EL CALIFATO DE CATAR.
Yo no tomo partido ni dejo de
tomarlo, porque no sé qué pasa exactamente, porque no lo puedo ver. Porque yo
no veo lo que pasa sino las imágenes que me enseñan, y no tengo más información
que lo que dicen que pasa.
Pero si nos atenemos a los
resultados comprobamos con toda evidencia que, por activas o por pasivas, los
regímenes laicos musulmanes están cayendo uno a uno, favorecidos por Occidente,
léase los EE UU principalmente.
Cayó el estado laico del Sah de
Persia y desde entonces tienen un estado teocrático. Cayó el de Hassan Hussein
en Irak y el estado que tienen no se sabe muy bien cómo es, probablemente ni
siquiera sea un estado, y, desde luego no es laico. Cayó el estado laico de Ben
Ali en Túnez y se perfila el predominio de los Hermanos Musulmanes. Cayó el
estado laico de Gadafi y también se perfila el predominio de los Hermanos
Musulmanes. Ídem con Mubarak en Egipto y Mansur en Yemen. Y el estado laico del
presidente Asad de Siria se desliza por la pendiente aceleradamente hacia el
abismo. De modo pacífico y democrático en Turquía mandan los islamistas
moderados y Ataturk va camino del desván y el ejército garante del laicismo va
de capa caída ¡por poco democrático! El fangal mayor está en
Afganistán y en Paquistán, donde la guerra es abierta y profunda.
Claro que están en cuestión el
tema de la democracia y el de los líderes revolucionarios anquilosados que se
perciben como dictadores.
Falta Argelia, en la que hace
mucho los islamistas ganaron las elecciones inútilmente, porque no se les
reconoció su triunfo y que parece firmemente vacunada. Protegida por Francia
que no parece estar por la labor. Cuya influencia en Siria parece que se esté
quebrando inevitablemente, pendiente de un hilo ruso. Desde luego en Túnez se
quebró.
¡Es el pueblo soberano el que se
revela!... A veces ayudados desde el aire por los bombardeos de los aliados,
como en Libia. O ayudados de otros modos, v.g. un taxista ceutí y similares. Parece bastante claro que la
democracia en todos estos países es más religiosa que laica. Y el mosaico
musulmán se teocratiza uniformemente. Y las monarquías de esta cultura de tan escasa
o nula democracia no sufren la más mínima contestación ¿no es curioso?
Y todo bienpensante,
librepensador y agnóstico respalda sin reservas este proceso democratizador, pasando
por alto que simultáneamente es teocratizante.
En un documental en la tele sobre
ese país emergente que es Catar, que es riquísimo y gobernado por una monarquía
sin partidos, habitado por una minoría de nativos con plenos derechos políticos
y una mayoría compuesta por minorías de extranjeros con derechos reducidos, dijeron
¡solo un instante! que habían pasado de la neutralidad al apoyo efectivo a las
revoluciones antes mencionadas.
Y yo me pregunto ¿vamos derechos
a otro Califato? Es decir a un estado musulmán universal. En tal caso el de
Catar, como fueron en su día el de Damasco, el de Córdoba, el de El Cairo, el
de Estambul y algunos otros.
Para salir de la penumbra y
colocarse en lo más alto del candelabro será la Sede del Mundial de Futbol y
aspira a serlo de las Olimpiadas.
Con el mismo fin también se está
poniendo a la cabeza del amanhatamiento hortera. Para el que, no lo neguemos ¡Son
unos maestros!
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