"LA YOGURTERA"
Leí, no sé donde, algo que me
encantó, que invertía el orden de los dos primeros principios de la
termodinámica, de modo que lo primero es la ENTROPÍA. Que es lo que se pierde a
efectos prácticos en toda transformación.
Y el segundo es que la materia y la energía ni
se crean ni se destruyen, sino que se transforman. Aunque, según el
primer principio parte se pierde a efectos prácticos.
En casa la entropía se nota
mucho, y en el jardín y en el huerto mucho más. El desorden se impone, y, a
duras penas, conseguimos poner un poco de orden ¡la mierda amenaza con comernos!
Tampoco hay que ser un fanático
del orden ni de la limpieza. Creo que alguna vez he comentado aquí lo que decía
mi amigo Pove que había oído a una
marquesa cordobesa que él conocía, que viene a ser una especie de Tanizaki
nacional:
La gente cree que lo elegante es que las cosas estén limpias y
relucientes. Cuando lo elegante es que las cosas estén "a media
mierda".
Es más fácil contener la entropía
en un sitio estático, con poco uso y pocos cambios. Pero si el sitio es
dinámico la entropía está en su salsa y contenerla o reducirla a la
paradigmática "media mierda" requiere un esfuerzo titánico.
Lo que ya es maravilloso es
conseguir que en una transformación
"se gane algo a efectos prácticos". Y en ese sentido hacemos
algunos progresos. El más reciente de todos es lo que impropiamente llamamos
por analogía "la yogurtera". Se trata de una compostera.
El compost es un producto muy
ecologero que, como es sabido, se logra fermentando o pudriendo o
descomponiendo en elementos más simples los residuos vegetales.
La fermentación o putrefacción la
producen diversos factores, de los que son las bacterias los más importantes. También
es conocido que hay dos modos de pudrir o fermentar: aeróbica y
anaeróbicamente. En el primer procedimiento las bacterias necesitan oxígeno, y
la compostera tiene que estar ventilada. También cooperan organismos
macroscópicos, como las lombrices. En el segundo no interviene el oxígeno y las
bacterias, sobre todo arqueas, trabajan a resguardo de ese gas venenoso para
ellas.
Este procedimiento me gusta más
porque remeda la vida primigenia de la Tierra, cuando aún no se había inventado
la clorofila, pero lo malo es que uno de los productos de esa transformación es
el metano, o gas de los pantanos ¡que apesta! y claro, como la yogurtera está
pegada a la tapia de mi vecino, pues prefiero no tener conflictos que pueda
evitar. Por lo que favorezco la aeróbica. Aunque la otra también se produce en
el interior de la masa sometida a fermentación.
La propia "yogurtera"
ha sido un triunfo del orden sobre la entropía. Porque inicialmente era una
"caja fuencarralera". Es decir una versión fuencarralera de la
"caja china".
La "caja china" es un
invento norteamericano inspirado en el procedimiento que empleaban para hacer
sus asados los chinos que fueron a ese país a trabajar en la construcción del
ferrocarril, que enterraban lo que iban a asar y encima encendían una fogata.
En la caja china en vez de enterrar la pieza de carne la meten en una caja
metálica y encima encienden fuego. Yo solo he visto fotos y vídeos pero me
parece una kk.
Mi amigo Pedro está obsesionado
con la "caja china" y me enredó para que construyéramos una. Bueno,
una versión aproximada, con piezas cochambrosas de estanterías metálicas que
compramos en una chatarrería, que me estuvo ocupando el taller durante meses.
La usamos por fin pero a
diferencia de la auténtica china el fuego se pone dentro, cerca de la carne ¡y
resultó un éxito clamoroso! Pero claro hasta que la volviéramos a usar
¡pasarían años! Y estorba como torpe armario de herramientas del
jardín.
Hasta que se me ocurrió
convertirla en compostera ¡qué gran idea! Y le hice las transformaciones que se
aprecian en las fotos. Por arriba se le echan los yerbajos y hojarasca molida
con la segadora de césped, mezclada con mantillo y regadas. Y pasado un tiempo
se saca el compost por debajo.
Con lo que quito de en medio
todos los restos de podas y limpiezas y obtengo una sustancia para mezclar con la pésima
tierra de Fuencarral formando suelo agrícola, aunque de dudosa calidad.
Lo mejor de todo es que esa
sustancia carbónica la pillan los vegetales del aire. Me decía mi madre que la
gente muy frugal se alimenta del aire como los camaleones. Los camaleones no,
pero las plantas sí.
Son estas unas actividades muy peregrinas ¡pero a la vez muy gratificantes!
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