Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

lunes, 17 de marzo de 2014

Hijos de Saturno.


COLGADOS DEL LAUREL.

La fama es muy peligrosa.

A veces la fama toca la frente de alguien y lo bendice ¡y muy bien! Lo malo es que muchas veces los hijos de estos famosos no logran la fama de sus progenitores y eso les causan angustias terribles.

Los apellido notables están cargados de energía que a veces impulsa a los vástagos, pero frecuentemente los destruyen, porque no logran alzar el vuelo y perecen. 

El ser normal, con apellido normal, es normal. Pero parece que no sea posible ser normal con apellido notable. Porque o se triunfa o se fracasa, pero nunca permanecen en paz en el plano de la normalidad. Lo cual es paradójico, porque cuando uno ve de cerca a esa gente notable comprueba que, como todo el mundo, es de carne y hueso. Aunque recubierta de maquillajes, sedas y oropeles, eso sí.

Sé de un caso en el que un padre de notable apellido invirtió el orden de los apellidos de su hijo para librarlo de tan pesada carga. Por aquello de esa canción de la comba: "Yo no soy bonita ni lo quiero ser porque a las bonitas les toca el perder".

Hay casos, como el de Sánchez Mazas, notable intelectual del franquismo, que dos de sus hijos triunfaron, Rafael y Miguel. Mientras que Chicho también triunfó, pero en el infierno.

Otro notable de la cultura franquista fue el poeta Leopoldo Panero, que tuvo una prole de triunfadores infernales. No fue gente desconocida ¡qué tiene su público! pero ninguno gozó del reconocimiento oficial de su progenitor. Ni Leopoldo María, recientemente desaparecido, que vivió un calvario de manicomios, ni sus hermanos que vivieron convulsamente y murieron jóvenes. La famosa película documental de Chávarri "El desencanto" describe ese desastre familiar.

Otro notable, por contraste antifranquista, Eduardo Haro Tecglen, que gozó de un gran reconocimiento hasta el final de su larga vida. Mientras que sus hijos Eduardo Haro Ibars y sus hermanos Eugenio y Alberto fueron estrella fugaces marcadas por la tragedia, A los que el padre sobrevivió muchos años.

Ese patrón familiar se repite mucho. Es famoso el caso de Thomas Mann. Cuya saga también fue retratada en "La familia Mann" por Marianne Krüll. También aquí los hijos tuvieron vidas atormentadas y muertes trágicas.

Creo que no es difícil adivinar la razón de ser de esa maldición filial. Porque para que un artista, escritor o poeta pueda alcanzar la cumbre debe dedicarse a ello intensamente, y eso precisa mucho tiempo, de trabajo y de holganza, y le resulta imposible dedicar a sus hijos la atención que requieren.

Debe ser tal el cúmulo de circunstancias concurrentes para alcanzar la celebridad, que el talento no es más que una de ellas. Y  porque los hijos cumplan, o crean cumplir, ese requisito el asunto no queda resuelto. Y fracasan. Por otra parte, habituados a vivir en la gloria no se conforman con cualquier cosa, y las ocupaciones ordinarias son para ellos despreciables. Y, claro, naufragan.


¡Menos mal que no soy un artista famoso! Porque en tal caso no podría ser como soy, dentro de lo que cabe, un padre de puta madre. Que le pregunten a mis niñas.

2 comentarios:

Ana dijo...

Pero de putísima madre! El mejor!! ;)

saltes dijo...

Ani, se valora tu testimonio hija ¡Besazo!