfa mejores que los beta, o viceversa ¡¿De qué?!
No obstante está clarísimo que explícita
o implícitamente casi todo el mundo admite que hay una clase superior.
Para los creyentes en esa clase
están reyes, príncipes, magnates, santos, papas, cardenales y obispos.
Mientras que los no creyentes no creen
tal cosa...
¡Vaya que no! También creen en
una clase superior, compuesta por gente famosa: héroes, políticos incorruptos, sabios,
escritores, poetas y artistas, cocineros famosos, directores de cine, etc. Y
una clase inferior compuesta por "gente anónima".
Y eso es debido a que la gente
siente vértigo si ve que vive en una sociedad sin clases. Se desorienta y se
acojona.
Se suele pensar que el rebaño ha
de estar regido por el pastor y sus perros. Y la metáfora es perfecta, porque
los pastores ordeñan a sus ovejas, venden la leche y hasta la mierda. Sacrifican los corderos y venden su carne y su piel.
¡Pero libran a las ovejas del
lobo!
Es peor el remedio que la
enfermedad, porque el lobo es un peligro incierto y los pastores causan un daño
cierto.
¡Pues yo no! Yo no creo en la
bondad de las sociedades pastoreadas. Creo que nos podemos apañar haciendo cada
uno lo que sepa hacer, y lo mejor que pueda ¡que a veces llega a ser
alucinante! Y cobrando lo justo, que nunca tiene que ser ni una miseria ni una
locura. Y entre todos podremos hacer todo lo necesario para vivir prósperamente,
sin tener que mantener una casta adorada.
Que realmente no es más que una pandilla de explotadores, a los que tan solo les
motiva el beneficio propio.
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