UNA HISTORIA VERDADERA.
En el bachillerato yo era un estudiante más malo que el sebo.
No obstante era un buen autodidacta, porque aprendí a dibujar y a pintar bastante decentemente por mi cuenta y riesgo. Más tarde, en la Escuela de Bellas Artes, incomprensiblemente me transformé en un buen estudiante ¡sin darme cuenta! Porque nada más lejos de mi intención.
Pero lo que os voy a contar es una historia que ocurrió cuando yo estudiaba 6º de Bachillerato.
Me la contó Don Jacinto Prieto, catedrático de Filosofía del Instituto La Rábida de Huelva.
En la evaluación final de ese curso Don Jacinto dictó mi nota: SUSPENSO.
Intercedió por mí el catedrático de física y química Don José Sarrión:
¡Vaya hombre! Vas a suspender al único alumno que he visto leer un libro de Ortega en la canoa de Punta Umbría.
¿Es verdad? Preguntó Don Jacinto.
¡Hombre claro! Allí estaba leyendo "La rebelión de las masas". Le pregunté que por qué leía ese libro. Y me dijo que porque le gusta Ortega.
Ah! en ese caso APROBADO, dijo don Jacinto.
Cuando me contaba esto se justificó diciendo que conmigo tenía dudas pero que al final optó por el suspenso, aunque al ver mi afición por la obra de Ortega le pareció más justo aprobarme.
Más tarde en la evaluación Don José Sarrión dictó mis notas: SUSPENSO en Física y SUSPENSO en Química.
Y exclamó Don Jacinto ¡Pues yo lo he visto leyendo un libro de Galileo en la canoa de Punta Umbría !
¡Pues ni por esas lo apruebo! SUSPENSO en FÍSICA y SUSPENSO en QUÍMICA.
¡Para que luego digan que la Filosofía no sirve para nada!
Aunque no para todo...
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