Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 6 de mayo de 2012

Currar como es debido.



 
TALLERES

Por donde me ha llamado a mí Dios es por los talleres. Aunque nunca he trabajado en uno. He trabajado y trabajo en un taller de pintor de cuadros. Pero, al tener tan menguado éxito, el mío no es  propiamente un taller. También trabajo en reparaciones domésticas propias, con las que no gano nada, pero tampoco gasto. Por eso las cosas nos duran eternamente y es una risa.

Ya sabéis lo que dicen que dicen los chinos, que si quieres ser continuamente feliz que tengas un jardín. Bueno, pues para eso también sirve un taller. Por lo que soy doblemente feliz, porque tengo un jardín y un taller. Mi taller es un antiguo garaje y lo tengo llenito de herramientas y cosas. 

Ahora se repara poco. Hace ya varios años se le salieron un par de rueditas dentadas a la impresora al tirar enérgicamente de un papel. Llamé a reparaciones y el presupuesto era igual a una nueva ¡pero si son dos rueditas! Nada. Total que las puse yo y sigue vivita y coleando.

Hace 40 años estuvimos en Uruguay y casi todos los coches que circulaban eran de hacía 40 años. Eso era posible porque en los talleres reparaban las piezas o las reconstruían. Ahora ya no tendrán esos coches, pero podrían tenerlos si hubieran continuado con la misma costumbre. O sea que la eternidad pasa por eficaces talleres. Me dirán que así se impide el progreso ¡a cualquier cosa llaman progreso!

Para mí hay tres talleres principales: El de la peli "El Gran Torino", el de electricidad del automóvil que está al final de la calle Virgen de Valverde de Fuencarral y el mío. El primero de ellos es un decorado, o sea que no es. Del segundo hablaré a continuación. Y el tercero, el mío, lo tengo ¡vaya! arregladísimo. Todo en orden y me falta tan solo barrer ¡que no es poco! De este tenéis una imagen al final del post.

El de Fuencarral lo regentaba un señor mayor, que ahora no lo veo, supongo que se habrá jubilado. Y quien lo lleva ahora es el que supongo que sea su hijo, que antes hacía de ayudante. Tengo la sensación de que, de ser cierta mi suposición, el hijo imitaba al padre, porque siendo joven aparentaba ser mayor, serio, de hablar pausado y reposados movimientos. Ahora se ha hecho mayor y en mi opinión se está encontrando a sí mismo. Tiene además una esquirla de metal clavada en el blanco de uno de sus ojos, que me inquieta. Un día le llevé el coche diciendo ¡No sé lo que le habrá pasado! a lo que respondió muy serio con una gran verdad: Todo lo que funciona se estropea. 

El taller es una delicia. Parece que, como el mío, está en el garage de una vivienda, supongo que la suya esté en el piso de arriba. La puerta tiene una cancela de hierro pintada de negro con aplicaciones doradas. Dentro reina la limpieza. Tiene un espacio grande en el centro para poner un coche a reparar. A la izquierda, delante de una ventana está el banco de trabajo con dos papeles o paños blancos encima. Las herramientas perfectamente dispuestas en la pared. 

Además de todo esto tiene muchas plantas, predominan las de hojas más bien redondas y lobuladas, que cuelgan, como rebosando del tiesto. Y en la pared del fondo penden unas cuantas jaulas con canarios que no paran de cantar.

Trabajar así es que da gusto.





2 comentarios:

Ana dijo...

El tuyo y el del Gran Torino ya los he visto, y efectivamente son geniales. Pero ese de Fuencarral tiene una pintaza también, ¡quiero verlo! Me ha venido a la cabeza el despacho del jardinero del vivero "Shanghai", que también da un gustazo verlo. Igual da para otra entrada... Y es que hay lugares emocionantes. No sé porqué no son todos así... Se curraría mucho mejor.

saltes dijo...

El de los vivero Shanghai es el despacho más bello q he visto en mi vida.

En el balcón que está junto encima del de Fuencarral alternan pinitos verdes y petunias rojas ¡puede q de la misma mano! Está gracioso.