LA FE ARTÍSTICA.
El arte, en la orgullosa sociedad
en la que vivimos, es una especie de religión politeísta donde los artistas, los creadores, son los
dioses. Y son adorados en templos, que son los museos y similares. Donde se exhiben
sus milagros, que son sus obras de arte.
Y en los que los fieles, que es el púbico en
general, se entregan con admiración
sin límites y con devota y sumisa pasividad.
Eso es debido a que el arte es
mágico. Y los artistas son magos y eso al público le encanta, le divierte. Pero
claro, una cosa es que sean magos y otra que sea dioses. Nadie puede llegar a
ser dios. Mago sí.
Nuestra orgullosa cultura
occidental tiene un principio fundamental: Ha hecho suyo un antiguo slogan de
BMW: "Solo lo mejor es bueno". Y tan solo son artistas aquellos que
hacen cosas que están fuera del alcance del común de los mortales. De hecho hay
una frase hecha que expresa muy bien esa filosofía: "Eso lo puedo hacer
yo" cuando algo le parece a alguien absolutamente despreciable. El corolario de esa frase
es la pésima imagen que tienen de sí mismos los que lo dicen.
Ese arte elitista está bien
cuando está bien. Porque a veces, y cada vez más, se cuelan pufos terribles. E intenta excluir
un arte popular practicado por particulares, por gente que no es artista reconocido, pero que verdaderamente lo es puesto que produce arte.
Yo he conocido en Andalucía, de
donde soy, un cantar, un bailar y un tocar la guitarra de naturaleza totalmente
popular y alcance poco menos que universal realmente admirables y en absoluto
elitista. Tan solo algunos eran profesionales de ese arte y no eran los
mejores. Lo hacían muy bien ¡pues solo faltaría que lo hicieran mal si cobraban
por ello!
Decir que el arte es una religión
es más que una metáfora. Prueba de ello es que está lleno de jerarquías: los
equivalentes a papas, cardenales, obispos, sacerdotes, curas, párrocos,
presbíteros, frailes, monjas, monjes, sacristanes,
monaguillo y hasta pordioseros que tirados en el suelo extienden sus manos en las
puertas de los templos.
Wittgenstein no encontró un rasgo
común a todos los juegos, si lo hubiera buscado en las religiones lo hubiera
encontrado ¿En qué se parecen todas las religiones? ¿En que adoran a Dios? Pues
no. Porque las hay sin Dios, como el Budismo o el Taoísmo. El rasgo
común a todas las religiones, monoteístas, politeístas, deístas o ateas ¡es el
cepillo! En todas hay pasta por medio. En eso también el arte cumple el
precepto religioso.
Pero últimamente conspicuos
sacerdotes de la religión artística se han rebelado contra las
"divinidades" negándolas. Han sacado a los artista de la circulación
y se han colocado ellos. Visítese el Reina Sofía donde lo que digo está
perfectamente ilustrado. No creo que sea el camino porque la erudición relativa
al arte no es arte.
Es verdad que los artistas no son
dioses, pero sí son magos al estilo Tamariz. Pero esos eruditos que suplantan a
los artistas, consagrados o populares, no son magos ¡Son unos pesados! Capaces
de dormir a rebaños enteros.
Así no va.
2 comentarios:
Bueno, malos tiempos para exposiciones interesantes. Quedo con tres amigas(entre ellas Mª Jesús Luelmo, con quien sigo manteniendo excelente relación)y lo que veo me deja igual que si no lo hubiera visto. No se si soy yo o es el panorama. La última vez que fui al Reina, me tocó pagar, y salí pensando que me habían estafado. Mucha carnaza en la columna, mucho que hablar sobre tus ideas, que son provocativas y acertadas. Ea
Ángela ¡esto es un aburrimiento! Y el Reina parece una churrería en la q el churrero, en exclusiva, frie y frie churros sin parar.
Besos para tí y para mª Jesus.
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