LA REINA DEL TIEMPO.
El jueves pasado fuimos a una
fiesta que preparó María Luisa para invitar a sus hijos, los cónyuges de estos,
sus nietos y biznietos. No asistieron todos pero sí el más joven, Alberto, que
aún no tiene un año. En contraste con su bisabuela que próximamente cumplirá 94.
También estábamos invitados parientes políticos muy alejados en el esquema y muy próximos en la
realidad, y otros amigos también muy cercanos.
A María Luisa la conozco desde
hace 40 años por lo menos. Y siempre la he visto igual. Rubia, buen porte,
elegante y muy bella. No es que con 60 pareciera que tuviera 90, no. Con 90
parece que tuviera 60.
María Luisa ve como la gente a su
alrededor se va arrugando o desapareciendo y le angustia, porque cuando las
barbas...Yo le digo que no haga caso, que no caiga en el error tan común de
creer que uno de 70 se parece a otro de 70, uno de 80 a otro de 80, uno de 90 a
uno de 90 ¡que no es verdad! Uno de 80 a quien más se parece realmente es a sí
mismo cuando tenía 70, aunque un poco más viejo. Y hay gente que en diez años
cambia mucho o otra que cambia poco. O se la ingenia para que el cambio no se
note demasiado.
Si hay un negocio próspero es el de los cosméticos "anti-edad" porque se asienta en la capullez humana, que es inagotable. La gente se tira
en plancha a no cumplir ¡qué bobada! Entre malvas está la verdadera anti-edad
¡y no es plan! Ve uno a la gente haciendo el ridículo por ahí con disfraces de
juventod. En una entrevista decía Carolina Herrera que la gente no debería
vestirse y arreglarse como si fuera más joven. Sino para tener buena pinta con
la edad que realmente se tenga.
Hace unos días, coincidieron en casa María Luisa y un
matrimonio amigo que son chinos, Isabel y Juan Carlos, que seguro tienen
mejores nombres, pero que yo ignoro. Estaban fascinados con María Luisa, porque
aunque la veían mayor, no podían creer la edad que les decía que tiene.
Y es que para los chinos la
veteranía es un grado. Porque para ellos la experiencia es la madre de la
ciencia. No como nosotros, que el ser viejo está muy mal visto y estamos deseando
siempre mandar a los puretas al desván para dejar sitio a la juventud.
Porque además, obsesionados como estamos con el low cost, resultan preferibles los jóvenes porque cobran
menos. A Juan Carlos le gustaría que yo le diera clase de dibujo a María que es
una niña de 12 que tiene mucho talento. Me parece que no me cuadra y le
recomiendo a alumnos míos que tienen academias, y no se fía, porque prefiere a
gente con experiencia como la que tiene mi edad.
Total, que lo suyo es hacer de la
necesidad virtud y sacar siempre el mejor partido posible de lo que se tiene a
mano y no amargarse la vida pensando en la supuesta oscuridad del futuro que nos aguarda
porque como le decía yo a mis amigos del face book : no hubo ayer ni habrá mañana.
No hay más que un hoy renovado.
Y María Luisa tiene mucho salero
para renovar el suyo.
2 comentarios:
Bonito post para nuestra nonagenaria adolescente favorita. La yaya, que es como yo llamo a Maria Luisa , es una mujer extraordinaria, pero extraordinaria de las de antes, cuando ese apelativo se reservaba solo para los grandes de verdad.
Yo me apunto a la moda china, y confío en que Alberto aprenda de su bisabuela alguna verdad indispensable para la vida. Por el momento, ya consigue que se ría a carcajadas cuando le canta.
La yaya es admirable ¡pero Alberto es tremendo!
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