Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 29 de mayo de 2011

El difícil camino a la libertad.




LA GUITARTE Y EL GUITARTE.


La fase más reciente de la democracia española tiene la edad de Cristo. Restaurada tras la muerte del dictador, única contingencia que este no pudo eludir, que de haber podido… Desde entonces hay planteado un dilema: ¿Transformación o ruptura?

Recuerdo una charla de Gabi Cisneros en un modesto acto conmemorativo, en el instituto donde yo daba clase, con motivo de uno de los aniversarios de la Constitución, en la que dijo que en el último periodo del franquismo lo que evidentemente sobraba era la figura de Franco, porque España se había modernizado tanto que esa figura resultaba anacrónica y despegaba mucho.

Honradamente creo que no hubo ruptura. Lo cual no quiere decir, como creen algunos derechosos, que la clandestina oposición no tuviera velas en ese entierro.

La oposición al régimen era verdaderamente críptica. Una realidad oculta y clandestina con nulas posibilidades de volcar al régimen. Pero tenía una baza importante: la legitimidad democrática. Es decir que el franquismo evolucionara como evolucionara o contaba con esa oposición o estaba condenado al fracaso.

¿Por qué me acuerdo yo ahora de todo esto? Porque hace unos días asistí a una comida con antiguos compañeros ¡de hace 50 años! Del colegio mayor José Miguel Guitarte. Adriano, director de ese extinto colegio, hablaba de la fundación de “el Guitarte”, que antes había sido “la Guitarte”, es decir, la residencia universitaria José Miguel Guitarte.

Sólo algunos de los comensales habíamos estado en la residencia. El director del colegio, como la mayoría de los asistentes solo la conocían de oídas.

Tanto el colegio como la residencia eran del SEU, el sindicato, vertical, universitario, fuertemente teñido de azul falangista ¡así era esa época! Pero entre el azul de la residencia y el del colegio ¡no había color!

En la residencia había un nido de ultras que la gobernaba. Además estábamos los que aquellos llamaban, con no poco desprecio, los “residentes medios”, es decir, la plebe.

Eran revolucionarios anti todo: Antifranquistas porque creían que el franquismo había usurpado la ideología y sobre todo la iconografía de la Falange para vestir a un régimen que era una desnuda dictadura. Antimonárquicos y anticlericales por razones obvias. Parecía que solo encontraban indudablemente positiva la figura de José Antonio y una vez al año, el 20 de Noviembre, peregrinaban a pie al Valle de los Caídos. Se decía que en una de esas celebraciones a la que asistía lo más granado del régimen y que presidía el dictador, en un instante en el que reinaba el más profundo silencio, uno de los de nuestra residencia gritó: ¡FRANCO TRAIDOR! Eso puede dar idea de cómo era aquella gente.

Estaban orgullosos de ser de derechas porque decían que todo estado es conservador por naturaleza, y por ello de derechas. Ponían como ejemplo clarísimo la Unión Soviética. Supongo que la creerían regida por enemigos, pero por lo demás un estado perfecto al ser totalitario. Excuso decir que a mis 20 años, recién aterrizado de Huelva, no lograba entender nada de todo aquel barullo.

Pero algo se empezó a mover por allí. Que si cierran la residencia…Y apareció Martín Villa, que es como si lo estuviera viendo, con su mirada aquilina, pese a sus gafas de miope, o quizás acentuada por ello. Reflejaba su rostro su determinación y su claridad de ideas y se produjo la milagrosa transformación. Pasó de residencia a colegio mayor, con lo que el equipo directivo de la residencia cesó en sus funciones y nombraron una nueva directiva para el colegio.

Aquella directiva carecía del radicalismo de la anterior, por lo que resultaba mucho más “civilizada”, pero claro, no dejaba de ser falangista.

¿Cuál era el paradigma de aquellos falangistas progresistas? (valga la paradoja). Adriano lo dijo el otro día con una sorprendente claridad: Ante la presumible proximidad de la muerte de Franco les parecía que la única salida aceptable para nuestro país era la monarquía. En tal caso se presentaban dos opciones: O al estilo marroquí o al estilo europeo. Con muy buen juicio un grupo de falangistas que logró imponerse optó por la segunda. Tal opción implicó abrir las puertas de las catacumbas para que la oposición al régimen franquista recuperara su voz y su voto y una auténtica monarquía constitucional quedara instaurada.

EL cambio de rumbo se ha manifestado en signos históricos de todos conocidos. Pero también fútiles e inadvertidos, como cuando a Guitarte le cambiaron el artículo.

2 comentarios:

Angelarcardona dijo...

Desde que te conocí (y porque tu lo nombraste) tengo 15 años menos que tu; mi relación contigo era igual de fluida que la que tenía con mis amigos generacionales; me sorprende saber que viviste en un centro falangista. Igual me lo contaste y se me ha olvidado. Me ha sorprendido.

Recuerdo que un día hicimos cuentas sobre el número de casas en las que habíamos vivido y ganaste tu por una, pero no recuerdo lo del colegio. Precisamente una de mis frustraciones de juventud es la de no haber vivido en un colegio mayor. Pues felicidades por haber estado en aquel colegio, y sobre todo, por estar igual de fresco y lozano que hace cincuenta años.

Besos, Ángela

saltes dijo...

Si no te hablé de aquel lugar es porq no vendría al caso, q si no lo hubiera hecho, como lo hago ahora.

Aquel no era propiamente un centro falangista. Un centro falangista era, por ejemplo, la escuela de mandos José Antonio. Era un colegio mayor de la universidad, pero las autoridades haciendo un manifiesto abuso de poder le plantificaban el yugo y las flechas. También había gente, como el citado Gabi Cisneros, que iniciaron allí su carrera política. Pero la mayoría estábamos allí alojados porq evidentemente era mejor q una pensión, q era la alternativa.

Bss.