MUÑACOS DE TRAPO.
Ya he dicho en repetidas
ocasiones que parece que mi percepción del tiempo difiere de la estándar. Que divide
el tiempo en pasado, presente y futuro. Que lo que a mí me gusta es el gerundio,
que es lo que viene ocurriendo. Porque hay cosas que vienen ocurriendo desde
antiguo, mientras que otras ya no ocurren. Y otras que ocurren ahora pero antes
no ocurrían. Por ejemplo: Desde siempre la gente, si puede, se duerme cuando
tiene sueño. No ocurre que la gente de paisano vaya tocada con sombreros de
tres picos salvo para disfrazarse. Y la informática no ocurre desde siempre
sino desde hace poco.
Una de las cosas que he conocido
con mayor vigencia son los dados. En un museo de Palermo vi unos dados ¡del
neolítico! aparentemente idénticos a los actuales del parchís. Es increíble,
pero es así. En ese campo lúdico, si hay juguetes
eternos esos son los muñecos de trapo. Se deben venir usando
ininterrumpidamente desde hace miles de años, no así las Barbis y las Muñecas de
Famosa que requieren una tecnología más avanzada. Seguramente los muñecos de
trapo se usan desde el neolítico, que es cuando se empieza a tejer. Y cuando,
presumiblemente los niños jugarían, como hacen hoy.
Pero claro, no se conservan
muchos muñecos de trapo porque los tejidos se destruyen fácilmente en el
transcurso del tiempo, y salvo que se tomen precauciones especiales, como hicieron
en Paracas, lo suyo es que las telas se estropeen y desaparezcan.
Un muñeco de trapo es un juguete
y más, porque suelen despertar sentimientos afectuosos, ya decía nuestra amiga Paloma
que tiene desde niña un muñeco que despierta en ella los mayores afectos, a pesar
de lo deteriorado que está el pobre debido a los daños que le ha infringido su
perro, que lo adoptó una temporada.
La cosa de los muñecos de trapo está
de moda en casa estos días porque nuestra hija Ana está haciendo estos juguetes.
Ahora tiene ocasión porque chapó el estudio de arquitectura donde trabajaba y
no está el ambiente para estar de aquí me salgo y allí me meto. El caso es que ahora
está en esto y le encanta.
Los muñecos de Ana son únicos, no
hay dos iguales. Están hechos a mano, o a pedal, el de la máquina de coser. La
gracia singular está en las combinaciones de telas de colores y de diversos
estampados. Son versiones, por el momento, de seis modelos en tres tamaños.
En www.kokoros.es los podréis ver.
En estos días podrán verse físicamente en dos ocasiones: una el domingo 16 de diciembre en
el mercadillo "La Bagatela" en la calle Buenavista 16, metro Antón
Martín de 14 a 21 horas y el sábado 22 y el domingo 23 en "Solo Chic
Marquet" en el Restaurante Dabbawala en la calle Españoleto nº 10, metro
Alonso Martínez o Iglesia.
Bueno, pues si vais ¡allí nos
veremos!
4 comentarios:
¡Gracias por esta entrada, Saltés!:-)
A ver en qué queda todo esto, pero de momento nos lo estamos pasando muy bien. Y la cosa es no parar, aunque nos lo pongan chunguísimo!!
¡Gracias las q tú tienes Ana!
Esto está muy interesante y es una satisfacción. Estás desarrollando con toda perfección un proyecto extraordinariamente complejo ¡Enhorabuena!
Doy fe de la importancia de los muñecos de trapo en la vida de uno, el que menciona Tomás es mi amigo "marroncin", que dentro de 1mes cumplirá 35 años! El otro día le decía Anita que estoy preocupada por el cuello de marroncin, esta un poco desgastado y le pedí que sí podía llevarlo al taller de Kokoros a ver si me lo renueva, tunea y moderniza un poco pero sin perder su esencia....
Así qué le deseo a Ana toda la suerte en este proyecto para que muchos niños puedan tener la suerte de tener un Kokoro en su vida!!
Paloma ¡es emocionante lo q dices! Bss
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