Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 10 de octubre de 2010

Visiones temerosas.

Este post nº 187 del Salterio se publica el día 10 del mes número 10 del año 10 del tercer milenio de nuestra era. Siendo nuestra numeración de base 10, es una coincidencia que no se podía pasar por alto.




EL CERNÍCALO MALTÉS.




Parece mentira que a estas alturas no os haya contado esta historia. Seguramente la habré eludido porque tengo en ella un papel tan poco airoso que me da un poco de vergüenza, pero ¡donde hay confianza da asco! Os la cuento a continuación.

En el verano de 2005 pasamos una semana en Malta. Que es un lugar interesantísimo. Minúsculo archipiélago formado por la isla de Malta, que tiene el tamaño de la mitad del término municipal de Madrid, Gozo que es mucho más pequeña, Comino que es un islote grande y varias islas, islitas o islotes más, ninguno habitado permanentemente.

Naturalmente sería un lugar italiano, y gracias a la televisión va recomponiendo su entidad natural. Pero tiene el estatus que tendría un Gibraltar independiente, de emancipado apeadero de la ruta imperial británica. Huella permanente está en su bandera que luce la británica Cruz de San Jorge en lugar de la esplendida Cruz de Malta ¡que es algo que clama al cielo!

Por otra parte el idioma dicen que es fenicio “moderno” o normando o vaya usted a saber, pero lo que me parece es que es simplemente árabe un poco modificado.

Son cristianísimos hasta los tuétanos y con tantas banderas con cruces por riscos y caminos que parece que Las Cruzadas aún no se hayan terminado. Pero he oído decir que a Dios le llaman Alá, la antigua capital es Medina, y junto a ella esta Rabat y la presencia económica de Libia es evidente.

Lo nuestro era un paquete compuesto por viaje y estancia en un hotel y nada más si no se quería más. A los de aquel hotel nos llevaron juntos en un autobús y nos reunieron en el hotel el último día para llevarnos juntos en autobús al aeropuerto.

¿Estamos todos?

No…

¿Quién falta?

Creo que faltan tres…

¿Quiénes?

Si. Aquellos morenitos… dijo alguien.

Ah! Sí. Aquellos moros ¿no?

¡No quería decir eso!

¡Ya! Pero eran ellos ¿no?

Pues ya es hora de irse. A lo mejor se han ido por su cuenta ¡Vámonos, no vamos a quedarnos aquí y perder el avión!

Nos llevaron al aeropuerto y andábamos por allí esperando y de pronto, cuando creí que los había olvidado totalmente ¡los reconocí!

¡Coño si son ellos!

¿Quiénes? Me dijo mi chica.

¡Joder, ellos, los que se habían perdido!

No lo recuerdo todo muy bien, pero tanto misterio de no estar y estar a última hora me tenía escamado. Los sigo con la mirada. Era una señora como de cincuenta años o puede que menos con la cabeza cubierta con un velo, una chica joven con el pelo largo y un chico quizás más joven aún con el pelo corto.

Luego los veo sentados en torno a una mesa de la cafetería, con una cuarta persona, un tío, que no esa de la excursión, de la edad de la señora o algo más y sobre la mesa no había cocacolas ni cosas parecidas, sino un libro que se cerraba con una cremallera. Primero me pareció una agenda, luego vi que era un devocionario.

Sin pensar siquiera que puede haber gente religiosa que se entregue a la oración cuando va a emprender un viaje y a separarse, ya que esta circunstancia suele resultar con frecuencia dolorosa, por lo que el rezo colectivo puede ser un consuelo inocente que no debiera despertar recelo. Pero no, sino que presa de la histeria paranoica que se ha instalado en nuestra sociedad a partir de los atentados del 11S me monto la película completa:

“El librito debe ser un corán (¡y a lo mejor era una biblia!) y el tío les está comiendo el coco para que en mitad de la travesía exploten la bomba que seguro llevan en la bolsa”

Sentados allí tan serios y el tío venga a rezar y a rezar y a comerles el coco…

Y le digo a mi chica:

¡Hay que avisar a la policía!

¡Venga ya hombre!

¡Que sí! ¿No los ves?

Y ella ni caso, venga a mirar cosas en el duty free, y comprar tonterías para fundir las pocas liras que nos habían sobrado.

¡Pero joder! ¡¡¡Que nos van a matar!!!

Bueno ¡pues díselo a la policía!

…Con el inglés que yo tengo ¿cómo se lo voy a decir a la policía?

¿Quieres que se lo diga yo? ¡No hombre no! ¡Díselo tú!

¡Y aún sabiendo que era seguro que nos íbamos a matar no tuve cojones de ir a la policía con mi inglés zarrapastroso!

Durante el vuelo casi pillo una tortícolis de mirar para atrás para no perderlos de vista. Y esperando el zambombazo en cualquier momento.

¡Pero no explotó nada! Aterrizamos. Y me dije:
O yo estaba confundido. O no han tenido cojones. O se lo han pensado mejor y habrán dicho que si al de la cafetería le gusta tanto volar aviones ¡Que los vuele él!

Cuando se lo conté a Javi, mi yerno, me dijo:

¡Yo no me hubiera montado en el avión!






3 comentarios:

Angelarcardona dijo...

.....Esta mañana, en la placita sin asfaltar de mi calle (la única tierra de Madrid centro) una vecina leía un libro con cremallera, y yo he dicho: tate, una terrorista. Era la Biblia. Me ha costado trabajo no contarle tu historia, me he interesado por el pasaje y me he largado antes de reír.
Pero es la primera vez que me he fijado en un libro con cremallera.

Besos y hasta el domingo

Ángela

Angelarcardona dijo...

Posdata: Los dibujos son muy bonitos.

Saltes dijo...

¡A lo mejor aquel era una biblia! por otra parte es lo más probable porque aquellos parece q son beatos de porte islámico.
Besos.