Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 8 de mayo de 2022

No hay que perder la compostura.


 

CARPE DIEM.

Hay quien esté preocupado con los años que tiene...

¡Cuando los años no importan mucho!

Porque un año es el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta al eje del Sol ¡Y qué! ¿Qué tiene eso que ver con la vida de uno?

Tampoco importan los días, que es el tiempo en que tarda la Tierra en dar una vuelta sobre su propio eje ¡Y qué!

Y esas cuestiones astronómicas poco tienen que ver con la vida de la gente. Porque verdaderamente uno vive un día pero muchas veces. Los días pasan ¡y después no se tienen! ¿Es que vas a contar como tuyo el dinero que has gastado? ¡Si ya no lo tienes! 

Lo que importa es que cada día de 24 horas está compuesto de día y noche y, salvo los noctámbulos, uno se despierta, más o menos, al amanecer y se duerme de noche. Y eso ocurre muchas veces.

Por lo que en cualquier caso por un lado vamos cada uno de nosotros y por otro los astros. Y es, precisamente, en los astros en los que se basa la "administración pública" para tenernos debidamente estabulados.

Y nosotros, mansamente seguimos sus designios, respetando fechas y efemérides. Y soplamos las velas en los cumples, gozosamente al principio y enfurruñados cuando barruntamos el final...¡Cuando el final es algo que verdaderamente no nos incumbe!

Lo que importa no son los años sino los días.

O mejor dicho el día que se inicia cuando se despierta uno y se le pone fin cuando se muere uno de sueño y se echa a dormir.

Ese "morirse" metafórico,  se vuelve literal, una sola vez, cuando se hace mutis por el foro...

Por lo tanto cuando uno se despierta cada día lo suyo sería decir:

¡Coño! ¡Pues si estoy vivo!

Y ponerse a vivir en consecuencia.

¿Y si está muerto?

Pues, evidentemente, no está para decir:

¡Coño, pues si estoy muerto!

¡Nada! A él ya no le pasa nada. Ni siquiera le pasa que sea él.

A los suyos, si es que son comme il faut, les joderá la cosa...

Pero a él, mejor dicho, al "ex-él...

¡No!

De lo que deduzco que ese horror a la propia muerte que es tan universal ¡carece de sentido!

¿No os parece?

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