La carta del dibujo seguiría:" rida Ana: Este post nº 124 del Salterio te lo dedico con motivo de tu cumple..."
¡Lo que comen las plantas! ¡No paran de comer en todo el puto día!
El caso es que se alimentan del aire como los camaleones.
Lo cual no es exacto, porque los camaleones no se alimentan del aire, sino de los insectos que vuelan en el aire. Pero las plantas sí, porque se alimentan de uno de los gases que componen el aire. También se alimentan de algo de la tierra, pero muy poco.
El gas que nutre a las plantas es el óxido de carbono, el famoso CO2 tan denostado por los ecologistas, que son, por otra parte, tan amantes de las plantas. Si las plantas pudieran hablar les dirían: “¡Joder! cómo sois tan amigos nuestros y tan enemigos de nuestro papeo”.
Menos mal que a pesar del celo ecologista el CO2 no escasea, que si no iba a haber una hambruna vegetal del copete. Y luego palmarían primero los bichos vegetarianos y después los carnívoros.
¡Es un misterio de cojones! P. E. uno va a prepararse una barbacoa y se compra en un super o en una gasolinera un par de sacos de leña que pesan, pongamos, diez kilos.
La leña es sólida y pesada. Está compuesta por trozos de troncos y de gruesas ramas y el elemento predominante es el carbono, que es sólido. Hace uno su barbacoita, echa sus risas y al final queda un poco de ceniza ¡ni de coña diez kilos, ni siquiera uno! ¡Y dónde están los más de nueve kilos restantes?
Llega el enteradillo y dice: En el aire, en forma de CO2. O sea ¿que el carbono de la leña se ha combinado con el oxígeno que es un gas ligero e invisible y se ha convertido en un gas igualmente ligero e invisible que ha desaparecido sin dejar huella como la pasta que costó la leña? ¡Con lo que pesaba la puta leña! Que se te caía en un pie y te dejaba cojo.
¡Así es! ¡¡¡Acojonante!!! Es algo que uno sabe porque se lo han contado, no porque lo haya podido averiguar por sus propios medios.
Todo eso lo digo porque Anita y Rafa viven en un magnífico piso interior en la calle Chile. Es interior pero muy luminoso porque el patio es tan ancho como una calle. Pero en vez de tener un jardín interior, que sería lo suyo, tiene una cubierta de chapa de un enorme almacén de automóviles. Destaca una altísima chimenea sujeta con vientos por la que salen los fétidos gases de la combustión de los motores de los coches allí almacenados. Algo huele mal, pero hay que fijarse, porque no es evidente.
Anita y Rafa han colocado plantas en el interior de su casa. Destaca una enredadera de poto, que es tropical y están sus verdes hojas veteadas de blanco.
El poto está exuberante. Se extiende por las paredes como si fuera aquello el Amazonas. Claro, está alimentada de puta madre por el CO2 que entra a raudales por las ventanas. Y claro lo absorbe, crece y Ana y Rafa respiran un aire más sano.
Una imagen alimentaría correspondiente al consumo humano equivalente a esta correspondiente al consumo vegetal sería algo así como si al abrir las ventanas se colaran jamones, chorizos, albóndigas, croquetas, tiernas chuletillas y gambas de Huelva…
Bueno, lo del CO2 no debe ser un alimento tan variado, pero es que las plantas no deben ser tan caprichosas. Pero vamos, lo que quiero decir es que tales efluvios del garage para la referida planta viene a ser algo así como si a Ana y a Rafa le hubieran dado barra libre en Al Campo o en el Mercado de Chamartín que es lo que tienen más cerca.
¡Lo que comen las plantas! ¡No paran de comer en todo el puto día!
El caso es que se alimentan del aire como los camaleones.
Lo cual no es exacto, porque los camaleones no se alimentan del aire, sino de los insectos que vuelan en el aire. Pero las plantas sí, porque se alimentan de uno de los gases que componen el aire. También se alimentan de algo de la tierra, pero muy poco.
El gas que nutre a las plantas es el óxido de carbono, el famoso CO2 tan denostado por los ecologistas, que son, por otra parte, tan amantes de las plantas. Si las plantas pudieran hablar les dirían: “¡Joder! cómo sois tan amigos nuestros y tan enemigos de nuestro papeo”.
Menos mal que a pesar del celo ecologista el CO2 no escasea, que si no iba a haber una hambruna vegetal del copete. Y luego palmarían primero los bichos vegetarianos y después los carnívoros.
¡Es un misterio de cojones! P. E. uno va a prepararse una barbacoa y se compra en un super o en una gasolinera un par de sacos de leña que pesan, pongamos, diez kilos.
La leña es sólida y pesada. Está compuesta por trozos de troncos y de gruesas ramas y el elemento predominante es el carbono, que es sólido. Hace uno su barbacoita, echa sus risas y al final queda un poco de ceniza ¡ni de coña diez kilos, ni siquiera uno! ¡Y dónde están los más de nueve kilos restantes?
Llega el enteradillo y dice: En el aire, en forma de CO2. O sea ¿que el carbono de la leña se ha combinado con el oxígeno que es un gas ligero e invisible y se ha convertido en un gas igualmente ligero e invisible que ha desaparecido sin dejar huella como la pasta que costó la leña? ¡Con lo que pesaba la puta leña! Que se te caía en un pie y te dejaba cojo.
¡Así es! ¡¡¡Acojonante!!! Es algo que uno sabe porque se lo han contado, no porque lo haya podido averiguar por sus propios medios.
Todo eso lo digo porque Anita y Rafa viven en un magnífico piso interior en la calle Chile. Es interior pero muy luminoso porque el patio es tan ancho como una calle. Pero en vez de tener un jardín interior, que sería lo suyo, tiene una cubierta de chapa de un enorme almacén de automóviles. Destaca una altísima chimenea sujeta con vientos por la que salen los fétidos gases de la combustión de los motores de los coches allí almacenados. Algo huele mal, pero hay que fijarse, porque no es evidente.
Anita y Rafa han colocado plantas en el interior de su casa. Destaca una enredadera de poto, que es tropical y están sus verdes hojas veteadas de blanco.
El poto está exuberante. Se extiende por las paredes como si fuera aquello el Amazonas. Claro, está alimentada de puta madre por el CO2 que entra a raudales por las ventanas. Y claro lo absorbe, crece y Ana y Rafa respiran un aire más sano.
Una imagen alimentaría correspondiente al consumo humano equivalente a esta correspondiente al consumo vegetal sería algo así como si al abrir las ventanas se colaran jamones, chorizos, albóndigas, croquetas, tiernas chuletillas y gambas de Huelva…
Bueno, lo del CO2 no debe ser un alimento tan variado, pero es que las plantas no deben ser tan caprichosas. Pero vamos, lo que quiero decir es que tales efluvios del garage para la referida planta viene a ser algo así como si a Ana y a Rafa le hubieran dado barra libre en Al Campo o en el Mercado de Chamartín que es lo que tienen más cerca.
5 comentarios:
Jajaja! ¡Qué bueno!
Sí, sí, el poto está que alucinas, apropiándose de todo el salón. Pero las demás plantas también están muy bien. Incluso una orquídea que parece que son más finas... Igual es que el concesionario de abajo es de Honda y el CO2 que nos entra por la ventana es de nivel. :-) Pero vamos, nosotros no podemos ni tender en el patio de lo mal que huele luego la ropa, así que espero que nuestras plantitas nos estén devolviendo los cuidados que les damos en forma de oxígeno, porque si no...
Oye, ¡muchas gracias por la dedicatoria! :-)
Felicidades Ana. Esas plantas reciben sopas con Honda y vuestros primorosos cuidados, por eso están tan hermosas :-)
Yo quiero también felicitar a Ana desde aquí, unas felicitaciones muy "online" te estoy dando este año! Que lo pasen ustedes genial celebrándolo! Un beso fuerte para Ana y familia! Felicidades!
¡Gracias Sana & Saxo!
¡Os echamos de menos el otro día!
:-)
Muchas gracias S&S. Os echamos mucho de menos. Esperamos verte próximamente en un cine de verano.
B SOS.
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