DOÑA ANA Y MIS NIETOS.
Recuerdo con toda perfección mis primeras letras. Es decir,
las que conocí por primera vez.
Eran
parecidas a estas.
Aunque no exactamente ¡Eran mucho más bonitas! Me las enseñó
Doña Ana cuando yo tenía 4 años.
Vivía en la casa donde nací en 1940. Esa casa ya no existe.
Tenía cuatro pisos. El nuestro era el de arriba a la izquierda y el de Doña Ana
el bajo derecha. Yo bajaba cada día las escaleras con mi
cuaderno y me iba "al colegio". A casa de doña Ana que era una
maestra jubilada que vivía con su hijo y con su nuera.
De entonces conservo imágenes en la mente que algunas son
difusas, como la propia de Doña Ana. Una anciana de pelo blanco, de apariencia
seria aunque debía ser extremadamente cariñosa. La entrada a esa vivienda la recuerdo más bien oscura, mientras que la sala en la que estudiábamos era luminosa. Me sorprendía la radio, nosotros no teníamos
por esa época. Era como una casa de muñecas de donde salían voces. Doña Ana me
decía que estaba habitada por liliputienses. Desconfiaba del argumento pero la evidencia de las voces me desconcertaba.
Las imágenes clarísimas son las correspondientes a las
letras. A esa claridad ha contribuido que su recuerdo me ha acompañado toda mi
vida.
He sentido siempre una especial atracción por la caligrafía.
La de mi padre era de una gran belleza. Apenas si conservo de él un documento
que anda por ahí extraviado, y cuando por casualidad lo encuentro me produce
una gran alegría. Y mi gran pesar es que no consigo aprender la caligrafía
china ¡que eso sí que es caligrafía!
Total que acostumbro a escribir para mis nietos un abecedario
ilustrado con letras parecidas a las que me enseñaba Doña Ana. Hice uno para
Nico que luego utilizó su hermano Jorge. También tienen libros manuscrito y "manudibujados" por mí que no son abecedarios.
Ahora hice uno para mi nieto Alberto. Está ilustrado con animales, ya que es un devoto
amante de la zoología. Y como es hijo de otros padres vive en otro sitio y
necesita un libro propio, que recibió hoy como regalo de su segundo cumpleaños.
Estos libros no les pasan desapercibidos a mis nietos y les
acompañarán probablemente durante toda su vida. Y de paso alargarán la mía.
5 comentarios:
¡Qué belleza!
Tienes que ir a Japón, Maestro, ¡que llevas oriente en la sangre!
Muchas gracias hija ¡claro q tengo q ir!Pero es q estoy trabado occidentalmente...
¡Magnífico! cuando Javier (si mal no recuerdo, nieto añadido a los biológicos) se sumerja en la escritura y lectura, lo apreciará. Los dibujos, seguro que ya los aprecia.
Se llama Alberto ¡y biológicos son todos! Ya ves q h seguido tu consejo.
Bss
Soy un desastre con los nombres y con la memoria en general, pero conservo los conceptos, quedan sedimentos. Pero Alberto, si es biológico....?
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