LOS CIEGOS EUROPEOS.
Con este ambiguo título no me refiero a los invidentes del continente europeo. Ni a la ceguera de los ciudadanos de dicho continente a lo que ocurre en el exterior y en el interior, como es la dependencia económica y militar de los Estados Unidos.
Ni al papel de Europa respecto al tercer mundo, ni viceversa, que no se acaba de ver del todo.
Ni a al resurgimiento abrumador del continente asiático, del que la propia Europa no es más que una península…y que no conseguimos terminar de ver.
¿A qué coño te refieres entonces? Me diréis.
Me refiero, digo, a los supuestos habitantes de Europa, el satélite de Júpiter.
¡Joder! diréis.
Por lo que he leído en el dominical del País puede haberlos. Digo más, sería muy sorprendente que no los hubiera. Veamos:
Comencemos con un circunloquio.
Recuerdo mi estupor cuando con 7 años, más o menos, me dijeron que vivimos sobre la superficie de la Tierra. Ya sabía yo que era redonda, pero jamás hubiera imaginado que anduviéramos por encima de esa esfera como lo hacen las hormigas por encima de una pelota. Yo pensaba que sería por dentro. Que en la esfera habría un plano diametral habitado, con sus campos, sus montañas, sus ríos, sus playas y sus mares. Que por debajo estarían las profundidades de la tierra y del mar y por encima la bóveda celeste, por la que circulaba el Sol por el día y la Luna por la noche.
Bueno, pues de haber habitantes en Europa estos estarían, como yo imaginaba, dentro de ese planeta. Nadando en esa enorme pecera. Con un núcleo central sólido. Cubierta por una hermética cáscara de hielo. Y vivirían a tal profundidad que la oscuridad sería absoluta. De lo que infiero que los europeos en cuestión serán ciegos.
Decían en El País que no había que descartar que hubiera vida ya que parece probado que hay un gran océano que ocupa todo el planeta y actividad volcánica debajo de la superficie helada.
Ergo si la panspermia es una teoría verdadera, está garantizada la vida al haber agua y energía. También está probado que Europa está bombardeada de continuo por cuerpos externos, y muchos de ellos podrían sembrar la vida.
De todo o de casi todo eso tenemos experiencia en nuestro planeta. Porque cuando hay vulcanismo en nuestros océanos, a tres mil metros de profundidad, se desarrolla la vida ¡y en abundancia!
Nuestros fondos marinos más profundos son oscurísimos desiertos privados totalmente de vida. Suelo por debajo y agua por encima y nada más. Ni peces abisales ni nada. Una presión terrible y una oscuridad absoluta. Tan sólo dos circunstancias produce oasis en esos inhabitables desiertos: escapes de hidrocarburos y fumarolas producidas por vulcanismo. En tales circunstancias favorables la cosa cambia. Cuando hay hidrocarburos porque hay alimentos para bacterias y estas, a su vez, alimentan a bichos mayores y cuando hay fumarolas porque hay energía, que también alimenta.
En las fumarolas se producen explosiones de vida. Plancton, algas, moluscos, peces monstruosos y aplastados ¡y luz! Porque muchos de esos bichos tienen la habilidad de las luciérnagas. Por lo tanto, puede que haya vida en Europa porque puede ser, y todo lo que puede ser termina siéndolo.
¿Y humanidad? También puede ser, pero al estilo Nemo.
El que piense que una vida exclusivamente acuática no es lo propio está en un error ¡porque es lo suyo! Lo raro es la vida de secano como la conocemos, que no es tan seca, porque los que vivimos fuera del océano, llevamos uno portátil en el interior. En eso también somos como Europa.
Ni al papel de Europa respecto al tercer mundo, ni viceversa, que no se acaba de ver del todo.
Ni a al resurgimiento abrumador del continente asiático, del que la propia Europa no es más que una península…y que no conseguimos terminar de ver.
¿A qué coño te refieres entonces? Me diréis.
Me refiero, digo, a los supuestos habitantes de Europa, el satélite de Júpiter.
¡Joder! diréis.
Por lo que he leído en el dominical del País puede haberlos. Digo más, sería muy sorprendente que no los hubiera. Veamos:
Comencemos con un circunloquio.
Recuerdo mi estupor cuando con 7 años, más o menos, me dijeron que vivimos sobre la superficie de la Tierra. Ya sabía yo que era redonda, pero jamás hubiera imaginado que anduviéramos por encima de esa esfera como lo hacen las hormigas por encima de una pelota. Yo pensaba que sería por dentro. Que en la esfera habría un plano diametral habitado, con sus campos, sus montañas, sus ríos, sus playas y sus mares. Que por debajo estarían las profundidades de la tierra y del mar y por encima la bóveda celeste, por la que circulaba el Sol por el día y la Luna por la noche.
Bueno, pues de haber habitantes en Europa estos estarían, como yo imaginaba, dentro de ese planeta. Nadando en esa enorme pecera. Con un núcleo central sólido. Cubierta por una hermética cáscara de hielo. Y vivirían a tal profundidad que la oscuridad sería absoluta. De lo que infiero que los europeos en cuestión serán ciegos.
Decían en El País que no había que descartar que hubiera vida ya que parece probado que hay un gran océano que ocupa todo el planeta y actividad volcánica debajo de la superficie helada.
Ergo si la panspermia es una teoría verdadera, está garantizada la vida al haber agua y energía. También está probado que Europa está bombardeada de continuo por cuerpos externos, y muchos de ellos podrían sembrar la vida.
De todo o de casi todo eso tenemos experiencia en nuestro planeta. Porque cuando hay vulcanismo en nuestros océanos, a tres mil metros de profundidad, se desarrolla la vida ¡y en abundancia!
Nuestros fondos marinos más profundos son oscurísimos desiertos privados totalmente de vida. Suelo por debajo y agua por encima y nada más. Ni peces abisales ni nada. Una presión terrible y una oscuridad absoluta. Tan sólo dos circunstancias produce oasis en esos inhabitables desiertos: escapes de hidrocarburos y fumarolas producidas por vulcanismo. En tales circunstancias favorables la cosa cambia. Cuando hay hidrocarburos porque hay alimentos para bacterias y estas, a su vez, alimentan a bichos mayores y cuando hay fumarolas porque hay energía, que también alimenta.
En las fumarolas se producen explosiones de vida. Plancton, algas, moluscos, peces monstruosos y aplastados ¡y luz! Porque muchos de esos bichos tienen la habilidad de las luciérnagas. Por lo tanto, puede que haya vida en Europa porque puede ser, y todo lo que puede ser termina siéndolo.
¿Y humanidad? También puede ser, pero al estilo Nemo.
El que piense que una vida exclusivamente acuática no es lo propio está en un error ¡porque es lo suyo! Lo raro es la vida de secano como la conocemos, que no es tan seca, porque los que vivimos fuera del océano, llevamos uno portátil en el interior. En eso también somos como Europa.
4 comentarios:
Muchas gracias, Saltés!!! Por lo que dices Europa es la piscina para todos los gustos (entre el centro calentito y la superficie helada...)
Y además el gusto que da bañarse de noche.
Cuánto tiempo sin comentar, Saltés... Primero, ¡muchas gracias por mi dedicatoria en el post de las golondrinas! Si es que ¡cómo hemos sufrido nosotros con las aves! (Las golondrinas, el pato...)
¡¡Y vaya entrada más buena esta última!!... Al final van a ser antes europeos los de Júpiter que los de Marruecos :-)
¡Cómo no habría de dedicarte el post!
En cuanto a Marruecos la cosa está cruda porque la cristiana Europa no quiere saber nada con los moros. Se dirá...es que es África... y qué más da... si Hawái que es Oceanía es uno de los Estados Unidos de América del Norte ¡cuando uno quiere no caben excusas!
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