VERDAD VERSUS
REALIDAD.
Realidad es lo que es, lo que
está siendo, lo que ocurre, lo que está ocurriendo. Cuando aún no ha ocurrido,
aunque esté a punto, no es realidad. Como tampoco lo es lo que acaba de
ocurrir, pero ya no ocurre. Por lo que hay realidades duraderas y realidades
fugaces.
Verdad es la fiel descripción de
la realidad. De modo que si una descripción se ajusta a lo ocurrido es
verdadera, si no es mentirosa, es falsa.
La verdad, como la mentira, son
humanas emanaciones. A la realidad no le ocurre eso, está ahí aunque no se
repare en ella.
Lo malo de la realidad es que es
inaccesible. Se nota que existe, cuando se nota, por la cuenta que de ella dan
nuestros sentidos. Pero de nuestros sentidos no hay que fiarse, porque se
engañan con facilidad.
Si uno va al cine, o ve la tele,
ve imágenes que componen historias que no son reales. La realidad de ello son
sombras chinescas, fogonazos y oscuridades que producen esa ilusión. Por el
contrario donde se haya producido un escape radiactivo puede que no se
note nada pero se ha liberado una energía letal que cuando llega a notarse ya
es demasiado tarde. Todo el ambiente está petado de ondas hercianas y solo se
nota si se tienen encendidos los receptores correspondientes. Y de la infinidad
de ondas que lo inundan todo solo se manifiestan las que están sintonizadas.
Parece ser que hay animales con más
sentidos que los nuestros, por ejemplo los tiburones parece que sienten el
campo eléctrico de otros peces, o los murciélagos que parece que tienen una
especie de sonar. E incluso nuestros sentidos tienen otro alcance en bichos de
otras especies. De ahí la utilización de perros para que olfateando descubran droga en las
maletas en los aeropuertos o personas enterradas por los terremotos.
Ergo uno vive en la higuera. A
expensas de lo que buenamente le dejen enterarse sus sentidos, o que sea engañado
fortuita o intencionadamente. Por ejemplo, acaba uno creyéndose que lo que ve
en los telediarios es la realidad.
Vivimos pegados a una realidad esquiva, de
la que uno mismo forma parte, que se quiere apresar mediante la verdad que, en
el mejor de los casos no es más que un triste remedo de la realidad.
La gran paradoja es que real es
uno mismo, y de ese hecho tan solo se puede tener nociones indirectas e
incompletas, y con frecuencia falsas. Porque aunque el ver pueda sea engañoso,
ni siquiera puede uno verse por entero ¡nadie se ha visto nunca directamente la
espalda! Ni ha podido oír su propia voz. O por lo menos no la ha podido oírla
como la oyen los demás. Ni ha podido ver de lejos la propia pinta que tiene
uno.
2 comentarios:
Me encanta el dibujo! Y muy sabia reflexión.
Elena
¡Muchísimas gracias Elena!
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