PASADO, PRESENTE Y
FUTURO.
Como es sabido el sistema solar
está compuesto por el Sol y un conjunto de planetas, que vienen a ser sus
satélites. Y en uno de ellos habitamos nosotros.
Mercurio es como una luna del Sol,
el más próximo al centro de los planetas, algo mayor que la Luna y con algunas
cualidades semejantes.
A continuación vienen tres
planetas: Venus que es como la Tierra en el futuro. La Tierra que es nuestro presente
y Marte que es como la Tierra en el pasado.
Luego viene el planeta que nunca
existió, el Cinturón de Asteroides. Que es anillo del Sol parecido al apenas
conocido de Júpiter y al archiconocido de Saturno. El Cinturón de Asteroides es
la condensación de una masa de rocas que fracasó en su intento de configurarse
como planeta.
Júpiter y Saturno son gigantescos
y semejantes a sistemas planetarios. Con muchos satélites, algunos de tamaño considerable
y probablemente algunos de ellos alberguen vida. Ambos planetas tienen anillos,
es decir satélites que no lograron formarse, o sea, cinturones de asteroides,
como hemos dicho.
Luego vienen dos planetas que son menores
que los anteriores, pero mucho mayores que la Tierra: Urano y Neptuno.
Por último hay una infinidad de
astros menores entre los que está Plutón. Desechado como planeta en votación democrática
entre los sabios del ramo de la astronomía.
Y desde más allá vienen los
cometas. Que describen órbitas elípticas, como todos los astros, y el Sol está en uno de los dos focos. Pero mientras
que las elipses que describen los planetas tiene los focos muy cercanos entre
sí formando casi un centro de una órbita casi cicular, en los cometas las órbitas son muy excénticas, alargadas y con los focos cerca de los extremo, y como el Sol está en uno de ellos los cometas pasan muy cerca corriendo el peligro de achicharrarse, como le ocurrió a uno hace unos días. Por el otro extremo se alejan mucho de los planetas, viajando por lugares muy remotos. En donde
dicen que las moléculas de la vida son muy abundantes y variadas. De modo que
se piensa que al pasar por allí los cometas se impregnan de sustancias vivas que van regando por todo su recorrido.
Por lo que puede que haya vida en más cuerpos celestes que en la Tierra, y se piensa que cualquier otro astro apto para la vida pueda quedar
contaminado por cometas o por meteoritos con semillas vivas, como Europa,
que es una luna de Júpiter y quizás algunos otros. Por otra parte hay que tener en cuenta que los micro organismos son mucho menos exigente para poder vivir que los macro organismos, como nosotros y la vida de esos seres, que son nuestros ancestros, es compatible con temperaturas y ambientes químicos muy extremos. Por lo que es posible que el universo esté mucho más habitado de lo que pensamos.
Marte es más pequeño que la
tierra, tiene un par de satélites pero mucho más chicos que la Luna y parece un
desierto seco y frío. No es seguro que en
este planeta haya o que no haya vida. De haberla estaría enterrada porque no es
seguro que haya agua en superficie, aunque hay huellas de que la hubo. La
atmósfera es tenue y carece de oxígeno por lo que de haber vida sería anaeróbica,
como la que existió en la Tierra hasta la aparición de los organismos con
clorofila. Ergo Marte presenta un panorama semejante al que habría en nuestro
planeta en una fase antiquísima, en la que no había aparecido aún la vida. O de
haberla sería sin oxígeno.
Venus tiene un tamaño muy parecido
al de la Tierra. Curiosamente gira en sentido inverso al de todos los demás
planetas. Y con toda probabilidad carece de vida, porque allí se dan, en grado
superlativo, las condiciones temidas por los ecologistas. Su densísima atmósfera está
compuesta principalmente de dióxido de carbono que producen un brutal efecto
invernadero, alcanzándose en superficie más de 450 grados cuando lo previsible
sería una temperatura parecida a la de la Tierra si no tuviera semejante
atmósfera cubierta por una espesísima corteza de nubes de la que caen lluvias
de ácido sulfúrico que no llegan al suelo porque se evaporan antes. Supondría
el futuro de la Tierra si se cumplieran las previsiones más agoreras de
nuestros conservacionistas más radicales.
Ergo, como he dicho antes Marte
puede ser la imagen de una Tierra antigua, desértica donde aún no se ha
iniciado la vida y Venus el de una Tierra pasada de rosca en la que sus
habitantes habrían provocado un destructor efecto invernadero.
O todo lo contrario.
Que Marte sea la imagen de una
Tierra futura en la que se han secado los océanos, sus mares y sus ríos, de los
que han quedado huellas indudables, su atmósfera se haya disipado en el cielo o
se haya solidificado en sus rocas. Y que la vida se refugie enterrada en una
población bacteriana irreductible.
Mientras que Venus sería la
imagen de una Tierra del pasado, joven con una rica y potente atmósfera, y en
la que aún no han surgido los organismos con clorofila ya que presenta un
panorama atmosférico muy semejante al que se supone que tendría la Tierra al
iniciarse la vida. Y podría estar habitada por poblaciones termófilas que
podrían evolucionas a seres más semejantes a los nuestros.
¡Es la imagen del eterno retorno!
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