Este post nº 125 del Salterio se lo dedico a mi sobrina Elena por su cumple que celebramos hoy. EL VERDE CANTO DEL CISNE.
Al este del edén hay dos grandes pitas de un verde uniforme. Y al oeste un grupo de ellas, de diversas tallas y un poco atigradas, porque las verdes hojas tienen sus bordes amarillos.
Las del este son sólo dos porque les vamos extirpando los hijos, aunque algunos logran sobrevivir. Son plantas gigantescas y algo feroces. Cada hoja tiene casi dos metros de longitud con una aguda púa en el extremo y bordeadas de dos filas de espinas, como dientes, por lo que se asemejan a bocas de cocodrilo. Me he clavado con esos pinchos infinidad de veces, causándome pequeñas heridas bastante dolorosas. Y si se cortan hay que andarse con cuidado, porque tienen una sabia incolora y transparente que para algunas personas resulta muy irritante. Aunque a mí me afecta poco. Verdaderamente son más bellas que peligrosas.
Hace unos días miré distraídamente por la ventana de la cocina y me pareció ver un tronco que sale de una pita. Me acerco y efectivamente, de una de ellas salió un enorme vástago, del orden de seis metros, que no había visto antes. Era como un gigantesco espárrago. O como una gigantesca polla vegetal. Polla o clítoris, o las dos cosas, no sabría precisarlo ahora. Pero de eso se trata, sin duda alguna, porque es el órgano sexual de esa elefantina planta. Destinado a esparcir o a recibir polen, que viene a ser –como es sabido- el esperma de las plantas. Y luego a sembrarlo todo de hijos.
Resulta muy poético. Pero es que además es muy dramático porque a las pitas les pasa como a los salmones, que culminan su vida con el acto sexual y reproductivo. Y cuando florecen y esparcen su polen y sus semillas fecundadas ¡por la mediación de murciélagos! las pitas se mueren.
Me decía Elena: ¿Y esta se va a morir a continuación de florecer, que ya está a punto?
Pues sí.
¿Y no hay modo de salvarla?
Pues no.
Pero no se trata de una muerte rápida y triste. Sino que es un proceso secuencial y fastuoso. Lo que es rápido es el crecimiento de ese árbol tan grande y tan efímero, del que salen ramificaciones floridas, ya os lo iré contando según se vayan produciendo los acontecimientos.
No es que esperen al final de su vida para reproducirse, ya que de un modo clónico las raíces lo siembran todo, se dice que de hijos, más bien de hermanos o quizás de réplicas de la misma pita, que no es individual sino plural. De tener nosotros esa cualidad lo llenaríamos todo de yoes. Y podrían matarnos en uno y sobrevivir en otros ¡Esto de las pitas es cojonudo!
Me ha dicho mi amigo Damián que cuando por fin esparza sus semillas se producirá una masiva invasión de pitas. Estas si serán hijas. Ya veremos cómo nos apañamos para mantenerlas a raya.
Después de la eclosión y la muerte la pita se secará. Pero no hay que cantar derrota, porque sé la manera de reencarnarla. Transformando el seco tallo en un didgeridou.
Sé de estos instrumentos por Damián que fue alumno mío el curso anterior al que acaba de terminar. Un día llevó uno a clase. Se trata de una especie de trompeta larguísima de madera fabricada con el tronco de una pita ahuecado, en toda su longitud, y tiene en la embocadura y en todo el interior un recubrimiento de cera.
Se trata de un instrumento ancestral tocado por una étnia igualmente ancestral, la de los aborígenes australianos. La música que le corresponde está compuesta por altibajos en un sonido continuo como el de una gaita. Y ahí reside una de sus dificultades, que el músico no puede dejar de tocar ¡ni tampoco de respirar! y emite sonidos ininterrumpidamente ¿Cómo es posible? Es que suena tanto al aspirar como al espirar, me aclaró Alejandro. Luego esos músicos tienen un respirar musical ¡Maravilloso!
Me ha dicho mi amigo Damián que cuando por fin esparza sus semillas se producirá una masiva invasión de pitas. Estas si serán hijas. Ya veremos cómo nos apañamos para mantenerlas a raya.
Después de la eclosión y la muerte la pita se secará. Pero no hay que cantar derrota, porque sé la manera de reencarnarla. Transformando el seco tallo en un didgeridou.
Sé de estos instrumentos por Damián que fue alumno mío el curso anterior al que acaba de terminar. Un día llevó uno a clase. Se trata de una especie de trompeta larguísima de madera fabricada con el tronco de una pita ahuecado, en toda su longitud, y tiene en la embocadura y en todo el interior un recubrimiento de cera.
Se trata de un instrumento ancestral tocado por una étnia igualmente ancestral, la de los aborígenes australianos. La música que le corresponde está compuesta por altibajos en un sonido continuo como el de una gaita. Y ahí reside una de sus dificultades, que el músico no puede dejar de tocar ¡ni tampoco de respirar! y emite sonidos ininterrumpidamente ¿Cómo es posible? Es que suena tanto al aspirar como al espirar, me aclaró Alejandro. Luego esos músicos tienen un respirar musical ¡Maravilloso!
Esa música favorece la meditación mística tanto de intérpretes como del auditorio. Damián conoce los secretos de esa música y de ese instrumento que piensa transmitirme. Con lo que me devuelve el favor del magisterio. Pero mucho me temo que no voy a poder dar el tipo como discípulo como él lo dio en su momento.
7 comentarios:
Qué vegetal estás últimamente, jefe! Pero lo de la pita musical es una pasada! Nunca te acostarás...
Sí jefa, yo soy muy vegetal. Y últimamente mucho más.
Es q los profes aprenden mucho de sus alumnos...
¡Si es que en nuestro paraiso perticular pasa de todo! :-)
Yo el primer día que vi el enorme espárrago aluciné, y ahora el árbol que parece japo, y ya le estaban empezando a salir las flores gigantes... No sé si podré ver las flores en todo su esplendor porque me voy de vacaciones. ¡¡Saltés, por favor, haz fotos!!
Lo que me da mucha pena es que luego se vaya a morir... Ya sé que es así la vida, pero... Me consuela un poco pensar que las pitas que han ido saliendo por allí son otros "yos" de la misma pita...
Ana: ahora mismo voy a añadir una foto de las flores, que me parece q no tienen pétalos, aunque sí sépalos y, desde luego, estambres y pistilos, que están todos salidísimos.
¡Gracias, Saltés!
No me fijé el otro día y si que han crecido las flores. Como prenda todo, vamos a tener un paraiso pitero el año que viene...
:-)
Curioso Tomás. Me he pasado años viendo las enormes flores en la provincia de Almería, pero no sabía que era el funeral de la planta. Desde ahora, me gustará verlas, pero me dará pena. Ley de la naturaleza.
¿Que edad tiene la planta?
Un beso.
Angela: que el finado aporte la ofrenda floral...¡es una manera de verlo! En cuanto a la edad, puede q tenga + D 30 años. Un beso.
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